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jueves, 21 de agosto de 2008
EVA, BUSCANDO EL MAR
Eva, Buscando el Mar
Quién ha dicho
que ella nunca ha visto el mar,
burbujas marinas asediando sus sueños,
aromas de sirenas adheridas a su piel,
fabulas de piratas y duendes naufragando
en el silencio oblicuo de su eco.
Quién ha dicho
que ella nunca ha visto el mar,
cuando el mar habita entre sus ojos
de doncella taciturna, cuando de su vientre
emergen voces de barcos fantasmas.
Tal vez nunca ha visto el mar,
nunca ha tocado el silencio de sus olas
nunca ha acariciado la sutileza de su aliento,
y que, de esos poetas que hicieron del mar su tumba,
y a pertrecharon de sal su llanto.
Por qué llorar,
si ella nunca ha visto el mar,
cuando el mar corre vorazmente entre sus
labios y desmenuza en la calidez del trópico
todo el encanto de su tristeza.
Quién ha dicho
que ella nunca ha visto el mar,
cuando el mar dibuja en su sexo
anémonas fosforescentes, cuando de su lengua
brotan anclas invisibles y palabras olvidadas.
Si, por qué decir que ella
nunca ha visto el mar, cuando el mar
está entre sus ojos, cuando sus ojos son
deshojados por el mar.
jueves, 7 de agosto de 2008
Puertas
Puertas
Y de momentos esas puertas,
puertas donde los ángeles muerden sus orgasmos,
donde la fantasía de los arco iris se inmutan ante
la llegada de una llovizna invisible que golpea los siglos.
Y la he cruzado sin pretender
aniquilar lunas y luciérnagas, tan solo son puertas,
puertas corroídas, quizás olvidadas, llenas de sueños y fantasmas,
interpelando reptiles de esta ciudad devastada.
Y esas puertas, perforadas de ausencia,
lánguidas, retorciéndose entre sus sombras,
ultrajando vientres entre globos blancos,
por que son puertas devoradas por el silencio musical de mi silencio,
por que tan solo son puertas, las puertas del alma.
Liz
Y de momentos esas puertas,
puertas donde los ángeles muerden sus orgasmos,
donde la fantasía de los arco iris se inmutan ante
la llegada de una llovizna invisible que golpea los siglos.
Y la he cruzado sin pretender
aniquilar lunas y luciérnagas, tan solo son puertas,
puertas corroídas, quizás olvidadas, llenas de sueños y fantasmas,
interpelando reptiles de esta ciudad devastada.
Y esas puertas, perforadas de ausencia,
lánguidas, retorciéndose entre sus sombras,
ultrajando vientres entre globos blancos,
por que son puertas devoradas por el silencio musical de mi silencio,
por que tan solo son puertas, las puertas del alma.
Liz
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