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miércoles, 22 de julio de 2020

FRATERNIDAD POÉTICA II (PLANETA DE LOS MONOS) A POEMAZO LIMPIO


Las hormigas nos enseñan que en la unión está la fortaleza, y como un forastero de otra galaxia me asome a ese esxtraño lugar llamado el planeta de los monos, donde puede notar una unísona fraternidad de sus integrantes, por cierto de nombres poetas, donde la diversidad es su estandarte, el poder de la palabra su instrumento más fiel para defender la humanidad.
Pues lectores del blog Espejos y Sombra dejo esta II entrega de (a poemazo limpio), y seguiré como un Quijote más detrás de la poesía, detrás de los seres humanos que son elegido por la poesía para que en la diversidad sean sus voces.     



La imagen puede contener: Beatriz Elena Puertas, sentada


BEATRIZ ELENA PUERTAS (Argentina)

LA PARTIDA

no… no tengo el alma dividida en tres
solo un temblor de hojas en el viento
se cobija en mis manos
y no sé qué es el alma
 tal vez algún hueso quebrantado por la melancolía
que impide comenzar
 el lunes/el martes
cada día/que trae su carcajada/ su enojo/ su belleza
 y tras la ligereza de curarlo todo
 para que el mundo siga me niego a levantarme/
en enero se fue una de los tres
 la que coleccionaba imágenes
 como una ráfaga hacia ninguna parte
 después el otro que tropezaba
 contra las palabras hasta arrancar
 un discurso libertario a pura juventud
 hace poco en abril/el viejo amor,
también partió y odio ese verbo
 que los llevó tan lejos
 ya no los tengo ni los tiene nadie
 solo son fotos solo son recuerdos
 los que crean dirán que al irse ellos
 se encontrarán en un jardín inmenso
 los que saben que esto es irreversible
 echarán la soledad por el embudo de lo perecedero
 yo me pondré en el centro de la cosa porque creo y no creo


TÍA CLELIA

entré a su casa por un pasillo largo que llevaba hasta el patio

tantos años/ tantas luchas

tantos cuerpos destrozados nos separaban

busqué en los rescoldos de la chimenea algún punto en común

para encontrar un nexo

y lo encontré en mis manos pequeñas que a tu influjo

trazaban palotes/ corazones/ relámpagos

en un cuaderno nuevo que sabía a gloria y era color naranja

más tarde se inclinaban sobre una taza de toddy

del almacén del barrio

batido con tus alas de ángel

tiempo después tus poesías siempre encarceladas

despertaron mis gorjeos

cuando ya era tarde para que lo supieras

por la herida donde un rayo depositó

el olvido del mundo

aunque todavía acariciaras mi mano ya madura

desde un atisbo de placer que se llamó al silencio

tanto dejaste en mí/ es tan grande tu huella

yo recibí las letras de tu ser poeta

sojuzgado por la intemperancia de las costumbres

y con ellas el don y el gran trabajo

de encontrarle sentido

adonde estés

si los que creen que todo permanece aciertan

quiero que sepas que fue el mejor regalo

ahora escribo lo que vos no pudiste mostrar

lo que te quemaba el alma prisionera del patriarca

al que otras mujeres solo obedecían

embotadas en tortas caseras/ vidrios impecables/bailes con la escoba

en las monótonas tareas de la casa

mutilaban el enjambre de pájaros

que rondaban tu aliento

rememoro las mañanas de invierno

encendías la estufa de kerosén

para que me levantara

y empezaba el ritual del chocolate

los lápices de punta aguda guardados en una caja azul

de su olor a madera desplumada se desprendía el mundo del futuro

pero no lo sabíamos ni vos ni yo

mi pequeño cuerpo extraña tu pelo ensortijado

el hermetismo de tus ojos claros

y repele la ingratitud y la desesperanza

de los que te amputaron las rimas y

el unicornio de la literatura


La imagen puede contener: una persona

 Oscar Vicente Conde (Argentina)

FRANQUEZA
No ocultes las venas en el fondo de la piel.
A pesar de las sangrías.
A pesar de las grietas que duelen.

Deja fluir tu esencia al viento.
Que las lágrimas acaricien tus mejillas.
No las niegues, porque el dolor será mas profundo.
Deja que tus manos conversen con el silencio.
Que tus ojos ausculten en la nada que se avecina.
Que tus oídos escuchen el llanto de los ángeles.
Y tus labios suelten las mariposas que habitan tu boca.
No te detengas frente a los portales sin dueños.
Ni ante las ventanas con cortinas multicolores,
que flamean como banderas.
No blasfemes a la lluvia.
Ni al sol.
Ni a la luna.
Ni a los pájaros ahora dormidos.
Trata que tus huellas sean firmes.
Tus entregas cotidianas.
Tus palabras acordes con tus hechos.
Sigue a la luz que siempre golpea tus sentidos,
como un eco amigable e inesperado.
Nunca dejes de ser vos, a pesar de los escollos.


No soy el que puso la última palabra
ni el que busca figuras humanas en las nubes
no soy el mendigo de las noches lluviosas
el que reza aunque sabe de sorderas

el que camina despacio para no alejarse de si mismo
el que deja monedas en costales ajenos
el que descree de los gritos de auxilio
ni de los silencios para redimirse
no puedo ser el que necesitas que sea
el que piensa que todo está perdido
el cansino caminante dormido bajo una luna roja
el demonio vestido de blanco
el dios vestido con harapos
el otro
ni el que vuelve después de huir de varias noches
desnudas
no soy el elegido sin que me pidan permiso
ni el que figura como ejemplo
allí donde aparecen otros

no soy el que va a morir por propia decisión
ni por decisión de un tribunal fantasmal
no soy  el que quisiera ser

 La imagen puede contener: una persona


Norma Starke (Argentina)

En el agua cierta mas verdadera que transparente,
 un papel empuja su desesperación contra el cordón de la nada.
Sobre el agua aceitada el reflejo de las hojas apena insiste
El naufragio: tan solo una parte.


Hay otra de mí
tejiendo el horizonte
tímido amanece
el poema

Juegos Olímpicos

corríamos carreras
corríamos

pastitos asomados en la distancia de las baldosas

corríamos sobre el asfalto
corríamos

llegábamos hasta la esquina


La imagen puede contener: Ruben Sebastian Melero, mesa, texto que dice "UAN LUMA"


Ruben Sebastian Melero (Argentina)

A ESTA HORA
El silencio
a esta hora
es un río helado
que pasa y destruye
la trama de los sueños

¿podré dormir
acaso
si mis dedos te peinan?

no sé por qué
a esta hora
el árbol de las palabras se sacude
y despierta a los pájaros

UN MAINUMBY

Destellos de luces
[en el jardín de mi casa
los colibríes vuelven
[desde las ausencias

este que llega
se zambulle en la flor
se suspende a la altura de mis ojos
y dibuja palabras en su vuelo

¿sabré quién es?
¿qué ha venido a decirme?
¿descifraré el mensaje que se oculta
en la caligrafía de sus alas?

¡un mainumby!
exclama mi madre y se sonroja
rubor que leo de inmediato

para ella es la danza
[del bailarín del aire
suyo el secreto

CAER HACIA EL FINAL
Caer hacia el final
como caen los pájaros
sentir cuando se agota
la vibración del vuelo

caer hacia el final
y que la voz apague
el último latido del poema




Vicenta Pinales Done (República Dominicana)

Poema a mi Patria

Quisqueya la bella, alta cómo tus palmares,

bañada de agua y arena, hermosos corales,

de sangre y fuego.

Tierra de anchas praderas, de vivos

montes y de aves errantes que van y vienen.

De nidos hambrientos, cautivos en telas ocultas

y poderes oscuros.

Tierra de encanto, de amores tardíos y besos

robados. ¡Toma tu espada Patria mía,

defiende tu dignidad!

Tus patriotas te diseñaron con sangre y fuego,

¡Patria guerrera! Dios depositó en ti su luz

y en tu escudo una palabra de vida y libertad.

Ondea muy alta tu bandera, el azul de libertad,

el blanco de la pureza y el rojo sangre cantando

tus gestas gloriosas ¡libertad, libertad, libertad!

Libertad

Me gusta el olor de la mañana y

sentarme en los pastos de la infancia.

Acariciar los pétalos de la vida y

forjar praderas.

Vivir como las golondrinas y

en el hábitat construir mi nido.

Levantarme con el sol del alba y

volar al horizonte.

Abrazar el aire inmenso y tierno.

Construir mi universo en un mundo

de ilusiones. Oler la felicidad, la libertad

y volver a los pastos de la infancia


Fabulador
Búscame en la esencia de
tus versos entrelazando
recuerdos que hablan y 

palpitan.
Búscame tejiendo palabras, 
fabulando sueños y 
fabricando virtudes. 
Búscame en tus páginas blancas, 
allí estoy sellando con tintas 
tu voz de ángel. 
Soy escritor.


La imagen puede contener: 2 personas, incluido Carlos J Olivieri
Carlos J Olivieri (República Dominicana)

DESDE AQUEL DÍA

Desde el día en que yo nací:
Vi en vía de mis ojos,
mis ojos pintando
arterias luces.
Nubes tornándose
en los colores grises
acuosos algodones.
¿Como no lo voy creer?
Si, nací con ese Don
Poeta sobre la mar.
¡Que le voy hacer!
Si el ancla que llevo
anclado en mi pecho
es de tanto amar.
Al agua quiero tirar mis versos
y con mis ojos plumas poder remar.
Desde el día en que yo conocí:
Remando vi la sonrisa del sol
abrazando la altura del mar.
Fui marinero de los ríos.
Fui marinero de los mares,
donde mis versos
con los vientos
aprendieron a versear.
Vi la luna perdida en el alba,
sobre las letras celestiales
del Bardo de Avon.
Leyendo sus versos hostiles ,
en los banderines ingleses ,
las estrofas de William Shakespeare.
Sus letras buscaban al hombre ,
de pie la inmortal infamia.
Desde el día en que yo nací:
Vi el sol despertando el sueño.
La madruga fría
llamando su dueño
para poderlo encontrar.
Vi el sueño ansioso de esperanza
llevado de la mano hacia la hilera
de la madriguera tierra.
Los rayos del sol
quebrandose sobre la lluvia.
Vi el mendigo mirando su destino destierro.
Vi el fuego tornando el hierro.
Hierros quebrando huesos .
Huesos rotos buscando su alma.
Alfondo la oscura puerta
abierta de acero.
Vi en el alero
el nido cubierto de hielo.
Desde el día en que yo nací:
Vi los caminos musicales marcados
por la nueva trova
de los años setenta
Caminos de orugas
bordando la ribera
de río piedras.
Me conducían al concierto estudiantil.
Mi respiración el corazón hacia latir.
¡Era la voz poética!
Su canto sutil.
La hora marcada,
era la hora estudiantina
bajando de la sierra
con luces bengalas
bajo la serenata de estrellas.
Eran sus canciones
tan ricas como las mieles.
Fueron sus versos de años
canción del Mediterráneo :
El poeta Joan Manuel Serrat.

La imagen puede contener: una o varias personas, gafas y noche

Zulma Quiñones (Puerto Rico)

OLVIDO

Se esfumó en el aura.
No pude alcanzar tus pisadas,
sombras que la luz deshace
en la madrugada. Tu silencio
me aturdió con dureza y saña.
¡Inercia, congoja!
¡Desaliento, angustia!
Te busqué en mis recuerdos.
No te anhelaron mis besos,
no te buscaron mis manos.
Mis pechos no se sintieron
sedientos de tus abrazos.
El amor se ahogó adentro.
¡Ya basta! ¡Detente!
¡Calla, enmudece!
Es hora de abrir tus alas de nuevo.




NIEBLA


 Te pierdes por los rincones y las callejuelas.

Arropada de blanco, llenas el espacio. Amorfa y desnuda,

sin tocar el suelo, vagas entre sombras. Invades el aire,

penetras lugares remotos y extraños. Humareda

mágica, flotas como barco que surca los mares

a la deriva, solo, sin timonel ni velas,

sin puerto ni ancla, en desesperanza.

Apoderándote, desplazas la noche.

Intrusa mariposa noctámbula,

vuelas entre montes,

cubres las ciudades

y de madrugada,

plegando tus

alas, mueres

solitaria.

¡Huyó tu aliento!




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 Maria Gabriela Micolaucich (Argentina)

Alas

Cuando las encuentres
no me las des, no sabré volar
con el miedo a caer, porque las he dejado
malheridas y perdidas, por quedarme en la tierra
por hacerme mortal, sin saber como duele caminar
por el mundo, sin poder ser aquel ángel vestido de inocencia
y con ellas desde arriba volar lejos, de tanta gente
sin humanidad.

  Sueños 

He recorrido mis sueños hasta llegar al final, del más bello hasta el más triste, ese donde perdí varios destinos sin poderte encontrar…
Me desvelé intentando encontrarte, me obsesioné queriendo en la vida humanizarte y enloquecí por vencida a olvidarte fantasía eterna de mi corazón, así despierta, casi racional, sin hallarte en mis sueños de amor…
Y de insistir me aferré a las pesadillas, escapando de mi, de mi locura de esperarte, mientras otros amores querían despertarme sin lograr que en mis sueños los mirase…
He soñado al fin de nuevo, ahogándome en los mares sin poder cruzarlos, muriendo de frío en la cimas más altas, congelada en el fin del mundo, por sin tu amor...
Y se apiadó el viento envolviéndome en tornado, sin dejarme ir, para regresarme al despertar con el pelo enmaraño a tu lado, a tu abrazo tierno de oso enamorado…


 La imagen puede contener: Sergio A. Giuliodibari, sentada

Sergio A. Giuliodibari (Argentina)

Escribí el mundo, me dijo.
Y yo,
que no entiendo,
que nunca entiendo,
la besé.
Escribí el mundo, me repitió.
Y yo
que tengo pocas
ideas
volví a besarla.
Escribí el mundo, insistió.
Y yo
que soy
un pelotudo
escribí.
Ya no me dijo nada.
Ya no me pidió nada.
Y no
volví
a besarla.
Uno se levanta temprano,
se afeita, se baña, se lava los dientes,
desayuna,
lee el diario, a veces,
como para no andar paseando
con una felicidad insolente
en la cara.
Uno se va de casa, vuelve,
le da uno o más besos a su esposa
según el humor del día,
juega con sus hijos, ve la tele
o escucha un poco la radio, a veces,
las noticias antes de dormir
como para no andar soñando
sueños demasiado
luminosos.
Uno se levanta temprano y tal vez todos lo hacen.
Uno se afeita, se baña, pero no todos pueden.
Uno se lava los dientes y no todos pueden
(muchos no tienen dientes).
Uno desayuna y cada vez son más 
los todos que no pueden,
los todos que se encontrarían en el diario
si pudieran 
leerlo.
Uno se va y vuelve y ya son demasiados
los que no pueden ir, ni volver, ni moverse
o que están obligados a moverse
sin dirigirse a ningún lugar
que no sea la muerte.
Uno le da un beso, o más, a su esposa. Cuántos no pueden.
Uno juega con sus hijos. Cuántos no pueden.
Uno mira la tele, escucha la radio. Un infinito
de otros no puede.
Uno lo hace todo sin pensar, sin pensar un poco siquiera,
como un gran hijo de puta, 
como un hijo de puta con título habilitante,
como un hijo de puta en grado de tentativa, 
como un hijo de puta culposo, sobre todo,
como un hijo de puta a secas.
Uno pretender ser feliz, a pesar de todo.
No puede evitarlo.





NÚMEROS



Un país.
Dos historias, o más.
Tres poderes.
Cuatro estaciones, todos los climas.
Cinco por uno no va a quedar ninguno.
Seis por ciento del PBI cifras oficiales.
Siete pecados capitales ejercidos con absoluta autoridad.
Ocho, dice Riverito, y nadie gana.
Nueve de Julio casi Independencia.
Diez, dios, todo el mundo dentro de la misma pelota.

Doce horas al día y el sueldo que no alcanza.
Catorce bis, aunque nadie se acuerde para qué.
Veinticuatro provincias y un distrito federal.
Cuarenta y nueve presidentes, todos condenados al éxito.
Cien por ciento de humedad.
Doscientos años golpeándonos la cabeza
contra la pared.
Ciento veinticinco. Mil cincuenta.
Treinta mil.

Dos ceros menos, dieciocho mil ciento ochenta y ocho.
Cuatro ceros menos peso argentino.
(Destino de harina la moneda de la patria)
Más ceros, menos ceros, más o menos
ceros
para más moneda y menos plata.

Ocho millones de pobres. El granero del mundo.
Doce millones en el quini pozo vacante.
Veinticinco millones de argentinos
jugaremos el mundial.
Cuarenta millones de boludos.

En ese orden.
En ese 
desorden.


La imagen puede contener: Nancy Lamberto, sentada e interior

Nancy Lamberto (Argentina)

El tiempo inexorable I


Nombres deshojados
vuelan hasta mis manos
como pájaros protegiéndose
en días de tormenta.
El viento golpea las ventanas
un brillo de lluvia
llega desde mi infancia
cuando cierro los ojos.
Mientras un Ángel
entra en los dominios
de la noche.
Contemplo el Universo,
camino las estaciones
donde los seres mueren o nacen.
Debo zurcir la soledad
hasta el grito de la herida
 la íntima pena
amarra un lamento
desde la cruel ausencia.
¿Dónde está la mesa amada
con mis seres queridos?
La oscuridad del tiempo
me la ha robado.
Voces de ceniza
se escuchan
en el teléfono.
Destellos de mi infancia
consumidos, por relojes de humo.
Hoy, nadie pasa por esta calle
tal vez, yo solo sea
una aparición
en esta tarde desierta.


El tiempo inexorable II

Quizás el destino
sea un espejo roto
contra el infinito frío
de una puerta cerrada.
O una marca del mundo
en calendarios que se queman
mientras los días regresan a la frente
desde un inmenso mar
donde se perdió la dicha.
Algo me golpea la nuca.
¿Será que todo regresa?
El manzano en el fondo de mi casa,
el ruido de los trenes
besando los labios de la distancia.
La niebla sobe las baldosas del patio
y  una higuera, perdidos en el tiempo.
Entre esa niebla
los ángeles envían una música
que se convierte en luz
sobre los ojos de la tarde.
Entonces, tomo mis fragmentos
e inicio el último viaje
que marca la memoria.
Ingreso a los ojos
infinitos de un pájaro
fuente de luz en su mirada.
Abro la ventana
a un sitio en el mundo.
Nadie espera
ningún puente, ni puerto,  ni horizonte.
Miro a mi propia mujer de papel
las manos desnudas
como lo eterno.
Hoy soy apenas:
un fósforo que se apaga
bajo la lluvia del tiempo,
una gota de sangre seca
en medio de un páramo
que grita su silencio.









 La imagen puede contener: José Pivín, sonriendo, primer plano


 José Pivin (Argentina-Israel)

DE REMOTAS TIERRAS HABLO

Hablo de remotas tierras

de praderas verdes

y cultivos altos

hablo de lejanas pampas

de caballos salvajes

hablo

y cuando hablo de ríos y de puertos

no son los mismos ríos ni los mismos puertos

que tú te imaginas.

Hablo de curtidos jinetes

y tú piensas en beduinos

montados en camellos.

Digo río y pienso en el Paraná

corcoveando enloquecido

de norte a sur

y cuando digo río

tú piensas en el Jordán estrecho

y recatado.

Hablo del tiempo

y digo friotempestuosolluvia

hablo de invierno

y en este momento

tu disfrutas de solcalorverano.

Hablo de remotas tierras

de praderas verdes

y cultivos altos

hablo de lejanas pampas

de caballos salvajes


lunes, 20 de julio de 2020

FRATERNIDAD POÉTICA (EL PLANETA DE LOS MONOS) A POEMAZO LIMPIO.

Hola amigos lectores del Blog Espejos y sombras, tengo el placer de dejar para todos ustedes esta primera serie de (A Poemazo Limpio), donde la diversidad poética emerge como gota de aire de las profundidades de un ser humano nuevo, el poeta. Todo inicia en las redes, cuando dos seres altruistas se disponen a invadir de poesía las redes con su espacio en Facebook (El planeta de los monos), son ellos, Fernando Ramiro Silber y Mariel Monente. Un espacio que nace de la necesidad de solidaridad de todos los humanos en este tiempo de crisis de salud, física y emocional que vive el mundo. Pues el planeta de los monos es el lugar donde el ego es desplazado por la fraternidad de todos los que allí conviven. Pues sin más retórica y preámbulo vamos a degustar de la diversidad literaria a poemazo limpio.


La imagen puede contener: Mariel Monente, selfie y primer plano

Mariel Monente (Argentina)

Eros
Para nombrarte
hay partes de adoquines, contrabajos, violines
agitados cuerpos a veces juntos, otras
dientes apretados bajo fosas abiertas oliendo en la penumbra
o en la soledad
nombran en el silencio, plagado de presagios
esperan o desesperan
y de alguna forma te llaman...
De incendios y resplandores 

Anatomía del mar 

Conozco la proximidad de su cuerpo
en el instante
de alas extendidas
La gaviota
que fotografié un día
de inhóspita lucha
de desasosiego
mostró su perfil al horizonte
antes de volar.
Entonces llegó el tembladeral de su voz
Sin tocarlo
reedito su sonido iracundo y tierno.
Corren gritando los niños
“la lluvia”, “mi lluvia”
¿es posible?
regresan sobre sus pies turistas mojados
y tu cuerpo
casi desconocido
se acobarda y espera
como una mujer cerca del mar. 

La imagen puede contener: una persona, gafas, barba, primer plano e interior
Marcos Silber (Argentina)

1911

Lo veo.
Desde la borda del poema lo veo.
Catorce años tiene él que va a ser mi padre.
Viene en “Arlanza”. No me ve.
No tiene rostro la tierra que lo espera.
Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Helado trae el dibujo de la letra.
Oigo el naufragio de sus vapores de adentro
y su silencio me da garrotazos por la cabeza.
Grandotas tinieblas le bailan alrededor.
Duele el frío sobre la cubierta.
El muchachito no me ve pero me dicta:
“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,
y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.
Una palabra de lana vuela hasta su cuello,
otra de abrigo desciende sobre sus hombros.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Respira un verde aire de consuelo
cuando me sueña escribiendo
en su sueño de más felicidad.
Y se detiene el que será su forzado carro de labor
para dictarme: apunte, hijo,
la palabra “trabajo y “techo” y “cama” apunte
y también “sopa de pollo
con sus flotantes monedas de oro”.
Lo veo. No me ve.
Le oigo: “tome la mano, hijo,
guíela,
escribamos”.

Autorretrato

Pregunto cuándo se disparó la bengala del inicio,
pregunto qué proclama anunció la bacanal.
“Prolactinoma”, sentenció el mensajero del mal
y al oído me llegó el eco de un sismo remoto
un estallido en los socavones del cerebro.
Pregunto porqué el desorden éste
en el mobiliario de mis facciones.
Hubo diluvios de aguas salvajes responde,
descargas de ciego de una usina embriagada;
agitación y tumulto y demolición y saqueo
hubo en la constelación hormonal.
Pregunto qué mano enemiga
alteró el sentido de la corriente.
“Acromegalia”, agrega el mensajero del mal;
fuga de la tranquila gracia hubo,
el conocido rostro se alejó, regresa
como fantasma, y avanza el mascarón de proa.
Pregunto qué conjura decidió el asalto,
quién ordenó la inmolación?
Nada más pregunto.
Nada más me responde.
Fotos de antes se contemplan entre sí,
con reposada nostalgia,
con cierta piedad.
La imagen puede contener: Beatriz Nantón, comiendo, sentada, comida e interior

Beatriz Nanton (Argentina)
Este río mío

Este río mío
rápido como las nubes
persuasivo como las olas,
este río mío
que corre dentro del río,
soñado en su espejo.
¿Quién me despertará si no, este río?
Alborea el día
la orilla está cerca de mi ventana.
La abro a la mañana dulce,
a la vida y respiro,
mis párpados frescos,
mi piel mojada por el rocío,
el perfume de las lilas,
los reflejos en el agua azul del cielo
tiemblan en mis dedos con el agua dulce.
Si mi poema se pareciera
a este río amado,
dos soledades se abrazarían.


Las palabras Postergadas 

Las palabras postergadas
como polvo que se levanta en el desierto
no llegan
se escapan del propio cuerpo
como agua ausente
como sequía de voces
como triste evidencia.



La imagen puede contener: Salvador Verzi
Salvador Verzi (Argentina)
Odabaires

Despierto cada día
con la alegría de saber
que voy a verte.
Ansioso por recorrer tu cuerpo
de punta a punta, de norte a sur,
mujer-ciudad-mujer.
Imagino el periplo diario, comenzar
por tu larga cabellera de río plata
que baña las costas de tus hombros.
Estacionar en tus ojos verde Lezama,
verde Rosedal, verde Saavedra,
y allí, remontarme tomado de la cola
de un barrilete dominguero
y observar desde arriba tu geografía
de altos edificios, parques, cortadas,
bares, teatros y casas bajas.
Un pelotazo de un picado
me hace colear, y caigo serpenteando
por las barrancas de Belgrano,
me inunda tu perfume agreste y leonino de río.
Por tus pómulos me dejo caer
y me estaciono en tus labios rojos,
rojo noche Palermo, Corrientes, Recoleta.
Doy una vuelta a la manzana de tu cuello
y me deslizo suave por las curvas
de tus calles, silueta laberíntica,
me pierdo en Parque Chas,
entonces me tomo fuerte de tu mano
y vuelo a cien por Libertador,
y a veinte por San Telmo y Madero.
Cayendo la tarde me gusta recorrerla
con Gardel por el Abasto,
mitad shoping, mitad conventillo,
mitad muzzarella, mitad anchoa.
Luego sentarme con Borges a leer poesías.
Entrada la noche, bife y tinto por medio
charlar con Piazzola del chiquilín que lustra.
Y terminar en la madrugada con vos,
encaramarme en la erección del obelisco
y penetrar tus ocultas catacumbas.
En síntesis,
y por si no te queda claro,
estoy perdidamente enamorado de vos
mi mujer-ciudad-mujer,
¡Qué iluso!. Ojalá fueses solo mía
pero te amo tanto
que me permito y te permito
compartirte con tantos otros locos
que como yo te aman y te desean
y sé que a vos, mujer al fin,
te gusta y te enloquece saberte tan amada.


Hoy me dijo la maestra que voy a pasar de grado.
Que seguro en Navidad voy a recibir regalos.
Lo dijo mientras sus manos acariciaban mis brazos.
Yo sé que me vio llorando en la esquinita del patio.
Lo que pasa es que los grandes, los del salón del costado,
Se burlan de mi uniforme y mis zapatos gastados.

Pero no lloro por eso, ellos son maleducados.
Lloro porque mi uniforme parece cuestión de estado.
Mamá dice que la ropa, lo mismo que los zapatos
Debe comprarlos mi padre. Ellos están divorciados.
Porque no se quieren más, porque se ha perdido el lazo.
No les importa que yo me sienta tan amargado.
Si ni se fijan que estoy escuchando a cada rato
Malas palabras a gritos, amenazas de abogados.
Parece que estoy de sobra, que molesto en todos lados.
Cuando llegue Navidad y revise los regalos,
Me gustaría encontrar junto al árbol adornado

Un tren que me lleve lejos, y padres… para estrenarlos

La imagen puede contener: una persona, sentada e interior
Jasmin Rosario Almonte (República Dominicana)

Templo del silencio
Párpados cerrados y ensordecidos mis oídos, un mundo incierto en el abismo nebuloso de dudas.
Mi alma se estremece de inmensos latidos y estoy cansada en la espera.
Paso por el fuego del infierno lastimando mis pies, y voy a mi interior enmudecida.
Ráfagas de luces celestiales, observo desvelando El portal y contemplo la Nada

Danza en la tarde
Me levanto despacio, en el movimiento de mis pies empezó la melodía.
En giros flotamos y el toque erizo mi cuerpo, así seguí sujeta al aire de tu piel.
No quiero abrir los ojos, pues mundos diferentes gravitan a mi alrededor.
Estoy unida a ti, danzando descalza para guardar en la noche estos recuerdos.
No me sueltes en esta oscuridad que me arropa, 
pon a brillar las estrellas y mi alma seguirá tu Luz.

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Nelson Cruz Rodriguez (República Dominicana)

LECTIO
En los salmos hay una fuerte soledad, que solo soporta el espíritu en su nobleza.
Presencia ignorada del ser, que en leve roce deposita sus alas de oro inmaculado.
Liturgia solitaria en el espacio donde se refugia el alma y escucha ecos de Dios.
Horas de presencia angelical, dónde el libro abierto es luz que desborda sabiduría de lo alto.
En el instante que todo lo colma, surge el Verbo y la llama es presencia sagrada.

Despertar de la crisálida
Una gota de cristal se desprende de la hoja que duerme en silencio atrapada en su red, viaja a través de sus sueños deseando con sus alas de seda acariciar el viento en sus ansias infinitas.
Mira más allá de los espejos y trasciende al dejar su envoltura en el vuelo que olvida con el tiempo, su cuerpo se va esfumando en espacios ignorados y en sus colores otros resplandores la habitan.
Tiempo oscuro es su cárcel, llega puntual la hora de liberarse y es irrepetible
mariposa que surca horizontes y espacios al despertar.

  • La imagen puede contener: Mirta Venezia, sonriendo, de pie e interior
  • Mirta Venezia (Argentina)
  • AUNQUE ME DESHOJE

  • Cantar a pesar del dolor de los olivos
    y el invierno constante.
    Desandar la calle que lleva a tu frente.
    Buscar la otra orilla, el cuenco,
    los cuentos de la infancia,
    el bosque ,
    las puntas de tus lagrimales.
    Cantar, con el pecho cerrado y los ojos abiertos.
    Al amparo del rayo de luz que se prende y anida...
    Cantar como una mandarina que estalla
    y desgaja sus soles pétalos brillantes.
    Aunque me deshoje, aunque me desbande
    Aunque no te llegue.
    Cantar como un rezo incendiario a mitad del abismo.
    Flotando en las aspas del muelle añorado
    aquel que desmaya en el agua su pena de río.
    Cantar para despertar ese insomnio cruel de aros de humo.
    Para sacudir tus pupilas de cromo.
    Deambular tu sangre, recorrerte entero.
    Implorando al cielo.
    Aunque no me creas.
    Aunque sólo tu suspiro se enrede en mi cama
    como hálito único de una única vida.
    Espero en algún rellano oscuro.
    Escribo la última huella de la última cita.
    Estreno vestido de luciérnagas para que me veas.

    DOLOR DE LOS OLIVOS
         Cantar a pesar del dolor de los olivos
         y el invierno constante.
         Desandar la calle que lleva a tu frente.
        

         Buscar la otra orilla, el cuenco,
         los cuentos de la infancia,
         el bosque ,
         las puntas de tus lagrimales.
        Cantar, con el pecho cerrado y los ojos abiertos.
        Al amparo del rayo de luz que se prende y anida...
        Cantar como una mandarina que estalla
        y desgaja sus soles pétalos brillante
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La imagen puede contener: una persona, sentada

_    Psigmore Luigi (México)

MADRUGADA E INSOMNIO

Esta madrugada es sorda
oscuros espejos la chispa anuncian inexistente;
Escudera luz matinal se destella en el párpado,
en el cabello alborotado del desvelo impertinente.
Silencio maduro dando el paso en falso,
respirando la pronta luz del 
amanecer...
¿cómo tener tanta palabra 
y poema no grabado?
¿Con qué carne el insomnio marcará la tez?

Esta madrugada está ciega;
se torna sin pudor tiniebla que oculta los versos,
las sílabas oran, por llegar hasta el poeta.
Por ser dichas, por ver el azul del cielo!
Y es rastro de añejado vino el aliento amargo 
de la boca, 
y el galardón de la mañana.
Así la luna concluirá los hastíos y mascaradas, 
dejando un torso apenas 
de las horas.


HIMNO A LA MUJER

Se va coreando tu crimen y tu justicia diamantina,
nevado misticismo, corona rutilante!
Asombro del hombre: ¡tu mitología!
Pinceles humanos admiran tus artes.

En el Génesis, te paseabas con tu irrisoria molicie,
Hechura de omnisciente en el entendimiento.
En las porfías y los deslices,
vas airosa prodigando mansedumbre y tormento!

Acacias en el pecho,
bailando al ecuador
emperatriz de los trópicos alterando el reloj
y las taquicardias del tiempo!

¡tu cóncavo latente 
es como el verso en aguamiel 
ahogando las estaciones y sus intemperies



MICRORELATOS (VOCES AJENAS)

    Microrelatos  Autor. Fausto Antonio Aybar Ureña.   La intrusa. De repente, salió huyendo la come libro, la devoradora de palabras, é...