ELEGÍA BREVE PARA UNA HISTORIA LARGA.
A las madres, abuelas y bisabuelas argentinas de la plaza de Mayo.
Al asomarse el sol,
vestido de gloria a la plaza mayor,
ve pasar un niño, y no ve su sombra,
una mujer, y no ve su sombra.
un obrero, y no ve su sombra,
un estudiante, y no ve su sombra.
Entonces, el sol,
ya no vestido de gloria, sino de llanto,
reclamó a las sombras que devoraron las sombras.
Y las sombras que devoraron las sombras
intentaron borrar de la historia
a las sombras del sol.
Mas las sombras de las sombras
que fueron desterradas de sus cuerpos,
se levantaron como una sola sombra,
desovaron en los confines del tiempo su verdad,
y llevaron al patíbulo del infierno
a las sombras que asesinaron las sombras
de las sombras de mayo.
Fausto Antonio Aybar Ureña.