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lunes, 1 de julio de 2013

DAMAS DEL MICRO-RELATO

                     DAMAS DEL MICRO-RELATO






                                            MONTSERRAT TORRA (ESPAÑA)




                           EL ARTE DE HACERSE INVISIBLE



Trabajaba todo el día en una librería muy importante, era gran amante de los libros, los adoraba, siempre había en aquella estancia una armonía perfecta.

Las novelas en el primer estante, la historia en el segundo, premios Nóbel un poco más arriba, etc. etc.

Él, como un director de orquesta batuta en mano era el hacedor de tan singular y bella tienda, gentil con la clientela, se sabía de memoria los argumentos de los libros que vendía.

No se le podía pedir más a un buen librero.

Un desafortunado día, apareció el dueño, persona de mal talante y parco en palabras, empezó a no gustarle la distribución de la susodicha tienda, al pobre empleado lo traía de cabeza, - quita estos tomos de aquí, ponlos allá,-

Al otro día cambiaba de parecer, y el dependiente que, para postre se llamaba Fidel, lo traía por el camino de la amargura rozando casi el desespero de tanto oírle despotricar.

Fidel cogió la costumbre para no escuchar tanta palabrería practicar el vacío mental, le iba muy bien, nunca sabía nada, y claro, bien poca cosa hacía, tenía su rincón y allí se sentaba. También ideó hacerse lo más invisible posible, tanto ensayó estas artes que obtuvo pleno éxito.

Se permitía el lujo de pasear por la librería sin que nadie reparase en él, si hablaba, nadie parecía oírlo, lo malo fue que tanto practicó que no llegó acordarse ni de su nombre.

Un buen día se puso a caminar, (por casualidad encontró un sendero) más como no hablaba ni pensaba y además era invisible nadie se dio cuenta de su desaparición.

Quizás aún siga caminando……………….




                                                AMELIA PRIETO (ESPAÑA)
                                      
                                            Un rayo de luz




Abrió los ojos al sentir unos labios que se acercaban a los suyos y la besaban, larga y profundamente, con una pasión concebida desde el delirio, notó cómo su camisa estaba abierta dejando sus turgentes senos al descubierto con sus pezones aún duros. Y sintió cómo una humedad desbordaba su entrepierna. En la oscuridad de su dormitorio su vista se dirigió a un rayo de luz que salía de la tapa recién cerrada de su portátil.

Eternidad

Parecía fuerte hasta que le tuvo enfrente, y fue entonces, cuando la química que había surgido meses atrás reaccionó. Y sus robustos brazos rodearon el frágil cuerpo de mujer enamorada. Sus miradas delataban sus más íntimos deseos de besarse, acariciarse y amarse hasta el amanecer. La magia del amor les hizo volverse invisibles a los ojos de los demás. Y se siguieron amando hasta la eternidad.









                                                MARIA DI IORIO (ARGENTINA)



                                                    EN SILENCIO.



Puedo escuchar, aunque los doctores digan lo contrario o no tengan la certeza de mi estado.
Los oí, cuando decían que tu declaración ante la policía era mentira. No creen que sea víctima de un asalto, sino mas bien de tu maltrato. Pero nada pueden hacer si no despierto.
Ellos vigilan mis signos vitales, no así mis sentimientos.
Ya no quiero que me pidas perdón, que me prometas que no lo volverás hacer.
Ya no quiero tus caricias. Mi cuerpo tenso no pueden disimular el rechazo a tus manos.
Ya no se me eriza la piel con el roce de tus dedos.
Pero carezco de fuerzas. Mi energía desaparece, mi alma se hunde en la oscuridad, me frustro ante el intento y me resigno refugiándome en el silencio. 





                                                            VIAJE INTERNO

Más de una vez intente realizar este viaje, pero la posibilidad de frustración me lo impedía, y volvía sobre mis pasos, esperando el momento oportuno.
El hoy me invita. Porque sí, porque quiero, porque como muchos o como pocos pude elegir. A veces con acierto y otras erradas.
Es como un túnel, sin paredes, ni techos, ni luz artificial, tampoco ventanas que dejen pasar luminosidad, sin embargo puedo ver.
El suelo es firme, me permite un paso seguro a pesar de que debajo de mis pies lo siento desparejo.

Solo cargo la mochila de siempre. A medida que mi memoria lo permite, aparece todo lo que en ella llevo guardado. Un aroma envuelve el lugar, es el perfume de los recuerdos, de los sueños, con sabores dulces, amargos, agridulces. Así…. Como la vida.




                                                                     VACÍO 

Descalza sobre la cornisa fría, sentía una presencia oscura, los edificios se distorsionaban ante sus ojos, que por momentos parecían perder la visión.
Fieras que acechaban, arañas tejiendo sus telas alrededor de su cuerpo impidiéndole  movimientos. Condenada, sin refugio, expuesta su locura oía las voces de seres sin rostro, que en sus vuelos dejaban una estela de confusión acelerando los latidos de su corazón cansado y enfermo.

Se resistía al salto a la nada, aún así deseaba volar, solo esperaba el momento, Buscaba en su espalda ver sus alas, y entonces sí, emprender el vuelo a su libertad.





                                                SUSANA RUGGIERO (ARGENTINA)

                                                   
                                                     EL COFRE



El humo se disipó. Puse las manos en los bolsillos de mi saquito de hilo rosado. Miré a mamá a los ojos y noté su emoción.

Con los atributos de mi anillo de coral viajé al futuro para explorar diferentes circunstancias que me llevaron a ser quien soy. No fue fácil pero me daba cuenta que el vaticinio de Doña Catalina había comenzado y se cumplía tal como dejó escrito lo que tan secretamente había sido guardado en el cofre.




                                                  DESTINO II



Como los sueños que se van con el viento, transformados en arenilla, mis palabras se arremolinan, se entrelazan, se rompen y se pierden como hojas resecas, desprendidas de los paraísos de la Plaza de la Misericordia en una mañana tormentosa. Así siento mi discurso cotidiano, en esta tarde de verano en que el sol quema y abraza un Buenos Aires despoblado y silencioso.



El aire acondicionado me envía su frescura, mientras dispongo sobre el piso las agujas de tejer y coser, con los hilos de seda, cintas aterciopeladas de colores fluorescentes y nacarados, para dar las últimas puntadas a la alfombra, que empecé a construir con retazos de juventud acumulada.

Uno sus bordes con perlas, diamantes diminutos y cristales de roca. Así bordo las luces que me guiarán en este vuelo cada vez más alto, buscando mi destino, hasta quedar acurrucada en el tibio regazo de una platinada nube.

Todo queda perfectamente amalgamado. Mi alfombra mágica con su multiplicidad destellante está lista y extendida sobre el piso y en ella, recuesto mi cuerpo, envuelto con tules y encajes etéreos. Extasiada admiro esta obra de trabajo y amor en escena. 

Cierro los ojos. Parpadeo una y otra vez. Estrellitas iridiscentes se cuelan por las pestañas hasta mis pupilas. Aspiro el perfume de los nardos; flores de amor y de encuentros pasionales. Siento como la suave brisa me eleva y un suspiro dibuja una sonrisa en mi boca y una dulce melodía vibra en mi alma y en mi corazón.






                                                 ELOISA ECHEVARRIA (CHILE)


                                                         AMOR REAL 




Nada los unía físicamente. Sólo los sueños que compartían siendo grandes amigos. Pero sabían que ese lazo jamás podrían romperlo. Aun después de muertos viviría en ellos.

Lo tenían claro. Lo disfrutaban. Lo vivían minuto a minuto. Compartían cada cosa buena o mala que les acontecía. Todas las noches durante muchos años se encontraban al otro lado de la línea para hablar y hacerse cariño en el alma. Y era tal la conexión que tenían que, cuando ella falleció de un derrame cerebral, a él de dio un infarto al corazón. Físicamente nunca se tocaron. Y en la muerte se abrazaron. Ellos conocieron en vida el amor real por eso se fueron juntos. Ellos entendieron que llegar a vivir es venir a avanzar en el amor. Venir a la vida es venir a avanzar en el amor fraterno. Sin tener que haberse tocado físicamente se habían encontrado.




                                     LA ESPERANZA Y EL TIEMPO



El tiempo indomable les manejó la vida con maestría. Impidió que se vieran. Que se olieran siquiera. Sólo la esperanza de ves en cuando les dejaba entrever que en alguna parte estaba esa persona que los haría sonreír desde el alma. Le permitía que se sintieran aun en la distancia. Pero el tiempo convirtió todo en espacios infinitos. En relojes derretidos entre los dedos. Se escapaba. Se escurría. Tiempo cruel que corres sin piedad le recriminaba la esperanza. El amor de ellos tiene que vivirse en esta realidad. Pero el tiempo, sordo en su estela de horas intransigentes, sólo caminaba sin prestar atención más que a su transitar.

Un día, cuando el tiempo estaba sentado, confiado en el trabajo realizado, vino la esperanza con su corazón tan puro y los hizo verse. Desde lejos. Sin tocarse. Se reconocieron al instante. Se llenaron de la luz del otro. Mágico momento con olores dulces que se quedó a habitar, en piel y alma. Prodigioso instante que los llenó de energías nuevas, desconocidas para ambos. Se sentían brillar. Poderosos. Y comprendieron que estaban allí, en la vida recorriendo caminos sin sentido y que ahora sabían que existían para darse el equilibrio para estar acá. Que no estaban solos como siempre habían pensado. 

Desde entonces ambos viven refugiados en la esperanza que les dice que algún día cuando el tiempo se descuide nuevamente podrán alcanzarse para no separarse más. Ella se iba a encargar de hacerlo realidad. Ellos creyeron en la esperanza que les fabricó una playa en donde construyeron un puerto. Un puerto que el tiempo jamás pudo tocar porque lo que sentían era amor del real. Ese que ve que el cuerpo es sólo un envase y lo que importa está dentro.


                                      
                                        MARTHA S. VELÁSQUEZ (COLOMBIA)

                                                PESADILLA





Siempre está allí. Escondida entre las sombras. Acecha. Busca la ocasión. Llega con las primeras horas de la noche. Cruza espacios, inalterable en sus ambiciones.
Ángel Benavides lo sabe y consciente de su presencia la evita. Pretende con su indiferencia mantenerla alejada. Llena sus pensamientos con sus sueños, sus futuros. Agota su cuerpo con las actividades que realiza en aquella taberna casi olvidada, en algún rincón de la ciudad.
La densidad del humo, la música estridente, los gritos de los clientes, impiden todo contacto entre los dos. Por momentos se olvida que en el entramado de su existencia, ella espera por él, para adueñarse de su vida. Aquella figura de color negro-olvido, silenciosa como el transcurrir del tiempo, se pierde en la transparencia de alguna de sus fantasías.
En la madrugada, con la mirada ausente por el cansancio, Ángel regresa a su hogar y como todas las mañanas, cuando el sol empieza su ronda matutina, se mide la muerte. Se envuelve con ella y emprende el viaje hacia la nada.

De repente Ángel vuelve a la realidad de su existencia. Guarda el libro que está leyendo. Es la hora de ir a la universidad.

                               
                                                        EL ASALTO


Día 1 del mes 2. Hace 3 horas se inició la rutina en la ciudad. La brisa mueve las 4 palmas a la entrada del banco de la calle Nº 5. Solo 6 empleados atienden las 7 taquillas. De repente, 8 delincuentes irrumpen en el lugar y los 9 clientes se arrojan aterrorizados al piso. 



Son las 10 de la mañana. Rápidamente llaman al 11-12 de la policía y en 13 minutos, 14 agentes entran por la puerta 15 a la sección 16. Los pillos huyen con 17 bolsas de dinero. En la calle 18, los interceptan las patrullas. 19 personas evitan este robo del siglo 20.

Celebran con 21 cañonazos y 22 canales compiten por transmitir la noticia en 23 países. Ansiosos esperan dar a conocer lo sucedido en las últimas 24 horas. Una odisea perfecta, un día de rutina y nada más.




                              ALICIA MARCELINA MORENO ( ARGENTINA)

                                                      GRITO


Salí a la azotea en plena mañana, sintiendo un terrible dolor en el pecho, miré abajo y la gente indiferente caminaba, cabezas gachas con el aturdimiento de tantas cosas. 



Y mirando el cielo grité tan fuerte como pudieron mis pulmones, la gente miró hacia arriba ¡Pobre esta loca! Decían. Y yo que lloraba, les dije ¡No! ¡¡¡Me di cuenta que estoy viva!!

                                                                     JUAN 


¿Tú creíste que yo me olvidé de ti verdad? No, sólo esperé el momento para hacerlo y creo que hoy es el día. Juan eres el nieto más chiquito con tus siete años no logro descubrirte, te vi feliz cuando te hice la torta te cumpleaños con todos los personajes y apagando las velitas y la bengala con su llama de colores. 

Te gusta el fútbol y corres tras la pelota imaginando quizás ser un gran futbolista y no te decidiste aún, si de River o de Boca.

Creo que imaginas la cancha llena de gente que te grita, ¡Dale Juan!, ¡¡Dale Juan!!Y el pecho se te ensancha de felicidad cuando a los pocos minutos del primer tiempo pateas la pelota y todos gritan ¡¡¡GOL!!!, ¡¡¡GOL!!! Y abrís los brazos abrazando a los hinchas que gritan tu nombre y vos tan feliz, la cara roja de calor y sudor, mostrás la Bandera Argentina. Pero un grito te vuelve a la realidad ¡Juan no rompas el portón con la pelota! ¡Pegás muy fuerte Juan!¡Cómo rompiste las plantas! 
Claro nadie sabía que estabas soñando Juan.



                                                         YERUTI (URUGUAY)

                                                           EL COLECCIONISTA


Hace días que no puedo dormir, cuando logro hacerlo ruiditos en el armario me despiertan. ¡Creo que tengo ratoncitos!

Mañana investigaré.

Saqué toda la ropa del armario, todo está perfectamente colgado, sin una arruga. Pero no encontré al culpable de los ruidos nocturnos.
Guardé todo en su lugar y me dispuse a hacer la tarea. 
En la cocina dentro de una vasija de barro, encontré el tesoro que algún coleccionista guardaba. Todos los botones de mi ropa.

                                                         
                                                           NUEVA OPORTUNIDAD 



Dicen que hace muchos, muchos años una joven hermosa, recién cumplido sus 17 años conoció al que sería el amor de su vida.

Se amaban tanto!! que decidieron casarse.

Se hicieron una promesa, nunca abandonarse en ninguna circunstancia. El destino quiso que ella muriera de una extraña enfermedad, apenas cuando hacía meses de casados. El creyó morir, y en sus oraciones por ella, pedía a Dios que la tratase como a un ángel, por que eso era.
Pasados unos días desde que ella murió, él caminaba por los campos recordando cada momento vivido, sus sueños, sus planes, sus promesas. Se recostó a descansar bajo los árboles y se quedó dormido. Un dulce aroma a jazmines lo despertó y vio como el cielo se abría y depositaba junto él, a la hermosa joven, convertida en ángel. Ella tocó el suelo y el cielo se cerró, sus alitas se volvieron transparentes y una lluvia dulce los bañó. Se miraron tan dulcemente que se amaron con la mirada. Ambos cayeron en un profundo sueño, el canto de las aves los despertó al amanecer.
Ninguno de los dos, recordaba lo pasado. Caminaron a casa tomados de la mano. Por dónde pasaran, dejaban aroma a jazmines y alguna plumita blanca, que algún día, podía descubrir que en la tierra desde ese día había un nuevo ángel.

3 comentarios:

José Valle Valdés dijo...

De mucho gusto.

Gracias por compartírnoslo.

Abrazo

Eloisa Echeverria dijo...

Gracias infinitas por la promoción de mis escritos . Por tu generosidad. Abrazos fraternos!

Alicia Marcelina Moreno dijo...

hermoso blogger, donde encontré tantos queridos amigos..desde ya gracias por poner mi escrito..
un abrazo siempre poetas...

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