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lunes, 30 de abril de 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

PLEGARIA DEL TIEMPO (ANTOLOGÍA )






RECOPILADO POR LA POETA COLOMBIANA
( MARTHA S VELASQUEZ )





PLEGARIA DEL TIEMPO

El reloj se ha parado
a la nueve menos quince
desde hace un siglo,
la ciudad envuelta en el manto
mágico de la lluvia,
en los burdeles las orquídeas
se orinan en nuestros sueños,
en el bus, un repertorio de monólogos
se atrincheran para matar el discurso.

Y el reloj sigue ahí,
sucumbiendo ante el horror
de unos pederastas que se pasean
silenciosos por el ciber espacio
y en los dormitorios destruyen
raíces de tiempos lejanos.
El reloj parece dormir desde hace un siglo,
aquí todo callan, las paredes murmuran
hasta disecar el olvido,
de sombras y espejos se llenan los sueños
por que el reloj no ha muerto,
esta en silencio.



BIOGRAFIA

Yo llegué a este mundo
cuando el invierno pretendía aniquilar
el aliento, llegué mas que desnudo,
llegué entre los huesos,
llegué entre los gritos
de algunos maniquíes olvidados.

Llegué dos onzas para la muerte,
dos segundos más tarde que un aletear de mariposa,
llegué interpelando cada sombra que delataba los sueños.
Yo llegué exhausto, devorando figuras convexas,
bebiendo del líquido blasfemo de la historia.

Yo llegué sobre el polvo
de un cometa extinto, infortunado
por fantasmas de colores, husmeando
entre las bolsas vacías de los reyes magos,
llegué precisamente cuando Capricornio
mordía todo el dolor de su soledad.

Llegué atónito por el llanto reprimido,
por una herida en el costado,
llegué sigiloso,
buscando entre la memoria de lo inexistente,
llegué pretendiendo volver a mi estado fetal,
y asombrosamente ahí estaba ella,
derrochando todo su amor sobre mi carne,
limpiando cada herida de mis almas pasadas.

Ella, yo, en un sueño aleatorio, los reyes magos,
pura ficción, mas cada enero al despertar sólo
ella, la vieja Belén,
llena este corazón de una explosión de amor.
Porque yo llegué a este mundo
cuando ella se vestía en oración.

A mis 46 años, en el día de la vieja Belén



¡OH POESÍA!

¡Oh poesía!
Tierna y conflictiva poesía,
hoy déjame vestirme de carne,
de carne que se diluye en el tiempo,
déjame romper esta fría e inhóspita
estatua de barro, tan sólo enrédame
en la bella podredumbre del torso lacerado.

¡Oh poesía!
Bella y oscura poesía
déjame sacar de gorgota tus raíces
déjame ser la sangre que fructifica
las laderas de la tierra envejecida,
tan sólo ahógame en el grito de esta
gárgola enajenada por la utopía.

¡Oh poesía!
Angelical y esquelética poesía,
ven y rompe esta muralla de olvido,
ven vestida de gloria, pero ven.
Ven vacilante, abnegada, ven entre el lodo
de los rumiantes vespertinos, mancha de un sólo
salivazo la túnica traidora, excomulga a los blasfemos.

¡Oh poesía!
Fantástica y anárquica poesía,
ven, corroe las vísceras de este reloj mugriento,
aniquila este último bastión de oraciones insurrectas,
tan sólo ven, ven en la viscosidad de esta invisible soledad,
pero ven, y has de tu grandeza, la pequeñez
de estos duendes dormidos, de estas mariposas furtivas.



METAMORFOSIS

Allá, ellos,
hilando invisibles horizontes,
buscando en el infinito una
estrella mas intensa que el sol.
Ellos, cargando techos de
sangre y huesos, desempolvando
senderos, ahuyentando
fantasmas y libélulas.

Allá, la distancia remota,
un arcabuz de estruendo suicida,
la mirada fugaz de aquellas
mariposas de pólvoras.
Allá, nada,
el rostro de una excluyente historia,
el aliento incisivo de quien delira.

Aquí, yo,
olfateando la noche infortunada,
sumergido en mi sacrosanto silencio,
acicalando musas noctámbulas,
atragantado entre partituras y sueños.

Yo, mediático, convulsionando en
mis memorias, reo de los siglos,
ellos, la infinita distancia,
de sepulcros y olvido.



TUMULTO DE SOMBRAS

Sólo quedan escarchas,
la ciudad despierta ante la anarquía
de unos cadáveres mugrientos.
Descarnado el sueño, vomita caracoles,
los noctámbulos vuelven a sus capullos
de espinas y semen.

Y hay una luna para cada fantasma,
y se oye el regurgitar de la lluvia
en los vientres dormidos de las libélulas.
La ciudad se viste de neón, la Cibeles
vuelve a los caminos movedizos del tiempo,
Mas la noche aúlla al filtrarse un halo de luz en el corazón.

Sólo quedan luciérnagas.
En los recodos de las noches,
transmutan los sueños, perplejos los noctámbulos
rompen con los iracundos deseos de los lagartos,
vuelven de la oscura soledad los dioses
que encarcelaron las sombras.



EL VIEJO PABLO

Detrás de esta cortina
de lluvia, los árboles,
golpeados por el incesante
lagrimear de las nubes.
De sur a norte el viento
peina las palmeras, los relámpagos
ahuyentan a los perros,
el bramar de los truenos
nos dice que alguien nos
vigila desde la distancia.
Y aquí, el viejo Pablo,
sentado sobre sus miserias,
manos destrozadas por el machete,
ojos en un parpadear continuo de neblinas.
Y corren los arroyos por la vastedad de
sus labios, y el reír de los renacuajos,
como las huellas de estas sombras;
llaman y preguntan, ¿adónde habita el futuro?
Por qué el viejo Pablo
aún en su sueño lo está buscando,
lo está olfateando entre las grutas de los ríos,
entre el trinar melancólico del barancoli.
Y él sigue husmeando entre los senderos,
tal vez pretendiendo
ser el fantasma que de norte a sur
aniquila los sueños.



PREÁMBULO

Ven tócame, pero despacio
porque hay llagas todavía
habitando en mi piel,
porque hay residuos de fantasmas
borbotando entre mis ojos.
Si, tócame, galopemos
como centauros más allá
de la divina placidez de los sueños.

Ven tócame, con la sutileza labradora
de algunas luciérnagas abofeteadas por
las noches, tócame despacio,
espera que el cíclope duerma, que
las lentejuelas ahuyenten los relámpagos,
pero ven, tócame, silbemos, cantemos
entre las cruces de estos cementerios
que aun ríen al tiempo.

Tócame, corróeme, habítame
Si, hazlo, pero despacio, porque
no hay sueños preconcebidos que
alumbran la negritud de las almas.
Ven tócame, llévame hacia ese
abismo donde se bifurca,
lo dialéctico, lo nostálgico,
pero ven vestida como ángel de alas rotas.



ÁNGEL

Ángel
labios que se abrazan,
se disecan, que emergen
entre las lluvias de los sueños,
arco iris de ceniza liberando colores,
musgos de los siglos desterrando la piel,
luciérnagas que habitan en la
oscuridad de tu aliento.

Ángel
sombras durmiendo sobre mi espalda,
fantasma escapando en mil batallas,
semblanzas de tiempos y mariposas,
infinita mudez que nos acorrala.



DORMIDO EN PASCUA

Aullará seis veces la bestia
ante que la humanidad despierte
de esta pesadilla iracunda.
Seis gotas de sangre mancharan
de odio el oasis de los peregrinos
del silencio, más seis palabras reventaran
en la soledad de verbo, y una jauría irreverente
se postrara en la piel mutilada.

Y aquí, ángeles crucificados,
pidiendo a voces mirar al suelo
porque sólo el cielo es de Dios.
Sólo el dedal de inmaculada plenitud
puede filtrarse en este prisma de luz.

Aullará seis veces la bestia, mas la horca
no aliviara el alma traicionada.
Seis veces no bastarán para que las manos
limpien este metal corroído,
flagelado, por una oscura voluntad.

Aullarán no se cuantas veces
los hombres, no se si de miedo,
no se si de impotencia, pero aullarán,
aullarán tanto que sólo Dios podrá
percibirlos, mas no indultarlos.



DESPLAZADOS, VERDAD DEL HORROR

Las ventanas se han cerrados,
el ocaso herido por puñales invisibles,
unas manos homicidas que germinan
entre las grutas del silencio, y pretenden
huir ante este atroz despertar.
He aquí la muerte maldita, defecando
cinismo entre estos labios que reflejaban
libertad.

Las ventanas se han cerrados,
los nardos están expenso de aromas,
entre las sonrisas de los disidentes,
una mirada fría descuartiza la premura de los niños,
se desmiembra cada isla, infortunio del olvido,
caóticos abrazos llegan de la anárquica utopía.

Las ventanas sean cerradas, sean cerradas
ante la afonía de estas palabras que
no fueron más que oraciones vacilantes
de algunos peregrinos que confundieron
su fe con la crueldad. Están casi desechas,
pretendiendo ungir de amor este largo camino
que tan sólo es una maraña de dolor.

(En memoria a los desplazados del mundo)



LABERINTOS I

Luces enredadas entres barrotes de lluvias,
miradas que se suicidan al contactar con las sombras,
jaurías de voces aclamando al viento.
Y aquí entre nosotros, estos laberintos, huellas de sangres,
sueños que se arrastran sobre este mundo de piel fláccida,
canción que nos lleva a la voz del alma.

Y estos laberintos parecen arroparnos de olvido,
parecen adornarnos el corazón de espinas, pululan
en nuestros ojos lágrimas que por milenios habitaron
en este desierto de odio.

Y hoy al callar la carne, hemos podido descubrir
un ángel estacionado en la quinta vena del corazón,
un ángel moribundo, aplaudido por los fantasmas
que rondan el desamor.

¡Ay de estos laberintos!
Cuando de los altos se extiende una mano,
y nos dice que hay que partir, porque tan sólo hay
un lugar en la gruta donde duermen los dioses del silicio,
y es para nosotros, los sempiternos, desnudos de amor.



LABERINTOS II

Y vuelvo a despertar entre ellos,
sumergido en la voraz imputación
de sus sueños, albergando disociadas estrofas
de esta sinfónica mudez, porque son ellos,
los laberintos, esos que ahogan ecos, que oxidan
tarjas y murallas.

Labrintos, ya no de lagos de sangre,
sino de mares de huesos, perplejidad
miradas resbalando en la porosidad del olvido,
rayos de polvo surcando quebradas, hiriendo
momias, atizando odios, masticando
las heces del tiempo.

Y quisiera salir de este embrión
de gárgola disecada, emerger en la liquidez
de estos espejos que derrotaron fantasmas, y romper
con esos laberintos, que desterraron el sueño,
que hicieron de mí, el hombre imperfecto.



DE AMOR Y AVATARES

Amor absorbente,
amor de continentes inundados
en aquellas noches
de turbulentos pasados.

Amor absorbente,
amor de eclipses prematuros
y lunas retorcidas,
amor de metal, de frío y sombras.

Amor absorbente,
amor abatido por cadenas ausentes,
amor equilátero y pluscuamperfecto.

Amor absorbente,
amor sin distancia
sin espacio,
quizás callado,
tal vez mutilado.

Amor absorbente,
amor de dialectos subyugados,
amor amado, amor atrofiado,
amor absorbente y convulsionado.



EN LA LUZ DE LA CARNE

Bajo esta sombrilla, dos cuerpos,
una lluvia invisible y voraz, las huellas
que ya no están, aletean luciérnagas
y mariposas por no claudicar.

Bajo este cielo, hileras de santos,
enlodando el sendero donde se refugian
los ángeles, dos centuriones deslumbrados
por la placidez del tiempo.

Bajo esta carne, una sombra
pintada de asombro, una madre se
arrodilla ante el hijo, una flor
dormida en el libro.

Bajo esta luz, tú, el unicornio
que habita en mis sueños, la muchedumbre
ingerente, imperfecta, quizás yo, diluyendo
el olvido.



DESPUÉS DEL RELÁMPAGO

In Memoriam
al ilustre escritor Dominicano Prof Juan Bosch
En su Centenario.

Miro hacia el cañaveral, más sombra no veo,
disparo a disparo se aglomeran los sueños
en la sangre, repiquetean en los tejados
las invisibles lluvias de Diciembre,
un camino angosto, que se dilata en nuestras huellas
que se posa en los ecos de unos niños moribundos.

Siento el reír de los fantasmas,
andanadas de gritos trepando sobre el bohío,
de grietas los vientres se llenan,
de hojas se visten las ninfas,
y vuelvo a mirar hacia el cañaveral
mientras los cuerpos se arremolinan,
se agigantan, sobre esta cruz de metal.

Y si al mirar a los espejos,
de estas grutas pardas y homicidas
veo sus labios inundados de óbitos,
es que el tiempo no es tiempo,
somos nosotros.



SOLO EL ADIÓS

A Ezequiel Mártir (Papo)

A veces
nos abruma la distancia,
nos acorrala el silencio,
pero que maravilloso es vivir
como viven las mariposas y las estrellas
reposando en contraluz,
eternizando con los sueños,
y de repente emerger
como luciérnagas adornadas
de dignidad.



HAITI VIVE

Hoy hay llanto en la ciudad,
los escombros revisten de dolor
la patria hermana, los niños no volverán
a las escuelas, los enfermos quedaran
enterrado en los hospitales, mas todo
este sonambulismo nos llena de empatía
y fraternidad.

Hoy las lágrimas no tienen idiomas,
no tienen creencias, sólo tienen imágenes
que llenan de tristeza la humanidad.
Hoy la patria llama a sus hijos, sus hijos
aclaman a la bondad del mundo.

Hoy Dios nos ha tocado, ha hecho
una herida en nuestras almas, ha hecho
del dolor una reflexión, del grito un canto.
Hoy serán ruinas, mañana millares de manos
monolíticamente unidas en pos de
nuestros hermanos caídos.

Hay una luz que se avista en la oscuridad
un relámpago que recorre nuestros ungidos
rostros, y hoy Haití esta en nuestros labios,
en nuestras sangres, en nuestros sueños.
Vamos levántate hermano que hay mucho
por compartir



PUERTAS

Y de momentos esas puertas,
puertas donde los ángeles muerden sus orgasmos,
donde la fantasía de los arco iris se inmutan ante
la llegada de una llovizna invisible que golpea los siglos.

Y la he cruzado sin pretender
aniquilar lunas y luciérnagas, tan sólo son puertas,
puertas corroídas, quizás olvidadas,
llenas de sueños y fantasmas,
interpelando reptiles de esta ciudad devastada.

Y esas puertas, perforadas de ausencia,
lánguidas, retorciéndose entre sus sombras,
ultrajando vientres entre globos blancos,
porque son puertas devoradas por el silencio musical de mi silencio,
porque tan sólo son puertas, las puertas del alma.



DESNUDEZ

He
planificado tu muerte
como planifican las golfas
una migaja de amor en
noche de oprobio.

He
planificado tu vuelo
sin saber si aún queda
espacio para tu libertad.

He
planificado tantas cosas,
que he visto crucifijos rotos
ahogándose en una lágrima
y mariposas vigías camuflaje hadas de lodos

He
planificado tu olvido
entres mares de espejos
y a escondida entres los edificios poblados
de reptiles desnudos.

He
planificado tu llanto
sin saber si aún el corazón
palpita brevemente en la oscuridad de mis ojos.



NOVIEMBRE

Nunca he bailado
con las mariposas Noviembre,
sobre el desdén de las sombras
Noviembre esta dormitando,
cuán veloz es el silencio
si en las mañanas un arco iris
de neón se bifurca con el suave
aliento de las flores.

Y aquí como siempre,
un enjambre de soñadores
tratando de vomitar a Noviembre,
de enterrarlo bajo sus uñas
que lloran miseria.

Cuantas ninfas corroídas
bajo la ausencia de Noviembre,
y como si el cosmos se llenara de ruinas,
filas de fantasmas convergen
entre las grietas de Noviembre.



DESPERTAR

Rompen las olas
las murallas del hambre,
la ciudad envuelta
en el estiércol del tiempo,
millares de sombras hacía
la última ensenada del odio.
Y en la brevedad del asombro,
sangre negra rompiendo con
la terquedad de la historia,
acribillando futuros cementerios
de duendes biométricos y discursos sombríos.

Rompe el llanto
con este silencio en mohecido,
abundancia de carne en nuestros huesos
corroído por una estación de olvido,
rompe el hombre con los prejuicios
de algunas alas invadidas de espinas,
y el ser humano, es más humano,
porque aún esta llorando.



EVA

Quién ha dicho
Que ella nunca ha visto el mar,
burbujas marinas asediando sus sueños
aromas de sirenas adheridas a su piel,
fábulas de piratas y duendes naufragando
en el silencio oblicuo de su eco.

Quién ha dicho
que ella nunca ha visto el mar,
cuando el mar habita entre sus ojos
de doncella taciturna, cuando de su vientre
emergen voces de barcos fantasmas.

Tal vez nunca ha visto el mar,
nunca ha tocado el silencio de sus olas
nunca acariciado la sutileza de su aliento,
y que de esos poetas que hicieron del mar su tumba
que apertrecharon de sal su llanto.

Por qué llorar, si ella nunca ha visto el mar,
cuando el mar corre vorazmente entre sus
labios y desmenuza en el tibi edad del trópico
todo el encanto de su tristeza.



COLGADA EN LA PARED

Siento que me mira,
que nos conocemos desde
hace un hilar del tiempo,
que yo corro entre los colores
nauseabundo de tu piel,
que tú habitas
en las incisiones prolíferas de mi olvido.

Siento que me habla
con esa mudez de siglos,
que me vigila entre las hojas secas
de este otoño furibundo,
que voy muriendo
en la filosa oquedad de tu mirada.

Siento como este silencio
nos amarra a la eternidad de un suspiro,
como los restrojos de una historia ensangrentada
nos llama a dilapidar las caricias de estas
calaveras mugrientas.

Siento tanto, que no te siento
que aunque esté aquí, pretendiendo
vigilarme, tan sólo eres una imagen
adherida a la pared,
regurgitando fantasmas en mi piel flagelada.



BOCETO

Dejad que el carbón habite mi piel,
que navegue entre las Hordas sigilosas
de estos espejos lacerados por el tiempo.

Dejad que las arrugas
profanen bellas metáforas,
que las lágrimas se vistan al compás
de los recuerdos.

Dejad que hieran mis sueños,
el bramar de los arco iris al tocar mi voz,
que una luz se filtre en la oscura claridad,
y yo despierte como un boceto, arrugado y muerto.

Por favor dejad,
dejadme en posición prenatal
injuriando los fantasmas
de estas páginas blancas.



SUSURRANDO CON FANTASMAS

Ayer estuvo de visita
por acá, la aurora austral,
me invadió con su frío multicolor,
de silencio se llenaron las milicias
burbujeantes del insomnio,
parecía sucumbir ante la luz medieval
de algunas estrellas, mas todo permanecía
en mutismo, quién ha tocado mi puerta,
si tan sólo sombras me habitan.

Ayer en mis sueños encontré un huésped,
vestía blanco silvestre
carcajadas de los siglos en su vientre,
en sus labios indelebles restrojos del tiempo,
ayer estuvo por acá, un fantasma
que mordisqueaba mi aliento
con su llanto, mas no reí, tan sólo callé



DESAHOGO

Déjame tocar, todo el silencio
que navega entre los murales
de tu piel y reparar a la luz de un cometa
toda la cobardía de mi lengua.

Déjame reír en este solitario
bosque de humano y esparcir mis
fantasmas entre sus edificios agujerados de olvido.

Tan sólo déjame,
déjame huir de mis fantasías,
déjame arrinconarme entre tus
labios de unicornio abatido
y abrigarme entre tus alas de mariposa marchita.

Tan sólo déjame huir de mi silencio,
este silencio que acorrala cordilleras,
que naufraga en mis ojos de duende taciturno
y duerme en la sutileza del tiempo.



ESPEJISMO DEL TIEMPO

Siento
algo aquí
que corre sigilosamente mis entrañas,
que se estaciona en el quicio de mis pensamientos,
que se desprende de las latitudes del invierno,
envejecido, arrugado, desmaterializado.

Algo que carcomió la virginidad
de los sueños y se atrincheró
en la post-persecución.

Siento algo aquí
que habitó en tiempo extraños
y se adueñó de mis parentescos Ramapitecus.

Siento algo imperfecto,
siento como sí en mis lunas
habitaran los muertos.



RECORDANDO A NOVIEMBRE

Corren los duendes bajo el monzón,
Interminables columnas de sueños
atascan el tiempo
y al parecer grillos y salamandras
duermen sobre esta selva de asfalto.

Quién no quisiera rebuscar
entre los aullidos que se esconden
despavoridos de las lluvias o aletear
sin mesura al morir el rocío.

Corren detrás de las libélulas
las orugas moribundas que
un día se estacionaron bajo
la ausencia del otoño.






¿QUIÉN ESTÁ DE VISITA?



Alguien abrió la puerta, aún llueve. En la distancia, la neblina devora la oscura vastedad, el viento hurga entre las camas frívolamente desalojadas, se postra ante este cuerpo vestido de incienso.

Afuera el ladrar de los perros ahuyenta a los duendes espías, todavía se oye el chirriar de la puerta, en sus escondrijos se abrigan las salamanquesas.
¿Será que el miedo engrandece a los fantasmas?



DEFECTO INTERIOR


Miró Juan hacia el acantilado, el mar aún estaba en calma, parecía
una sabana plateada, buscando entre las frías corrientes de este mar de carne, creyó oír las sirenas que habitaban en la oscuridad de aquellos galeones invisibles. Extendió las manos, y ya no estaban, él se sentó abrumado por la distancia, miró como el mar paría el sol, como la luna volvía de retorno a la liquidez de los sueños; envuelto en la magia de colores nómadas, perplejo por voces agrietadas que aún lo llaman.

Ya Juan no era Juan, era el viento, rebuscaba entre las amorfas olas del tiempo, pretendía ser luz de estas palabras ungidas en sueños, y el mar subió a su boca, tocó su cielo, y Juan ya no era viento, sólo agua muriendo entre los dedos, hiriendo este vasto desierto, que no era mar, que no era viento, sólo un resonar de los muertos.



ESCARAMUZA


Cuantas brumas habitan en este corredizo, al parecer la distancia desde el asiento para descansar hasta el dormitorio, es cinco veces más larga que dos leguas, seis veces más extensa que las vorágines de estas dilatadas cruces, y pretendo traspasarla, pero el látigo que agrieta mis labios, es menos audaz que estas gotas de sudor.
Y el corredizo esta ahí, esperando mi primer paso, no entiendo por qué veo tantas sombras, las bombillas aún parpadean, retroceden mis sueños, se recrudecen mis miedos, tocó las paredes para detectar si aún existen resacas pasadas, mas en la habitación, hay un ángel vestido de seda, en mi espera.



DESTERRADOS


Después que los labios agónicamente iban desplazando la saliva por el diálogo, la luna los sorprendió desnudos, engullidos en ecos de pasión. Rompieron abruptamente el sueño, los dioses y sus secuaces volvieron a las ruinas de los mendigos. Ellos bebieron del reflejo de las aguas, acariciaron brevemente el lupanar místico de los ángeles. Se desprendieron del silencio eclipses y relámpagos, y ellos quedaron desnudos, desnudos de Dios.

El fuego arropó su carne, los volcanes del renacer envejecían dilatadamente sus huellas, ya estaban solos, el aire los confinaba al olvido, no había excusas, el mal se había propagado entre sus venas. Sólo quedaba una esperanza: que el hombre se hiciera palabra, que las palabras reivindicaran todo el moho de sus lenguas.



NO MATARA, SEGÚN LA PALABRA


El ataúd estaba recién hecho, la tierra se resistía a recibirlo, se confiscaban abruptamente las palabras, no había otro futuro más que la sangre.
Las mujeres de túnicas blancas mecían sus lágrimas en el silencio, cayeron de las paredes los últimos santos que blasfemaron al hombre.

El golpe fue mortal, era el génesis del odio. Mientras Caín reivindicaba el lodo fatídico de la historia, la tierra lloraba sus difuntos. Y evoluciono en un dormir de los siglos la máquina, ya Caín era pólvora en nuestras sangre, los cementerios de los sueños habían dilatado brevemente los quejidos, y atrozmente las máquinas envenenaban nuestros cantos, reencarnaban este infierno, y Abel hincado, en la ceguedad del filo, nunca lloró, seguía orando a Dios.



DESPUES DE LA MUDEZ


Oh…… Por favor, por favor detente, basta ya, no caben más muertos en este lugar agreste, no cabe más llanto en este cielo de polvo, sólo ruinas se dibujan en el horizonte, se mezclan con esta miseria, con esta hambruna que recorre vientres, huesos y almas, que se atrinchera en la mudez del desatino.

No, no he ultrajado el verbo, no he recorrido el universo en los brazos de Hércules. Sólo esta imperfección del talón de Aquiles la llevo en mi memoria. Por favor sólo detente; he asimilado la estocada. Excúsame si alguna vez todo este rencor se volvió carne. Ven calma este dolor, bendito sea señor.

(En memoria a los hermanos haitianos)



RUMBO SUR I


Es púrpura la noche, hay cantos de atabales en el batey, un olor a sangre
se expande entre los cañaverales. Los ritos milenarios emulan el continuo parpadear de las estrellas.
Los árboles desnudos nos traen sueños infernales, mientras en el camino real hay una luciérnaga que llora irreverentemente al tiempo.
Hay ánimas disecándose entre las hojas del otoño. Sí, es púrpura, púrpura la soledad.



PRESAGIO


El canto melancólico de un gallo a la distancia, es igual que el olor de las rosas al atardecer, se levantan como nubes de aceros los temores. Del otro lado del auricular, la madre bañada en llanto, recibe la trágica noticia de que su raíz iba lentamente desapareciendo en las torrentes aguas del crepúsculo.

Vuelve a cantar el gallo, mas no de tristeza. Ya los nardos se vistieron
de orquídeas, y las mariposas agitan sus alas hacia el imaginario horizonte
de las palabras. La madre aun recuerda la triste tonada; las cruces aletargadas
inundan de lágrimas memorias pasadas, y en el templo, lo negro es dolor.



PARA SIEMPRE


No hay horas oscuras, ni días lluviosos que dejen varados a Petra y a Donato en su misión alboral de recorrer el parque, al parecer la suela del calzado, pretende obviar la distancia de amor que medio siglo ha fecundado entre carnes, huesos y un corazón viril y placentero. Sólo el parque y sus habitantes pueden delatar el dialogo que Petra y Donato explayan cada mañana, sus manos unidas, sus pisadas lentas pero firmes; nos hablan de un pasado umbilical, de una mirada infectada de amor, de dos cuerpos traspasando las insondables huellas del adiós. Y que podrían decir las mariposas y las luciérnagas, de quienes han hecho del hábitat una simple morada para los sueños. Petra y Donato convergiendo en un abrazo sideral; porque no importa cuantos milenios pasen, ellos seguirán recorriendo el parque y sus habitantes.



DIÁLOGO PARA UN ARREPENTIDO


Sólo él subió al púlpito, su refinado léxico envuelto en burbujas de cristal, predecía su habilidad para hilar los bostezos, los demás escuchaban.
Sólo él habló de huellas, de senderos, de dedos abatidos por espinas,
de muchedumbre ahogándose en el vino, los demás pensaban.
Él se llenó de cólera, escupió los santos, abofeteó las vírgenes
tembló el cielo, se destruyó el púlpito, cayó hincado, no brotaron
plegarias, más todos soñaban.



ENTRE LLANTOS


Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron más que fantasía, carne.
El canal vertía sueños. Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.

Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas, mas Tito seguía flotando en este cementerio líquido, Cienfuegos ardía de dolor, la madre en estado de trance, gritó; ¡Oh Diosito!, devuélvemelo, que
hace frío, y está desnudo.



VIEJO PABLO (MICRO)


Es tanta la maleza y la neblina en este amanecer, que el viejo Pablo
con sus ojos invadidos de telarañas pretende tocar las primeras espigas
de arroz que nace mas allá de las colinas infectadas de mosquitos.

Ya el olor del café, se esparce entre el bohío, los mulos con sus árganas
llenas de sueños van recorriendo las laderas de estos campos.
Corren las voces, aúlla el viento, el caer de las castañas en los charcos
del tiempo, nos dicen; que el viejo Pablo está muriendo, que está sumergido
en la impronta milenaria de este reloj de hueso, tal vez sitiado, como puerta que la corroe el silencio.



LA NIÑA SIRENA


Suena la sirena, velozmente se desplaza el vehículo en la noche, todo
esta preparado en el quirófano. La madre es primeriza, corren gotas de
ansiedad entre sus piernas. El Hospital Central esta a la espera, es un gran
dilema para el esposo; es su primogénito, tanto nerviosismo no es extraño.
Son aproximadamente la tres de la mañana, el médico vestido de blanco,
las enfermeras vestidas de sueños. La madre comienza a pujar, la bella criatura viene braceando desde los recodos del amor. El dolor es intenso, el llanto continuo, pero es de felicidad cuando se asoma el grito manumisor de la vida, y al asomar la cabeza, puede oler la fertilidad de las flores. El médico lo levanta en símbolo de triunfo, no puede descubrir el sexo, de repente; todos en el quirófano quedan asombrados, la criatura tiene las extremidades inferiores entrelazadas, la madre atónita adormece, el médico exclama: ¡Es niña!, es una niña sirena.
La noticia llega hasta el padre; él, confundido, disociado, busca entre su memoria una repuesta, busca entre sus oraciones una explicación, pero si es de Dios la voluntad, que sea de fiesta para todos.





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"Hay un pasado que se fue para siempre,
pero hay un futuro que todavía es nuestro."
Robertson F. William.
Los hombres que alquilan sus idea, son los hombres que no reconocen sus sueños.

( Fausto Antonio Aybar U )

martes, 6 de marzo de 2012

DESDE EL OTRO HOMBRE, A LA MEMORIA DE NELSON MANDELA





                      No hay texto alternativo automático disponible.                                      



                                                     
                                     
DESDE EL OTRO HOMBRE
A la memoria de Nelson Mandela 

Amo a los humanos
que odian a los humanos,
siempre luz, nunca sombra.
Vengo de un vientre noble,
vuelvo hacia él.
¿Por qué llorar?
Si yo soy ustedes,
los tambores me acompañan,
mi despedida no es un hastío de olvido,
es una fiesta de rosas y plegarias nuevas.

Amo a los humanos
que olvidaron su desnudez,
que blasfemaron la conjura.
que aniquilaron sus almas
No soy historia de un libro olvidado,
soy alas, soy pueblo,
surco del sueño infinito, 
semilla, que resiste los tiempos.

Amo los humanos,
a los barrotes que encarcelaron la lengua,
a la pólvora, cruel invento de hombres de odio,
porque de ellos nacieron,
nuevas alas para perdonar. 

Amo a los humanos
que no lloran,
que habitan en el acero,
que hicieron de la noche la madriguera del miedo,
soy lágrima de su eterno silencio,
elocuente sonrisa anclada en los cielos.

Fausto Antonio Aybar Ureña

domingo, 4 de marzo de 2012

MÁS ALLA DEL LÍMITE





MÁS ALLA DEL LÍMITE


En su pecho el 273.
Gira la rueda, rueda la silla,
su mano izquierda, única sobreviviente
del colapso, no hay propósitos distantes,
una sonrisa, una mirada, carcajadas
de sueños en sus labios.
Gira la vida, el 273 se estremece en su pecho,
gotas saladas irrigan su alma, la meta no es el limite;
es la excusa, prefiere volar, mas no arrastrarse
hacia el olvido, una muchedumbre de sombras
en aplausos continuos.
Los limites no son del cuerpo; son de la mente.
Gira y gira la rueda, rueda y rueda la vida,
un aliento, un suspiro,
sendero y luz; para quien no claudico.

La poesía no nos pertenece, le pertenece a ellos,
Los que nos inspiran.

Fausto Antonio Aybar Ureña.

lunes, 27 de febrero de 2012

DECLARO QUE.....

DECLARO QUE……

No quiero,
ni necesito tu canto,
ese canto, es el canto
de lo que cantan,
lo que no quieren cantar .
Tal vez prefiera el trinar
de los fósiles herméticos de la noche,
el sonido del agua sobre la tierra herida,
las miradas perdidas de la casuchas vacías.


No necesito,
ni quiero tu canto,
ese fétido canto que recorre
el sueño moribundo, que va tocando
madera en la primogénita soledad.
Perdón, nunca he habitado en
las frías palabras de mármol,
sólo en mis venas navegan
sonrisas de bengalas, pirotécnicos
unicornios de un libro olvidado.


No quiero
ni necesito tu canto,
porque tu canto es el epígrafe
de los difuntos del tiempo,
es la hoja tectónica del llanto,
pues déjame ahogarme en mi murmullo,
ese murmullo de relámpagos,
luz indeleble del sueño,
profecía de un árbol,
susurro del viento.


Fausto Antonio Aybar Ureña.

Miriam Mejía, Haijina dominicana.

  Miriam Mejía. En el oasis de la brevedad.   El Blog Espejos y sombras en su continuo caminar por la senda del haiku dominicano, se d...