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jueves, 8 de junio de 2017

WALT WHITMAN ( EL NORTE DEL VERSO LIBRE )


Walt Whitman

(West Hills, EE UU, 1819 - Camden, id., 1892) Poeta estadounidense. Hijo de madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve vástagos de una familia con escasos recursos económicos. Pasó sólo ocasionalmente por la escuela y pronto tuvo que empezar a trabajar, primero, y a pesar de su escasa formación académica, como maestro itinerante, y más tarde en una imprenta.

Walt Whitman (Retrato de Eakins, 1887)
Allí se despertó su afición por el periodismo, interés que le llevó a trabajar en varios diarios y revistas neoyorquinos. Nombrado director del Brooklyn Eagle en 1846, permaneció en el cargo sólo dos años debido a su disconformidad con la línea abiertamente proesclavista defendida por el periódico. Su afición por la ópera (género que influyó enormemente en su obra poética) le permitió coincidir en una noche de estreno con un dirigente del periódico de Nueva Orleans Crescent, quien lo convenció para que dejara Nueva York y aceptase una oferta para trabajar en el diario.
Durante el viaje hacia al Sur, que emprendió en 1848, tuvo la oportunidad de contemplar una realidad, la de provincias, para él totalmente desconocida y que, en definitiva, sería decisiva para su carrera futura. Por todo este conjunto de experiencias, cuando regresó a Nueva York, unos meses después, abandonó el periodismo y se entregó por completo a la escritura.
La primera edición de su gran obra, sin embargo, no vio la luz hasta 1855. Esta primera edición de Hojas de hierba (Leaves of grass) (habría otras ocho en vida del poeta) constaba de doce poemas, todos ellos sin título, y fue el propio Whitman quien se encargó de editarla y de llevarla a la imprenta. De los mil ejemplares de la tirada, Whitman vendió pocos y regaló la mayoría, uno de ellos a Ralph Waldo Emerson, importante figura de la escena literaria estadounidense y su primer admirador. Su crítica, muy positiva, motivó a Whitman para seguir escribiendo, a pesar de su ruinosa situación económica y de la nula repercusión que, en general, habían tenido sus poemas.
Al año siguiente apareció la segunda edición y, cuatro años más tarde, la tercera, que amplió con un poema de presentación y otro de despedida. La noticia de que su hermano George había sido herido, al comienzo de la Guerra Civil, le impulsó a abandonar Nueva York para ir a verle a Fredericksburg. Más tarde se trasladó a Washington D.C. donde, apesadumbrado por el sufrimiento de los soldados heridos, trabajó voluntariamente como ayudante de enfermería. Tras el fin de la contienda, se estableció en Washington, donde trabajó para la Administración. Allí publicó varios ensayos de contenido político, en los cuales defendía los ideales democráticos, pero rechazaba el materialismo que, a su juicio, impregnaba la vida y las aspiraciones de la sociedad estadounidense.
Aquejado de varias enfermedades, en 1873 se vio obligado a abandonar Washington y trasladarse a Camden, en Nueva Jersey, donde permaneció hasta su muerte. Dedicó los últimos años de su vida a revisar su obra poética, y a escribir nuevos poemas que fue incluyendo en las sucesivas ediciones de Hojas de hierba.
Whitman fue el primer poeta que experimentó las posibilidades del verso libre, sirviéndose para ello de un lenguaje sencillo y cercano a la prosa, a la vez que creaba una nueva mitología para la joven nación estadounidense, según los postulados del americanismo emergente. El individualismo, los relatos de sus propias experiencias, un tratamiento revolucionario del impulso erótico y la creencia en los valores universales de la democracia son los rasgos novedosos de su poética; en línea con el romanticismo del momento, propuso en su poesía una comunión entre los hombres y la naturaleza de signo cercano al panteísmo. Tanto por sus temas como por la forma, la poesía de Whitman se alejaba de todo cuanto se entendía habitualmente por poético, aunque supo crear con los nuevos materiales momentos de hondo lirismo.
FRASES DEL ESCRITOR 
A mi juicio el mejor gobierno es el que deja a la gente en paz.
He aprendido que estar con aquello que me gusta es suficiente.
Ahora conozco el secreto de hacer la mejor persona: crecer bajo el aire abierto y comer y dormir con la tierra.
Lo que satisface el alma es la verdad.
Si llego a mi destino ahora mismo lo aceptaré con alegría y si no llego hasta que transcurran diez millones de años esperaré alegremente también.
La vida es lo poco que nos sobra de la muerte.
Estábamos juntos, el después lo he olvidado.
Me celebro y me canto.
Para mí cada hora del día y la noche es un indescriptible y perfecto milagro.
Si algo es sagrado ése es el cuerpo humano.
Cuando doy, doy a mi mismo.

“Una hoja de hierba”

Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
Walt Whitman


Cuando leí el libro

Cuando leí el libro, la célebre biografía, 
Me dije: "¿Es esto entonces lo que el autor llama una vida de hombre? 
¿Escribirá alguien así mi vida una vez muerto yo? 
Como si algún hombre conociera realmente algo de mi vida, 
Cuando de hecho a menudo yo mismo pienso que poco o nada sé de mi vida, 
Salvo vagas nociones, débiles y difusas imágenes, 
Que persigo constantemente para poder exponer aquí".


cuentos
Mira el mar infinito

Mira el mar infinito. 
Sobre su pecho sale a navegar un navío 
Que despliega sus velas, incluidas las de gavia. 
Su pendón ondea en lo alto mientras aumenta 
Su velocidad de manera majestuosa. 
Debajo, las olas rivalizan, 
Rodean al barco, apiñándose, 
Con brillantes movimientos circulares y espuma.


cuentos cortos
¡Oh yo, vida!


¡Oh yo, vida! Todas estas cuestiones me asaltan, 
Del desfile interminable de los desleales, 
De ciudades llenas de necios, 
De mí mismo, que me reprocho siempre, pues, 
¿Quién es más necio que yo, ni más desleal? 
De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos 
Despreciables, de la lucha siempre renovada, 
De los malos resultados de todo, de las multitudes 
Afanosas y sórdidas que me rodean, 
De los años vacíos e inútiles de los demás, 
Yo entrelazado con los demás, 
La pregunta, ¡oh, mi yo!, la triste pregunta que 
Vuelve: "¿Qué hay de bueno en todo esto?" 
Y la respuesta: 
"Que estás aquí, que existen la vida y la identidad, 
Que prosigue el poderoso drama y que quizás 
Tú contribuyes a él con tu rima".


poesia
Me celebro y me canto a mí mismo

Me celebro y me canto a mí mismo. 
Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir, 
Pues cada átomo mío es también tuyo. 
Vago al azar e invito a vagar a mi alma. 

Vago y me tumbo sobre la tierra, 
Para contemplar un tallo de hierba. 

Mi lengua, cada molécula de mi sangre formada por esta tierra y este aire. 
Nacido aquí de padres cuyos padres nacieron aquí y 
Cuyos padres también aquí nacieron. 
A los treita y siete años de edad, gozando de perfecta salud, 
Comienzo y espero no detenerme hasta morir. 

Que se callen los credos y las escuelas, 
Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y 
Sin olvidarlo nunca. 
Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro. 
Naturaleza sin freno, original energía.


poemas

Yo soy aquel a quien atormenta

Yo soy aquel a quien atormenta el deseo amoroso, 
¿No gravita la Tierra? ¿No atrae la materia 
Atormentada a la materia? 
Así mi cuerpo atrae a los cuerpos de todos aquellos 
A quienes encuentro o conozco.

MICRORELATOS (VOCES AJENAS)

    Microrelatos  Autor. Fausto Antonio Aybar Ureña.   La intrusa. De repente, salió huyendo la come libro, la devoradora de palabras, é...