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miércoles, 2 de febrero de 2011
miércoles, 29 de diciembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
DE LUZ Y DE AMOR
DE LUZ Y DE AMOR
Tierra de luz,
semilla redentora,
raíz revestida de bondad,
y tú, madre, tronco fuerte,
legado indeleble de mis sueños,
armazón que sostiene mis recuerdos,
vientre tocado por Dios.
Y yo, el fruto de tu amor,
la palabra esparcida entre los labios
de un tiempo perfecto.
Tierra de luz,
manos de Dios,
senderos de flores y mariposas.
Y tú madre, viento sutil,
viento que ahuyenta los temores,
viento que nos abriga de honor y humildad.
Y yo, la huella que se esparce entre tus ojos,
el eco que abunda entre tus labios.
y tú, madre, y yo, hijo,
y esté universo de estrellas y amor.
A la Memoria de Mamá Fica.
Que fue raíz, tronco y madre
2/11/2010
Fausto Aybar
Tierra de luz,
semilla redentora,
raíz revestida de bondad,
y tú, madre, tronco fuerte,
legado indeleble de mis sueños,
armazón que sostiene mis recuerdos,
vientre tocado por Dios.
Y yo, el fruto de tu amor,
la palabra esparcida entre los labios
de un tiempo perfecto.
Tierra de luz,
manos de Dios,
senderos de flores y mariposas.
Y tú madre, viento sutil,
viento que ahuyenta los temores,
viento que nos abriga de honor y humildad.
Y yo, la huella que se esparce entre tus ojos,
el eco que abunda entre tus labios.
y tú, madre, y yo, hijo,
y esté universo de estrellas y amor.
A la Memoria de Mamá Fica.
Que fue raíz, tronco y madre
2/11/2010
Fausto Aybar
sábado, 23 de octubre de 2010
OTRA VEZ, CIENFUEGOS
OTRA VEZ, CIENFUEGOS
Vuelven a revolcarse las ánimas aquí en Cienfuegos,
el siervo que era de Dios, ahora va rumbo al infierno, sus manos
han marchitados las primeras rosas de Abril, sus labios
han infectados de fantasmas las fantasías de los niños de Cienfuegos.
Corren despavoridas las oraciones, él se atrinchera en su larga e incisiva mentira,
Cienfuegos reclama justicia, el púlpito asombrado llora,
la carne desgarrada rebota como eco en el crucifijo dormido.
Hay unos barrotes hechos de gritos para el infractor, no hay más
condena que excomulgarlo. Es aquí Cienfuegos, tierra de nadie,
caverna llena de excrementos. El violador insinúa perdón, los niños
caminan despalda al sol; es tanta la inmoralidad, que los versículos
atónitos desfallecen, mas el siervo, emerge en su plumaje de cuervo.
Vuelve el dolor a las calles de Cienfuegos, vuelve Cienfuegos a la mudez
dilatada de las noches.
Fausto Aybar.
Vuelven a revolcarse las ánimas aquí en Cienfuegos,
el siervo que era de Dios, ahora va rumbo al infierno, sus manos
han marchitados las primeras rosas de Abril, sus labios
han infectados de fantasmas las fantasías de los niños de Cienfuegos.
Corren despavoridas las oraciones, él se atrinchera en su larga e incisiva mentira,
Cienfuegos reclama justicia, el púlpito asombrado llora,
la carne desgarrada rebota como eco en el crucifijo dormido.
Hay unos barrotes hechos de gritos para el infractor, no hay más
condena que excomulgarlo. Es aquí Cienfuegos, tierra de nadie,
caverna llena de excrementos. El violador insinúa perdón, los niños
caminan despalda al sol; es tanta la inmoralidad, que los versículos
atónitos desfallecen, mas el siervo, emerge en su plumaje de cuervo.
Vuelve el dolor a las calles de Cienfuegos, vuelve Cienfuegos a la mudez
dilatada de las noches.
Fausto Aybar.
ANGELITO
ANGELITO
Se rompe el silencio, la muchedumbre corre infaustamente,
de pólvora hay sueños infectados, la balacera es intensa, los narcos,
como los policías obvian las treguas. En sus oficinas de
estatuas de yesos, los burócratas siguen intentando llenar
el crucigrama de la equidad. Vuelven a rechinar las balas; rechinan en los
tejados, en los adoquines, en las almas agraviadas. Hay gritos
carcomiendo vorazmente la ciudad, mas esta impunidad ahoga
paulatinamente nuestros sueños.
Y corren los perros, se trepan los gatos, las calles vacías, un charco
de sangre, un cuerpo que yace de cara al sol. Sí, es tiernamente inocente,
es lagrima brotando de la virgen herida, es sonrisa desvaneciéndose
en el llanto. ¡Oh¡ es Angelito, niño querido,
quien ya sabía, leer y escribir.
En memoria a Ángel Ascencio Berroa
Que a sus 6 años nos deja la triste reflexión,
Somos caverna o sociedad.
Se rompe el silencio, la muchedumbre corre infaustamente,
de pólvora hay sueños infectados, la balacera es intensa, los narcos,
como los policías obvian las treguas. En sus oficinas de
estatuas de yesos, los burócratas siguen intentando llenar
el crucigrama de la equidad. Vuelven a rechinar las balas; rechinan en los
tejados, en los adoquines, en las almas agraviadas. Hay gritos
carcomiendo vorazmente la ciudad, mas esta impunidad ahoga
paulatinamente nuestros sueños.
Y corren los perros, se trepan los gatos, las calles vacías, un charco
de sangre, un cuerpo que yace de cara al sol. Sí, es tiernamente inocente,
es lagrima brotando de la virgen herida, es sonrisa desvaneciéndose
en el llanto. ¡Oh¡ es Angelito, niño querido,
quien ya sabía, leer y escribir.
En memoria a Ángel Ascencio Berroa
Que a sus 6 años nos deja la triste reflexión,
Somos caverna o sociedad.
ENTRE LLANTOS
ENTRE LLANTOS
Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron mas que fantasía, carne .
El canal vertía sueños, Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.
Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas,
mas Tito seguía flotando en este cementerio liquido, Cienfuegos ardía de
dolor, la madre en estado de transe, gritó; ¡oh diosito!, devuélvemelo, que
hace frío y esta desnudo.
Fausto Aybar
Nada humano me es ajeno. (Terencio)
Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron mas que fantasía, carne .
El canal vertía sueños, Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.
Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas,
mas Tito seguía flotando en este cementerio liquido, Cienfuegos ardía de
dolor, la madre en estado de transe, gritó; ¡oh diosito!, devuélvemelo, que
hace frío y esta desnudo.
Fausto Aybar
Nada humano me es ajeno. (Terencio)
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