¿Por qué?
¿Por qué me eliges a mí?
Hombre común, que
viste pantalón corto, pantuflas y gorra,
que cocina bajo sal, y
no es vegetariano,
que no entiende de
vinos ni de dioses.
¿Por qué yo?
Si solo soy un
transeúnte más en está agitada y abrumada selva geométrica.
Si solo soy una
luciérnaga en su último intento de luz,
residuo del día que no
volverá.
¡Sí!
A ti te pregunto
poesía
¿Por qué yo?
Polilla del madero
invadido por la sangre de toda la sangre
de aquel que dejo su
sangre para redimirnos.
¿Por qué me ha elegido
como siervo de tu voz?
Esa voz que no cesa de hurgar en mis sueños,
que clama por el hombre, y me sumerge en su
dolor.
¿Por qué, por qué yo,
poesía?
Habitante del asombro,
buzo sumergido en un
vertedero de olvido,
exiliado del llanto,
reo del verso,
ermitaño, transgredido
átomo de una historia agraviada.
¿Por qué, por qué yo?
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