MAS QUE CUENTO
COLORIN, COLORADO.
Había una vez,
-¡Ey, ey, ey! , pare eso ahí,
Quien dijo que había una vez, nunca hubo una vez.
-Déjeme contarlo a mí.
Pasa que, estaba sentado en espera del bus, y un señor
con gafas negras llega, saluda, pregunta, no ha pasado el bus de la 9:30, y
reaccionó yo, bueno, pues no, si hubiese pasado nosotros no estaríamos aquí, el
señor pidió excusa por la molestia causada.
Faltaban unos minutos para la 9:30, a la distancia,
deslindando las rayas amarillas se visualiza el bus, nos alineamos según el
orden de llegada, el bus se detiene, abre sus puertas, procedemos a entrar, el
conductor nos detiene, precisa, por
favor, el señor de las gafas negras primero, un murmullo se apodero de la fila, el
conductor se levanta de su asiento y procede a ayudar al señor, en ese preciso
momento comprendí que era un no vidente, intente darme en el pecho por mi mal
proceder, una señora me miro con desprecio, aunque debajo del brazo derecho, es
decir, el sobaco, llevaba una biblia. Al
parecer todos teníamos ese pesar colectivo por lo sucedido, mientras el señor
de las gafas negras se daba por aludido.
Pues, Colorín
colorado este cuento se……….
-¡Como que este cuento se acabó!
-Este no es un cuento, “escritor de la m……”
-Entonces,
dígame usted. ¿Por qué veo? en el semáforo de la 27 de Febrero con Máximo Gómez
cada día, a el señor de las gafas negras pidiendo limosnas para sobrevivir.
Fausto Antonio Aybar Ureña.