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sábado, 23 de octubre de 2010

OTRA VEZ, CIENFUEGOS

OTRA VEZ, CIENFUEGOS


Vuelven a revolcarse las ánimas aquí en Cienfuegos,
el siervo que era de Dios, ahora va rumbo al infierno, sus manos
han marchitados las primeras rosas de Abril, sus labios
han infectados de fantasmas las fantasías de los niños de Cienfuegos.
Corren despavoridas las oraciones, él se atrinchera en su larga e incisiva mentira,
Cienfuegos reclama justicia, el púlpito asombrado llora,
la carne desgarrada rebota como eco en el crucifijo dormido.

Hay unos barrotes hechos de gritos para el infractor, no hay más
condena que  excomulgarlo. Es aquí Cienfuegos, tierra de nadie,
caverna llena de excrementos. El violador insinúa perdón, los niños
caminan despalda al sol; es tanta la inmoralidad, que los versículos
atónitos desfallecen, mas el siervo, emerge en su plumaje de cuervo.
Vuelve el dolor a las calles de Cienfuegos, vuelve Cienfuegos a la mudez
dilatada de las noches.

Fausto Aybar.

ANGELITO

ANGELITO


Se rompe el silencio, la muchedumbre corre infaustamente,
de pólvora hay sueños infectados, la balacera es intensa, los narcos,
como los policías obvian las treguas. En sus oficinas de
estatuas de yesos, los burócratas siguen intentando llenar
el crucigrama de la equidad. Vuelven a rechinar las balas; rechinan en los
tejados, en los adoquines, en las almas agraviadas. Hay gritos
carcomiendo vorazmente la ciudad, mas esta impunidad ahoga
paulatinamente nuestros sueños.
Y corren los perros, se trepan los gatos, las calles vacías, un charco
de sangre, un cuerpo que yace de cara al sol. Sí, es tiernamente inocente,
es lagrima brotando de la virgen herida, es sonrisa desvaneciéndose
en el llanto. ¡Oh¡ es Angelito, niño querido,
quien ya sabía, leer y escribir.

En memoria a Ángel Ascencio Berroa
Que a sus 6 años nos deja la triste reflexión,
Somos caverna o sociedad.

CALLE 13 Y MERCEDES SOSA... CANCION PARA UN NIÑO EN LA CALLE

ENTRE LLANTOS

ENTRE LLANTOS

Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron mas que fantasía, carne .
El canal vertía sueños, Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.

Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas,
mas Tito seguía flotando en este cementerio liquido, Cienfuegos ardía de
dolor, la madre en estado de transe, gritó; ¡oh diosito!, devuélvemelo, que
hace frío y esta desnudo.

Fausto Aybar

Nada humano me es ajeno. (Terencio)
METAMORFOSIS


Allá, ellos,
hilando invisibles horizontes,
buscando en el infinito una
estrella mas intensa que el sol.
Ellos, cargando techos de
sangre y huesos, desempolvando
senderos, ahuyentando
fantasmas y libélulas.

Allá, la distancia remota,
un arcabuz de estruendo suicida,
la mirada fugaz de aquellas
mariposas de pólvoras.
Allá, nada,
el rostro de una excluyente historia,
el aliento incisivo de quien delira.

Aquí, yo,
olfateando la noche infortunada,
sumergido en mi sacrosanto silencio,
acicalando musas noctámbulas,
atragantado entre partituras y sueños.


Yo, mediático, convulsionando en
mis memorias, reo de los siglos,
ellos, la infinita distancia,
de sepulcros y olvido.

Fausto Aybar

Alfonso Caraballo, por el camino del silencio.

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