Las hormigas nos enseñan que en la unión está la fortaleza, y como un forastero de otra galaxia me asome a ese esxtraño lugar llamado el planeta de los monos, donde puede notar una unísona fraternidad de sus integrantes, por cierto de nombres poetas, donde la diversidad es su estandarte, el poder de la palabra su instrumento más fiel para defender la humanidad.
Pues lectores del blog Espejos y Sombra dejo esta II entrega de (a poemazo limpio), y seguiré como un Quijote más detrás de la poesía, detrás de los seres humanos que son elegido por la poesía para que en la diversidad sean sus voces.
BEATRIZ ELENA PUERTAS (Argentina)
LA PARTIDA
no… no tengo el
alma dividida en tres
solo un temblor de
hojas en el viento
se cobija en mis
manos
y no sé qué es el
alma
tal vez algún hueso quebrantado por la
melancolía
que impide
comenzar
el lunes/el martes
cada día/que trae
su carcajada/ su enojo/ su belleza
y tras la ligereza de curarlo todo
para que el mundo siga me niego a levantarme/
en enero se fue
una de los tres
la que coleccionaba imágenes
como una ráfaga hacia ninguna parte
después el otro que tropezaba
contra las palabras hasta arrancar
un discurso libertario a pura juventud
hace poco en abril/el viejo amor,
también partió y
odio ese verbo
que los llevó tan lejos
ya no los tengo ni los tiene nadie
solo son fotos solo son recuerdos
los que crean dirán que al irse ellos
se encontrarán en un jardín inmenso
los que saben que esto es irreversible
echarán la soledad por el embudo de lo
perecedero
yo me pondré en el centro de la cosa porque
creo y no creo
TÍA CLELIA
entré a su casa por un pasillo largo que
llevaba hasta el patio
tantos años/ tantas luchas
tantos cuerpos destrozados nos separaban
busqué en los rescoldos de la chimenea
algún punto en común
para encontrar un nexo
y lo encontré en mis manos pequeñas que
a tu influjo
trazaban palotes/ corazones/ relámpagos
en un cuaderno nuevo que sabía a gloria
y era color naranja
más tarde se inclinaban sobre una taza
de toddy
del almacén del barrio
batido con tus alas de ángel
tiempo después tus poesías siempre
encarceladas
despertaron mis gorjeos
cuando ya era tarde para que lo supieras
por la herida donde un rayo depositó
el olvido del mundo
aunque todavía acariciaras mi mano ya
madura
desde un atisbo de placer que se llamó
al silencio
tanto dejaste en mí/ es tan grande tu
huella
yo recibí las letras de tu ser poeta
sojuzgado por la intemperancia de las
costumbres
y con ellas el don y el gran trabajo
de encontrarle sentido
adonde estés
si los que creen que todo permanece
aciertan
quiero que sepas que fue el mejor regalo
ahora escribo lo que vos no pudiste
mostrar
lo que te quemaba el alma prisionera del
patriarca
al que otras mujeres solo obedecían
embotadas en tortas caseras/ vidrios
impecables/bailes con la escoba
en las monótonas tareas de la casa
mutilaban el enjambre de pájaros
que rondaban tu aliento
rememoro las mañanas de invierno
encendías la estufa de kerosén
para que me levantara
y empezaba el ritual del chocolate
los lápices de punta aguda guardados en
una caja azul
de su olor a madera desplumada se
desprendía el mundo del futuro
pero no lo sabíamos ni vos ni yo
mi pequeño cuerpo extraña tu pelo
ensortijado
el hermetismo de tus ojos claros
y repele la ingratitud y la desesperanza
de los que te amputaron las rimas y
el unicornio de la literatura
Oscar Vicente Conde (Argentina)
FRANQUEZA
No ocultes las venas en el fondo de la piel.
A pesar de las sangrías.
A pesar de las grietas que duelen.
Deja fluir tu esencia al viento.
Que las lágrimas acaricien tus mejillas.
No las niegues, porque el dolor será mas profundo.
Deja que tus manos conversen con
el silencio.
Que tus ojos ausculten en la nada que se avecina.
Que tus oídos escuchen el llanto de los ángeles.
Y tus labios suelten las mariposas que habitan tu boca.
No te detengas frente a los
portales sin dueños.
Ni ante las ventanas con cortinas multicolores,
que flamean como banderas.
No blasfemes a la lluvia.
Ni al sol.
Ni a la luna.
Ni a los pájaros ahora dormidos.
Trata que tus huellas sean
firmes.
Tus entregas cotidianas.
Tus palabras acordes con tus hechos.
Sigue a la luz que siempre golpea
tus sentidos,
como un eco amigable e inesperado.
Nunca dejes de ser vos, a pesar
de los escollos.
No soy el que puso la última palabra
ni el que busca figuras humanas en las nubes
no soy el mendigo de las noches lluviosas
el que reza aunque sabe de sorderas
el que camina despacio para no alejarse de si mismo
el que deja monedas en costales ajenos
el que descree de los gritos de auxilio
ni de los silencios para redimirse
no puedo ser el que necesitas que
sea
el que piensa que todo está perdido
el cansino caminante dormido bajo una luna roja
el demonio vestido de blanco
el dios vestido con harapos
el otro
ni el que vuelve después de huir de varias noches
desnudas
no soy el elegido sin que me
pidan permiso
ni el que figura como ejemplo
allí donde aparecen otros
no soy el que va a morir por propia decisión
ni por decisión de un tribunal fantasmal
no soy el que quisiera ser
Norma
Starke (Argentina)
En
el agua cierta mas verdadera que transparente,
un papel empuja su desesperación contra el
cordón de la nada.
Sobre el agua aceitada el reflejo de las hojas
apena insiste
El
naufragio: tan solo una parte.
Hay otra de mí
tejiendo el horizonte
tímido amanece
el poema
Juegos Olímpicos
corríamos carreras
corríamos
pastitos asomados en la distancia de las
baldosas
corríamos sobre el asfalto
corríamos
llegábamos hasta la esquina
Ruben Sebastian Melero (Argentina)
A
ESTA HORA
El
silencio
a
esta hora
es un
río helado
que
pasa y destruye
la
trama de los sueños
¿podré
dormir
acaso
si
mis dedos te peinan?
no sé
por qué
a
esta hora
el
árbol de las palabras se sacude
y
despierta a los pájaros
UN
MAINUMBY
Destellos
de luces
[en
el jardín de mi casa
los
colibríes vuelven
[desde
las ausencias
este
que llega
se
zambulle en la flor
se
suspende a la altura de mis ojos
y
dibuja palabras en su vuelo
¿sabré
quién es?
¿qué
ha venido a decirme?
¿descifraré
el mensaje que se oculta
en la
caligrafía de sus alas?
¡un
mainumby!
exclama
mi madre y se sonroja
rubor
que leo de inmediato
para
ella es la danza
[del
bailarín del aire
suyo
el secreto
CAER
HACIA EL FINAL
Caer
hacia el final
como
caen los pájaros
sentir
cuando se agota
la
vibración del vuelo
caer
hacia el final
y que
la voz apague
el
último latido del poema
Vicenta Pinales Done (República Dominicana)
Poema a mi Patria
Quisqueya la bella, alta cómo tus palmares,
bañada de agua y arena, hermosos corales,
de sangre y fuego.
Tierra de anchas praderas, de vivos
montes y de aves errantes que van y vienen.
De nidos hambrientos, cautivos en telas ocultas
y poderes oscuros.
Tierra de encanto, de amores tardíos y besos
robados. ¡Toma tu espada Patria mía,
defiende tu dignidad!
Tus patriotas te diseñaron con sangre y fuego,
¡Patria guerrera! Dios depositó en ti su luz
y en tu escudo una palabra de vida y libertad.
Ondea muy alta tu bandera, el azul de libertad,
el blanco de la pureza y el rojo sangre cantando
tus gestas gloriosas ¡libertad, libertad, libertad!
Libertad
Me gusta el olor de la mañana y
sentarme en los pastos de la infancia.
Acariciar los pétalos de la vida y
forjar praderas.
Vivir como las golondrinas y
en el hábitat construir mi nido.
Levantarme con el sol del alba y
volar al horizonte.
Abrazar el aire inmenso y tierno.
Construir mi universo en un mundo
de ilusiones. Oler la felicidad, la libertad
y volver a los pastos de la infancia
Fabulador
Búscame en la esencia de
tus versos entrelazando
recuerdos que hablan y
palpitan.
Búscame tejiendo palabras,
fabulando sueños y
fabricando virtudes.
Búscame en tus páginas blancas,
allí estoy sellando con tintas
tu voz de ángel.
Soy escritor.
Carlos J Olivieri (República Dominicana)
DESDE AQUEL DÍA
Desde el día en que yo nací:
Vi en vía de mis ojos,
mis ojos pintando
arterias luces.
Nubes tornándose
en los colores grises
acuosos algodones.
¿Como no lo voy creer?
Si, nací con ese Don
Poeta sobre la mar.
¡Que le voy hacer!
Si el ancla que llevo
anclado en mi pecho
es de tanto amar.
Al agua quiero tirar mis versos
y con mis ojos plumas poder remar.
Desde el día en que yo conocí:
Remando vi la sonrisa del sol
abrazando la altura del mar.
Fui marinero de los ríos.
Fui marinero de los mares,
donde mis versos
con los vientos
aprendieron a versear.
Vi la luna perdida en el alba,
sobre las letras celestiales
del Bardo de Avon.
Leyendo sus versos hostiles ,
en los banderines ingleses ,
las estrofas de William Shakespeare.
Sus letras buscaban al hombre ,
de pie la inmortal infamia.
Desde el día en que yo nací:
Vi el sol despertando el sueño.
La madruga fría
llamando su dueño
para poderlo encontrar.
Vi el sueño ansioso de esperanza
llevado de la mano hacia la hilera
de la madriguera tierra.
Los rayos del sol
quebrandose sobre la lluvia.
Vi el mendigo mirando su destino destierro.
Vi el fuego tornando el hierro.
Hierros quebrando huesos .
Huesos rotos buscando su alma.
Alfondo la oscura puerta
abierta de acero.
Vi en el alero
el nido cubierto de hielo.
Desde el día en que yo nací:
Vi los caminos musicales marcados
por la nueva trova
de los años setenta
Caminos de orugas
bordando la ribera
de río piedras.
Me conducían al concierto estudiantil.
Mi respiración el corazón hacia latir.
¡Era la voz poética!
Su canto sutil.
La hora marcada,
era la hora estudiantina
bajando de la sierra
con luces bengalas
bajo la serenata de estrellas.
Eran sus canciones
tan ricas como las mieles.
Fueron sus versos de años
canción del Mediterráneo :
El poeta Joan Manuel Serrat.
Zulma
Quiñones (Puerto Rico)
OLVIDO
Se
esfumó en el aura.
No
pude alcanzar tus pisadas,
sombras
que la luz deshace
en la
madrugada. Tu silencio
me
aturdió con dureza y saña.
¡Inercia,
congoja!
¡Desaliento,
angustia!
Te
busqué en mis recuerdos.
No te
anhelaron mis besos,
no te
buscaron mis manos.
Mis
pechos no se sintieron
sedientos
de tus abrazos.
El
amor se ahogó adentro.
¡Ya
basta! ¡Detente!
¡Calla,
enmudece!
Es
hora de abrir tus alas de nuevo.
NIEBLA
Te pierdes por los rincones y las
callejuelas.
Arropada de blanco, llenas el espacio.
Amorfa y desnuda,
sin tocar el suelo, vagas entre sombras.
Invades el aire,
penetras lugares remotos y extraños.
Humareda
mágica, flotas como barco que surca los
mares
a la deriva, solo, sin timonel ni velas,
sin puerto ni ancla, en desesperanza.
Apoderándote, desplazas la noche.
Intrusa mariposa noctámbula,
vuelas entre montes,
cubres las ciudades
y de madrugada,
plegando tus
alas, mueres
solitaria.
¡Huyó tu aliento!
Maria
Gabriela Micolaucich (Argentina)
Alas
Cuando
las encuentres
no me
las des, no sabré volar
con
el miedo a caer, porque las he dejado
malheridas
y perdidas, por quedarme en la tierra
por
hacerme mortal, sin saber como duele caminar
por
el mundo, sin poder ser aquel ángel vestido de inocencia
y con
ellas desde arriba volar lejos, de tanta gente
sin
humanidad.
Sueños
He
recorrido mis sueños hasta llegar al final, del más bello hasta el más triste,
ese donde perdí varios destinos sin poderte encontrar…
Me
desvelé intentando encontrarte, me obsesioné queriendo en la vida humanizarte y
enloquecí por vencida a olvidarte fantasía eterna de mi corazón, así despierta,
casi racional, sin hallarte en mis sueños de amor…
Y de
insistir me aferré a las pesadillas, escapando de mi, de mi locura de
esperarte, mientras otros amores querían despertarme sin lograr que en mis
sueños los mirase…
He
soñado al fin de nuevo, ahogándome en los mares sin poder cruzarlos, muriendo
de frío en la cimas más altas, congelada en el fin del mundo, por sin tu
amor...
Y se
apiadó el viento envolviéndome en tornado, sin dejarme ir, para regresarme al
despertar con el pelo enmaraño a tu lado, a tu abrazo tierno de oso enamorado…
Sergio A. Giuliodibari
(Argentina)
Escribí el mundo, me dijo.
Y yo,
que no entiendo,
que nunca entiendo,
la besé.
Escribí el mundo, me repitió.
Y yo
que tengo pocas
ideas
volví a besarla.
Escribí el mundo, insistió.
Y yo
que soy
un pelotudo
escribí.
Ya no me dijo nada.
Ya no me pidió nada.
Y no
volví
a besarla.
Uno se levanta temprano,
se afeita, se baña, se lava los dientes,
desayuna,
lee el diario, a veces,
como para no andar paseando
con una felicidad insolente
en la cara.
Uno se va de casa, vuelve,
le da uno o más besos a su esposa
según el humor del día,
juega con sus hijos, ve la tele
o escucha un poco la radio, a veces,
las noticias antes de dormir
como para no andar soñando
sueños demasiado
luminosos.
Uno se levanta temprano y tal vez todos lo hacen.
Uno se afeita, se baña, pero no todos pueden.
Uno se lava los dientes y no todos pueden
(muchos no tienen dientes).
Uno desayuna y cada vez son más
los todos que no pueden,
los todos que se encontrarían en el diario
si pudieran
leerlo.
Uno se va y vuelve y ya son demasiados
los que no pueden ir, ni volver, ni moverse
o que están obligados a moverse
sin dirigirse a ningún lugar
que no sea la muerte.
Uno le da un beso, o más, a su esposa. Cuántos no
pueden.
Uno juega con sus hijos. Cuántos no pueden.
Uno mira la tele, escucha la radio. Un infinito
de otros no puede.
Uno lo hace todo sin pensar, sin pensar un poco
siquiera,
como un gran hijo de puta,
como un hijo de puta con título habilitante,
como un hijo de puta en grado de tentativa,
como un hijo de puta culposo, sobre todo,
como un hijo de puta a secas.
Uno pretender ser feliz, a pesar de todo.
No puede evitarlo.
NÚMEROS
Un país.
Dos historias, o más.
Tres poderes.
Cuatro estaciones, todos los climas.
Cinco por uno no va a quedar ninguno.
Seis por ciento del PBI cifras oficiales.
Siete pecados capitales ejercidos con absoluta
autoridad.
Ocho, dice Riverito, y nadie gana.
Nueve de Julio casi Independencia.
Diez, dios, todo el mundo dentro de la misma pelota.
Doce horas al día y el sueldo que no alcanza.
Catorce bis, aunque nadie se acuerde para qué.
Veinticuatro provincias y un distrito federal.
Cuarenta y nueve presidentes, todos condenados al
éxito.
Cien por ciento de humedad.
Doscientos años golpeándonos la cabeza
contra la pared.
Ciento veinticinco. Mil cincuenta.
Treinta mil.
Dos ceros menos, dieciocho mil ciento ochenta y ocho.
Cuatro ceros menos peso argentino.
(Destino de harina la moneda de la patria)
Más ceros, menos ceros, más o menos
ceros
para más moneda y menos plata.
Ocho millones de pobres. El granero del mundo.
Doce millones en el quini pozo vacante.
Veinticinco millones de argentinos
jugaremos el mundial.
Cuarenta millones de boludos.
En ese orden.
En ese
desorden.
Nancy Lamberto (Argentina)
El tiempo inexorable I
Nombres deshojados
vuelan hasta mis manos
como pájaros protegiéndose
en días de tormenta.
El viento golpea las ventanas
un brillo de lluvia
llega desde mi infancia
cuando cierro los ojos.
Mientras un Ángel
entra en los dominios
de la noche.
Contemplo el Universo,
camino las estaciones
donde los seres mueren o nacen.
Debo zurcir la soledad
hasta el grito de la herida
la íntima pena
amarra un lamento
desde la cruel ausencia.
¿Dónde está la mesa amada
con mis seres queridos?
La oscuridad del tiempo
me la ha robado.
Voces de ceniza
se escuchan
en el teléfono.
Destellos de mi infancia
consumidos, por relojes de humo.
Hoy, nadie pasa por esta calle
tal vez, yo solo sea
una aparición
en esta tarde desierta.
El tiempo inexorable II
Quizás el destino
sea un espejo roto
contra el infinito frío
de una puerta cerrada.
O una marca del mundo
en calendarios que se queman
mientras los días regresan a la frente
desde un inmenso mar
donde se perdió la dicha.
Algo me golpea la nuca.
¿Será que todo regresa?
El manzano en el fondo de mi casa,
el ruido de los trenes
besando los labios de la distancia.
La niebla sobe las baldosas del patio
y una higuera, perdidos en el tiempo.
Entre esa niebla
los ángeles envían una música
que se convierte en luz
sobre los ojos de la tarde.
Entonces, tomo mis fragmentos
e inicio el último viaje
que marca la memoria.
Ingreso a los ojos
infinitos de un pájaro
fuente de luz en su mirada.
Abro la ventana
a un sitio en el mundo.
Nadie espera
ningún puente, ni puerto, ni horizonte.
Miro a mi propia mujer de papel
las manos desnudas
como lo eterno.
Hoy soy apenas:
un fósforo que se apaga
bajo la lluvia del tiempo,
una gota de sangre seca
en medio de un páramo
que grita su silencio.
José Pivin
(Argentina-Israel)
DE REMOTAS TIERRAS
HABLO
Hablo de remotas
tierras
de praderas verdes
y cultivos altos
hablo de lejanas
pampas
de caballos salvajes
hablo
y cuando hablo de ríos
y de puertos
no son los mismos ríos
ni los mismos puertos
que tú te imaginas.
Hablo de curtidos
jinetes
y tú piensas en
beduinos
montados en camellos.
Digo río y pienso en
el Paraná
corcoveando
enloquecido
de norte a sur
y cuando digo río
tú piensas en el
Jordán estrecho
y recatado.
Hablo del tiempo
y digo
friotempestuosolluvia
hablo de invierno
y en este momento
tu disfrutas de
solcalorverano.
Hablo de remotas
tierras
de praderas verdes
y cultivos altos
hablo de lejanas
pampas
de caballos salvajes