LLANTO, PIEL DE TODOS
Llora la ciudad,
llora Newtown
pero más lloran los libros ,
mudas las silabas no salen del asombro,
agrietadas las lenguas, se desangra el otoño.
Lloran las flores,
lloran los arlequines,
detrás del cristal, lloran los burócratas,
aquellos que en su silencio legalizaron la ilegalidad,
las luciérnagas agonizan, el verbo impávido, ora.
Lloran las madres
llora la luz,
madrigueras de ceras ,
peluches dormidos, retretes vencidos,
tan solo una limosna, aliento de pólvora,
Llora tú, lloro yo,
lloramos todos, lloran los peces y las aves
la podredumbre estas en nuestras venas,
es el virus de la historia, matar no es de Dios,
blasfema quien olvida.
mutilados los senderos,
los brazos no se cansan , las plegarias no se agotan
el rocío devora el hastío,
los ángeles, centinelas, es la palabra herida.
Lloran los hombres
y también los duendes,
en la vastedad, un río de lagrimas
rebosa el silencio, se aglomeran las sombras,
hincados caemos, ante tanto dolor.
Fausto Antonio Aybar.