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martes, 12 de marzo de 2013

MARÍA HORTENSIA DE LA CRUZ(POETA DOMINICANA) UN EXTENSO GRITO DE MUJER.

                       MARÍA HORTENSIA DE LA CRUZ (POETA DOMINICANA)

                                                                      DEL LIBRO CANTO RODADO


LA NOVIA DEL PESCADOR
Con la mirada
Tendida al horizonte
Blanco y azul o ya dorado
Su  ardiente pecho
Acoge el bicho
Dulce frescor y hedor
Pez  de sus amaneceres
Hurga sin tregua
La prodiga y salitrosa
Vastedad
Espera la llegada del
Pescador
No vacía, su alma
La novia no está sola
Se   abraza a elementos
Se llena de elementos
También abraza  a la novia
Arenisca de maqueyes y
Se arropa
Con vaivenes de olas
Que danzan para ella.
Otros bichos le hacen compañía
Sí, porque si el pescador
Se aleja
Cada día
La novia no está sola
 ERMITAÑA

Ermitaña me digo
 mujer contenida en la palabra clamo
el viento de primavera truena mi voz
en los oídos del alma
Ermitaña
con la forma y el sentir del caracol
unas veces no me ven
unas veces no me oyen
quien habla quien viene
Ermitaña
abandone mi caracol
en alas del viento
de la primavera a una playa lejana
fui a parar y como no
Ermitaña
soy mujer que grita
quienes pasan no saben quién gritó
pasan  pasaran
pero yo estaré aquí
toma mi caracol abandonado y ponlo en tus oídos.

MUJER

El cavilo de sentido se rompió
puso  letargo, puso espera
de amor y cavilo
la mujer apuntala
sueños al florero
a la estatuilla  la pregunta
y al charamico.
Ata a una flor seca
el hilo, amor
que la araña
en su tela modeló.
Inoportuna
¡zas!, la visita
el hilo desató.
Sutil
la trama de la tela de la araña
tesonera
toca aquí
toca allí
viene y va, amor
la mujer
por su tela
por su trama
la que hila sin cesar
al conjuro
que la araña le ofreció.



LA MUJER


Ella ensaya una danza luminosa con su manto naranja. Ligera al viento
se ha despojado  de trabazones que impedían andar, andar. Ella misma
lechuza, aguzó la mirada en las tinieblas y poderosa vio la luz. Se recoge
 y va muy dentro de si;  ya el tiempo no  cuenta. Ella tiene marcada en
la piel señales de la vida entre los otros y con los otros. La reconocen.
¡Es ella!, dicen. La mujer revivida no se extingue en su dar.

Entrega la vida que no acaba
 deposita el don en la otra, ella- misma, confiada,
Todos están, caminan sonrientes, son, han estado siempre
 Unos esperan  para re-enrumbar el caminar
otros, se dan vuelta y se encuentran
se detienen y se descubren
No ha sido fortuito           
Caminar  sin desmayar con el mandato  de relevar  antes
que se agote el ciclo.

La luna-mujer, en mudas, fases se asoma nueva y sutil  
entorno de lo amado y lo vivido; se adueña del espacio  que despeja
Allí, ella, la mujer- flor-simiente es habitáculo de la vida.
Se resuelve en madre-ahora;  
madre – ayer; 
madre al principio,
y madre que se va
 permanece en la que transita con el secreto de saber atesorado.


AL ALBA


Sólo la mañana es mía     
mío es el aliento de la yerba 
la que me acaricia al pasar
ahora no tengo más.
 No quiero más.
 Soñoliento
el lucero se apura
para llegar al techo y descansar
testigo exhausto
a su expensa están quienes esperan
el alba para tanto deseo.
 La noche no alcanzó.
 Impenitente
yo transito
despertada por mandatos
de brujas
de curanderas
y extraviadas.
 Son parteras
 Salí a la calle
un halo  me envolvió
era la brisa que se iba.
llevaba
partículas de todo
cuanto vive
de todo lo que
habita
de todo lo que muere.
 Me seguían
se desataban, me tocaban
y cuando no,
me franquearon
el sendero, retozan.
 Me quieren desposar
 Cruzas,
tambaleas mi monólogo
soy caminante  te aviso
llevo tu mirada.

LUNA Y OLA

Riela la luna de plata
trueca la mar en un espejo
luz, en serpentina se diluye
va y viene
encaje de espuma
en alfombra
la arena trueca
que mi pie deleita.

 LA FLOR DE MI VEREDA 

Al ras del suelo humilde
en el tronco de enhiesta y grácil palmera
la flor de mi vereda
regalo del sendero
cual brizna se cimbrea
resiste azares
única, el esplendor de su amarillo
al mismo sol opaca
en su orgullo de ser
en este día.

LIBADORA
Libadora voy contigo a la colmena
yo sé de tus  apuros.
Espera que rebusque 
no veo mis zapatos de siete leguas
no tengo alas.
Espera libadora
mira el esplendor de la rosa.
ves el aura?
Libadora
voy  contigo a pensarte en la colmena.

DONES
Depositaria soy.
Atesoro dones
hacen de mí, la que cambia el curso a tu mirada
y adivina y goza tu sonrisa.
abunda mi aliento y alcanza para dar.
Bendigo la infancia, su pregunta y su sonrisa.
Bendigo la mesura de esta anciana.
Bendigo la ilusión de mamá que me dijo, sigue cula, sigue.
Bendigo su amor,
su amor de lavandera.
Le debo el don de presentir la lluvia y conversar con las nubes
el don de sentir y clasificar la brisa y unas veces quedar gozosa envuelta por el viento
el don de acompañar y querer estar
el de inventar hasta que aclare el día
el don de liberar la palabra y juntas clarear
cual el día




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