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lunes, 29 de abril de 2024

FLOR DE PUERTO PLATA "DOÑA ELENA ABREU"

 

 


 

 

A la flor de Puerto Plata.

Doña Elena Abreu.

En la flor, su voz.

 

Anclada en la montaña,

una flor, flor, oriunda del

primer verso,  del primer grito,

Anacaona de estos tiempos.

 

Anclada en la montaña,

una flor, heredera de todas

las Helena del viento.

Piel de cada pétalo que la

primavera arrullo en el silencio.

 

Libre como la amapola.

Cimiente  de todos los sueños

de las flores que irrigaron con

 sangre el camino nuevo.

 

Anclada en la montaña,

una flor, un tragaluz.

Recia  raíz de la raza inmortal,

ecos de hombres que poblaron los senderos sal.

 

Anclada en el montaña,

una voz, sincrético aroma 

del sincrético pueblo.

Eterna flor, de la eterna novia, del eterno mar,

del eterno templo  de la libertad.

 

 

Fausto Aybar.

      

jueves, 11 de abril de 2024

SERIE DE CUENTO "VOCES AJENAS"

 

 

   


 

LA EXCLUSIVA

 

Hay puertas que supuestamente van al paraíso, y lo cierto es que son la entrada al mismo infierno. Asombrado Juan Maldonado por el continuo parpadear de las luces, aunque era un visitante común en el lugar; tomó asiento, saludó. Una bella camarera, su exclusiva, preguntó: ¿Lo de siempre Don Juan? asintió con un leve gesto, pero al retirarse ella, a corta distancia, exclamó: también un trago de ron, que sea añejo por favor. Porque lo de siempre era café fuerte con dos cucharaditas de azúcar parda. Lo irrefutable era, que Don Juan no podía huir de la musicalidad de los naipes, cuando estos eran vomitados por el cajetín color esperanza, y mucho menos del girar de la ruleta o tal vez de la voz hipnotizante del crupier cuando a todo pulmón decía: ¡no más! sin importar si el mundo externo estuviese visceralmente implosionando. Ver a Juan Maldonado por estos lares era un hábito, también llamarlo Don, porque era ética  profesional del establecimiento llamar Don y Señora a todo aquel que violara los límites de la moralidad, la verdad era que no importaba como se ganaban la vida, fuese en buena o mala lid. Pero este día Don Juan vino vestido inusual, con camisa blanca y pantalón negro, verlo vestido así reflejaba mal augurio, porque él, siempre vestía de colores vivos. Todos pensaron que se despedía, y tal vez era cierto, porque no era el hombre que cuando salía el 17 negro, saltaba y gritaba como un loco ¡está cogió! Hay secretos que nos los llevamos a la tumba, y él pretendía llevarse ese secreto que nos inquietaba a todos, porque no era el Don Juan que conocíamos entre el ruido de las máquinas tragamonedas y las luces de neón. La vida está llena de sorpresa, ver los ojos distantes, angustiados de Don Juan, aún a sabiendas que  la fortuna les regalo un día de gloria, y él no tuvo ni una pizca de gozo para tan esperado momento. Complicada es la existencia cuando nuestros secretos son guardados en lugares tan frágiles como la risa. La noche se iba ahogando en las carcajadas de las niñas que vendían su virginidad muerta, hace más de cien lunas. Don Juan recogía su ganancia, más cuando iba de retirada, hurgo entre sus bolsillos, y de la esquina más olvidada de su bolsillo izquierdo; emergió como arte de magia una papeleta de mil pesos, la entrego a la camarera, su exclusiva. Se desvaneció entre el ruido de aquellos que perdían su cordura entre el alcohol, el sonar de las tragamonedas y las luces de neón. Pero él, no percibió que al sacar el dinero había caído una hoja plegada 8 1/2×11 en la alfombra estampada de sirenas olvidadas, que al recogerla, la camarera, su exclusiva, corrió hasta la gran puerta de cristal, pero ya era tarde, Don Juan se había diluido en la espesura de la noche. Ella decidió abrir el misterioso papel, el cual decía: “Extracto de Acta de Defunción” Sra. Inés Vargas de Maldonado. Fechada al día. No obstante, al asomarse los primeros rayos del sol de una de esas mañanas largas de invierno; callaron las máquinas tragamonedas, se extinguieron las luces; las niñas volvieron a sus aulas vestidas de orgías. Todo volvió a ser, lo que hubo de ser, un cementerio de sueños.  Y ella, la exclusiva, al quitarse el disfraz de la noche, lloró una pena que no era suya.

Seudónimo: Liz

                

sábado, 13 de enero de 2024

MICRORELATOS (VOCES AJENAS)

   



Microrelatos 

Autor. Fausto Antonio Aybar Ureña.

 

La intrusa.

De repente, salió huyendo la come libro, la devoradora de palabras, él, atónito, intentó atraparla. Pero era escurridiza, casi invisible, se escabullía entre los imperceptibles agujeros que formaban triptongos. Entonces, escrutó el libro para ver en qué capítulo se encontraba, y para su sorpresa se acababa de engullir algunas palabras de amor de la epístola de la Maga a su bebe Rocamadour. Y en un arrebato de enojo, la aplastó entre las hojas. Y de súbito, vio como regurgitaban de su vientre; las palabras más tiernas de rayuela “dientecito de ajo”.

 

La búsqueda.

Vente años llevando margaritas a la misma tumba, y en una mañana lluviosa de mayo, vio al llegar; un enjambre de mujeres que lloraban frente a la tumba, en sus manos, margaritas blancas, entonces, ella se desplomó, echó a llorar, sobre aquella tumba sin nombre.

 

 La otra versión.

 La novela fue tomando tanta intensidad, que el lector paso a ser, el escritor, el escritor, el editor, el editor, el corrector de estilo, y el corrector de estilo, asumió con dignidad el plagio.

 

 El eslabón.

Ya la pareja entrada en el juego del amor, él le insinúa a ella, cosas extrañas para salir de lo monótono. Ella sorprendida, quedó perpleja ante la propuesta. Dos meses después, ella le exige a él, una prueba de amor, él estupefacto, al día siguiente llama a su amante, su amante llama a sus amantes, los amantes llaman a sus amantes, y en esa cadena evolutiva de infidelidad, el primer eslabón yacía bocarriba, sin epitafio.

domingo, 27 de agosto de 2023

POEMA LA ELOCUENTE MIRADA DEL AGUA.

 

 

    


                                                      

  LA ELOCUENTE MIRADA DEL AGUA

 La poesía: eje transformador de humanidad.

 Fausto Aybar.


Se desgrana el silencio

tras el árbol caído.

Epitafios de sombras  

son sus sueños.

Ecocidio del rastro,

cementerios de cantos

en un bosque fantasma.

 

 

 

                                                                                                                               Y te miras y nos mira.

              Fluente que corre

hacia la  alegre muerte.

Efímero vuelo del alma sedienta.

Sepulcro de todos,

vestigio de nada.            

 

 

elocuente mirada en los ojos del agua,

oasis de sangre

de  hombres langostas

domingo, 20 de agosto de 2023

MICRO POEMAS (Fausto Aybar)

 

 


 

MICRO POEMAS

Fausto Aybar.

 

I

Revienta el ocaso.

Tus ojos:

               dos soles en llamas.

Del viento dormido

                            otra voz.  

 

II

Ebria de flor

                     la mariposa.

Se desgrana

                     el viento.

 

III

Y si nos bebiéramos

                  toda el agua del mar.

Entonces el mar,

                habitaría en nosotros

Y nosotros en el olvido.

 

IV

Ovula la noche,

         del himen de una luciérnaga

La luz,

Génesis del milagro.

 

 

V

Allá,

     casi llegando al abismo

Ranura difusa.

             Espejismo,

el horizonte.

 

VI

Hebra de luz.

             En los ojos del pez

un profundo mar.

 

VII

Una utopía,

               hombres voladores.

En cada verso

               vestigio de alas.

 

VIII

Sin edad

            la lluvia.

Linaje,

           herencia humedad.    

 

 

 

 

IX

Tragar relámpagos

         para alumbrar luciérnagas.

En cada trueno

                un verso.

 

X

De tu boca

                a mi boca,

mudas palabras

                reinventando el amor.   

Miriam Mejía, Haijina dominicana.

  Miriam Mejía. En el oasis de la brevedad.   El Blog Espejos y sombras en su continuo caminar por la senda del haiku dominicano, se d...