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miércoles, 23 de abril de 2008

Ciudad de neón

Ciudad de neón


Una puerta de cristal
una luna de charol
una silla al entrar,
buenas noches señor
esta ruleta sin control
una falsa al amor
ocho negro, es usted un ganador

Una sombra en el andén
algunas pinturas, no se de quien
el cigarro
el ron
dos cibeles adornadas de neón.


Unos sueños que fórmicas la ilusión
más cartas, señor
o quisiera bailar con este
fantasma tricolor.

Ángeles que ladran
orgasmos de escapadas
esta maquina perfectamente diseñada,
preferiblemente un vodka señor
o algunas hojas que atrofian la razón.

Quisiera algo más señor,
otra copita de ron, estamos
cerrando por favor, un paquete
más, tres bolas para aliviar el dolor.

Un taxi
dos sombras derrotadas
el sol de la mañana
el alba ensangrentada
y en los burdeles y moteles
amores de pasadas.

viernes, 4 de abril de 2008

Noviembre

Nunca he bailado
con las mariposas Noviembre,
sobre el desdén de las sombras
Noviembre esta dormitando,
cuán veloz es el silencio
si en las mañanas un arco iris
de neón se bifurca con el suave
aliento de las flores.


Y aquí como siempre,
un enjambre de soñadores
tratando de vomitar a Noviembre
y enterrarlo bajo sus uñas
que lloran miseria.



Cuantas ninfas corroídas
bajo la ausencia de Noviembre
y como si el cosmo se llenara de ruinas
filas de fantasmas convergen
entre las grietas de Noviembre.

Liz

Plegaria del tiempo

El reloj se ha parado
a la nueve menos quince
desde hace un siglo,
la ciudad envuelta en el manto
mágico de la lluvia,
en los burdeles las orquídias
se orinan en nuestros sueños,
en el bus un repertorio de monólogos
se atrincheran para matar el discurso.

Y el reloj sigue ahí,
sucumbiendo ante el horror
de unos pederastas que se pasean
silencioso por el ciber- espacio
y en los dormitorios destruyen
raíces de tiempos lejanos.
El reloj parece dormir desde hace un siglo,
aquí todo callan, las paredes murmuran
hasta disecar el olvido,
de sombras y espejos se llenan los sueños
por que el reloj no ha muerto,
esta en silencio.

Pequita

Pequita


Después que la noche
desmigaja mis sueños,
pesadillas pasan sobre
mis senderos, al llegar
una sombra lame mis manos
chiquita y tierna
traviesa e inquieta
por momento me inunda
el alma de quietud,
se adhiere a mi piel
como luciérnaga al silencio,
hace descomulgar a los fantasmas
que habitan en este cementerio
de orquídeas y rosas

martes, 1 de abril de 2008

Pequita

Después que la noche
desmigaja mis sueños,
pesadillas pasan sobre
mis sendero, al llegar
una sombra lame mis manos
chiquita y tierna
traviesa e inquieta
por momento me inunda
el alma de quietud,
se adhiere a mi piel
como luciérnaga al silencio,
hace descomulgar a los fantasmas
que habitan en este cementerio
de orquídeas y rosas.
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LIZ

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Alfonso Caraballo, por el camino del silencio.

         Alfonso Caraballo, por el camino del silencio.  Por. Fausto Aybar "Liz" El blog Espejos y Sombras, en su búsqueda del...