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lunes, 20 de julio de 2020

FRATERNIDAD POÉTICA (EL PLANETA DE LOS MONOS) A POEMAZO LIMPIO.

Hola amigos lectores del Blog Espejos y sombras, tengo el placer de dejar para todos ustedes esta primera serie de (A Poemazo Limpio), donde la diversidad poética emerge como gota de aire de las profundidades de un ser humano nuevo, el poeta. Todo inicia en las redes, cuando dos seres altruistas se disponen a invadir de poesía las redes con su espacio en Facebook (El planeta de los monos), son ellos, Fernando Ramiro Silber y Mariel Monente. Un espacio que nace de la necesidad de solidaridad de todos los humanos en este tiempo de crisis de salud, física y emocional que vive el mundo. Pues el planeta de los monos es el lugar donde el ego es desplazado por la fraternidad de todos los que allí conviven. Pues sin más retórica y preámbulo vamos a degustar de la diversidad literaria a poemazo limpio.


La imagen puede contener: Mariel Monente, selfie y primer plano

Mariel Monente (Argentina)

Eros
Para nombrarte
hay partes de adoquines, contrabajos, violines
agitados cuerpos a veces juntos, otras
dientes apretados bajo fosas abiertas oliendo en la penumbra
o en la soledad
nombran en el silencio, plagado de presagios
esperan o desesperan
y de alguna forma te llaman...
De incendios y resplandores 

Anatomía del mar 

Conozco la proximidad de su cuerpo
en el instante
de alas extendidas
La gaviota
que fotografié un día
de inhóspita lucha
de desasosiego
mostró su perfil al horizonte
antes de volar.
Entonces llegó el tembladeral de su voz
Sin tocarlo
reedito su sonido iracundo y tierno.
Corren gritando los niños
“la lluvia”, “mi lluvia”
¿es posible?
regresan sobre sus pies turistas mojados
y tu cuerpo
casi desconocido
se acobarda y espera
como una mujer cerca del mar. 

La imagen puede contener: una persona, gafas, barba, primer plano e interior
Marcos Silber (Argentina)

1911

Lo veo.
Desde la borda del poema lo veo.
Catorce años tiene él que va a ser mi padre.
Viene en “Arlanza”. No me ve.
No tiene rostro la tierra que lo espera.
Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Helado trae el dibujo de la letra.
Oigo el naufragio de sus vapores de adentro
y su silencio me da garrotazos por la cabeza.
Grandotas tinieblas le bailan alrededor.
Duele el frío sobre la cubierta.
El muchachito no me ve pero me dicta:
“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,
y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.
Una palabra de lana vuela hasta su cuello,
otra de abrigo desciende sobre sus hombros.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Respira un verde aire de consuelo
cuando me sueña escribiendo
en su sueño de más felicidad.
Y se detiene el que será su forzado carro de labor
para dictarme: apunte, hijo,
la palabra “trabajo y “techo” y “cama” apunte
y también “sopa de pollo
con sus flotantes monedas de oro”.
Lo veo. No me ve.
Le oigo: “tome la mano, hijo,
guíela,
escribamos”.

Autorretrato

Pregunto cuándo se disparó la bengala del inicio,
pregunto qué proclama anunció la bacanal.
“Prolactinoma”, sentenció el mensajero del mal
y al oído me llegó el eco de un sismo remoto
un estallido en los socavones del cerebro.
Pregunto porqué el desorden éste
en el mobiliario de mis facciones.
Hubo diluvios de aguas salvajes responde,
descargas de ciego de una usina embriagada;
agitación y tumulto y demolición y saqueo
hubo en la constelación hormonal.
Pregunto qué mano enemiga
alteró el sentido de la corriente.
“Acromegalia”, agrega el mensajero del mal;
fuga de la tranquila gracia hubo,
el conocido rostro se alejó, regresa
como fantasma, y avanza el mascarón de proa.
Pregunto qué conjura decidió el asalto,
quién ordenó la inmolación?
Nada más pregunto.
Nada más me responde.
Fotos de antes se contemplan entre sí,
con reposada nostalgia,
con cierta piedad.
La imagen puede contener: Beatriz Nantón, comiendo, sentada, comida e interior

Beatriz Nanton (Argentina)
Este río mío

Este río mío
rápido como las nubes
persuasivo como las olas,
este río mío
que corre dentro del río,
soñado en su espejo.
¿Quién me despertará si no, este río?
Alborea el día
la orilla está cerca de mi ventana.
La abro a la mañana dulce,
a la vida y respiro,
mis párpados frescos,
mi piel mojada por el rocío,
el perfume de las lilas,
los reflejos en el agua azul del cielo
tiemblan en mis dedos con el agua dulce.
Si mi poema se pareciera
a este río amado,
dos soledades se abrazarían.


Las palabras Postergadas 

Las palabras postergadas
como polvo que se levanta en el desierto
no llegan
se escapan del propio cuerpo
como agua ausente
como sequía de voces
como triste evidencia.



La imagen puede contener: Salvador Verzi
Salvador Verzi (Argentina)
Odabaires

Despierto cada día
con la alegría de saber
que voy a verte.
Ansioso por recorrer tu cuerpo
de punta a punta, de norte a sur,
mujer-ciudad-mujer.
Imagino el periplo diario, comenzar
por tu larga cabellera de río plata
que baña las costas de tus hombros.
Estacionar en tus ojos verde Lezama,
verde Rosedal, verde Saavedra,
y allí, remontarme tomado de la cola
de un barrilete dominguero
y observar desde arriba tu geografía
de altos edificios, parques, cortadas,
bares, teatros y casas bajas.
Un pelotazo de un picado
me hace colear, y caigo serpenteando
por las barrancas de Belgrano,
me inunda tu perfume agreste y leonino de río.
Por tus pómulos me dejo caer
y me estaciono en tus labios rojos,
rojo noche Palermo, Corrientes, Recoleta.
Doy una vuelta a la manzana de tu cuello
y me deslizo suave por las curvas
de tus calles, silueta laberíntica,
me pierdo en Parque Chas,
entonces me tomo fuerte de tu mano
y vuelo a cien por Libertador,
y a veinte por San Telmo y Madero.
Cayendo la tarde me gusta recorrerla
con Gardel por el Abasto,
mitad shoping, mitad conventillo,
mitad muzzarella, mitad anchoa.
Luego sentarme con Borges a leer poesías.
Entrada la noche, bife y tinto por medio
charlar con Piazzola del chiquilín que lustra.
Y terminar en la madrugada con vos,
encaramarme en la erección del obelisco
y penetrar tus ocultas catacumbas.
En síntesis,
y por si no te queda claro,
estoy perdidamente enamorado de vos
mi mujer-ciudad-mujer,
¡Qué iluso!. Ojalá fueses solo mía
pero te amo tanto
que me permito y te permito
compartirte con tantos otros locos
que como yo te aman y te desean
y sé que a vos, mujer al fin,
te gusta y te enloquece saberte tan amada.


Hoy me dijo la maestra que voy a pasar de grado.
Que seguro en Navidad voy a recibir regalos.
Lo dijo mientras sus manos acariciaban mis brazos.
Yo sé que me vio llorando en la esquinita del patio.
Lo que pasa es que los grandes, los del salón del costado,
Se burlan de mi uniforme y mis zapatos gastados.

Pero no lloro por eso, ellos son maleducados.
Lloro porque mi uniforme parece cuestión de estado.
Mamá dice que la ropa, lo mismo que los zapatos
Debe comprarlos mi padre. Ellos están divorciados.
Porque no se quieren más, porque se ha perdido el lazo.
No les importa que yo me sienta tan amargado.
Si ni se fijan que estoy escuchando a cada rato
Malas palabras a gritos, amenazas de abogados.
Parece que estoy de sobra, que molesto en todos lados.
Cuando llegue Navidad y revise los regalos,
Me gustaría encontrar junto al árbol adornado

Un tren que me lleve lejos, y padres… para estrenarlos

La imagen puede contener: una persona, sentada e interior
Jasmin Rosario Almonte (República Dominicana)

Templo del silencio
Párpados cerrados y ensordecidos mis oídos, un mundo incierto en el abismo nebuloso de dudas.
Mi alma se estremece de inmensos latidos y estoy cansada en la espera.
Paso por el fuego del infierno lastimando mis pies, y voy a mi interior enmudecida.
Ráfagas de luces celestiales, observo desvelando El portal y contemplo la Nada

Danza en la tarde
Me levanto despacio, en el movimiento de mis pies empezó la melodía.
En giros flotamos y el toque erizo mi cuerpo, así seguí sujeta al aire de tu piel.
No quiero abrir los ojos, pues mundos diferentes gravitan a mi alrededor.
Estoy unida a ti, danzando descalza para guardar en la noche estos recuerdos.
No me sueltes en esta oscuridad que me arropa, 
pon a brillar las estrellas y mi alma seguirá tu Luz.

La imagen puede contener: una persona, sonriendo, sombrero y primer plano

Nelson Cruz Rodriguez (República Dominicana)

LECTIO
En los salmos hay una fuerte soledad, que solo soporta el espíritu en su nobleza.
Presencia ignorada del ser, que en leve roce deposita sus alas de oro inmaculado.
Liturgia solitaria en el espacio donde se refugia el alma y escucha ecos de Dios.
Horas de presencia angelical, dónde el libro abierto es luz que desborda sabiduría de lo alto.
En el instante que todo lo colma, surge el Verbo y la llama es presencia sagrada.

Despertar de la crisálida
Una gota de cristal se desprende de la hoja que duerme en silencio atrapada en su red, viaja a través de sus sueños deseando con sus alas de seda acariciar el viento en sus ansias infinitas.
Mira más allá de los espejos y trasciende al dejar su envoltura en el vuelo que olvida con el tiempo, su cuerpo se va esfumando en espacios ignorados y en sus colores otros resplandores la habitan.
Tiempo oscuro es su cárcel, llega puntual la hora de liberarse y es irrepetible
mariposa que surca horizontes y espacios al despertar.

  • La imagen puede contener: Mirta Venezia, sonriendo, de pie e interior
  • Mirta Venezia (Argentina)
  • AUNQUE ME DESHOJE

  • Cantar a pesar del dolor de los olivos
    y el invierno constante.
    Desandar la calle que lleva a tu frente.
    Buscar la otra orilla, el cuenco,
    los cuentos de la infancia,
    el bosque ,
    las puntas de tus lagrimales.
    Cantar, con el pecho cerrado y los ojos abiertos.
    Al amparo del rayo de luz que se prende y anida...
    Cantar como una mandarina que estalla
    y desgaja sus soles pétalos brillantes.
    Aunque me deshoje, aunque me desbande
    Aunque no te llegue.
    Cantar como un rezo incendiario a mitad del abismo.
    Flotando en las aspas del muelle añorado
    aquel que desmaya en el agua su pena de río.
    Cantar para despertar ese insomnio cruel de aros de humo.
    Para sacudir tus pupilas de cromo.
    Deambular tu sangre, recorrerte entero.
    Implorando al cielo.
    Aunque no me creas.
    Aunque sólo tu suspiro se enrede en mi cama
    como hálito único de una única vida.
    Espero en algún rellano oscuro.
    Escribo la última huella de la última cita.
    Estreno vestido de luciérnagas para que me veas.

    DOLOR DE LOS OLIVOS
         Cantar a pesar del dolor de los olivos
         y el invierno constante.
         Desandar la calle que lleva a tu frente.
        

         Buscar la otra orilla, el cuenco,
         los cuentos de la infancia,
         el bosque ,
         las puntas de tus lagrimales.
        Cantar, con el pecho cerrado y los ojos abiertos.
        Al amparo del rayo de luz que se prende y anida...
        Cantar como una mandarina que estalla
        y desgaja sus soles pétalos brillante
___

La imagen puede contener: una persona, sentada

_    Psigmore Luigi (México)

MADRUGADA E INSOMNIO

Esta madrugada es sorda
oscuros espejos la chispa anuncian inexistente;
Escudera luz matinal se destella en el párpado,
en el cabello alborotado del desvelo impertinente.
Silencio maduro dando el paso en falso,
respirando la pronta luz del 
amanecer...
¿cómo tener tanta palabra 
y poema no grabado?
¿Con qué carne el insomnio marcará la tez?

Esta madrugada está ciega;
se torna sin pudor tiniebla que oculta los versos,
las sílabas oran, por llegar hasta el poeta.
Por ser dichas, por ver el azul del cielo!
Y es rastro de añejado vino el aliento amargo 
de la boca, 
y el galardón de la mañana.
Así la luna concluirá los hastíos y mascaradas, 
dejando un torso apenas 
de las horas.


HIMNO A LA MUJER

Se va coreando tu crimen y tu justicia diamantina,
nevado misticismo, corona rutilante!
Asombro del hombre: ¡tu mitología!
Pinceles humanos admiran tus artes.

En el Génesis, te paseabas con tu irrisoria molicie,
Hechura de omnisciente en el entendimiento.
En las porfías y los deslices,
vas airosa prodigando mansedumbre y tormento!

Acacias en el pecho,
bailando al ecuador
emperatriz de los trópicos alterando el reloj
y las taquicardias del tiempo!

¡tu cóncavo latente 
es como el verso en aguamiel 
ahogando las estaciones y sus intemperies



viernes, 10 de julio de 2020

RELATE - ANDO (JUGANDO A JUGAR)






El Dormir Cansado Hombre 3d En El Sofá Stock de ilustración ...
Imagen de Google




JUGANDO A JUGAR


Se hundía, sentía como si el sofá se lo estuviese tragando, sus ojos se inundaron de gusanitos rojos, estaba al punto de detonar. Sus amigos subieron la música hasta más no poder, descorcharon el vino, el festejo era hasta no acabar, la canción que se escuchaba era su favorita “debajo del puente”. Entonces intento llamarlos, ellos no escuchaban, estaban en trance por la velocidad de la música,  el sofá lentamente lo absorbía; él intentaba arañar los escasos residuos aire que se amotinaban en su boca, resucitar lo imposible. Y de un fulminante impacto, sístole y diástole sucumbieron ante el horror de una lágrima estancada en su mejilla. Lo irrefutable era, que todos estaban muertos de risa, esperando que despertara.     

lunes, 27 de abril de 2020

TIEMPOS NEGROS (EN TIEMPOS DE PANDEMIA)






TIEMPOS NEGROS
En tiempos de pandemia..

Surcando los cielos está el ángel del mal,
vomitando fuego sobre la Sodoma y Gomorra neoliberal,
serpiente de siete cabezas defecando sobre nuestra seudo verdad.

Surcando los cielos va el ángel del mal,
aniquilando los egos de esta especie inmoral,
plaga del Edén, sombra en vendaval 

Surcando los cielos está el ángel del mal,
no habrá sangre de cabra que lo intente parar,
y en el sendero Gólgota las oraciones heridas claman bondad

Surcando los cielos va el ángel del mal,
va henchido de risa por nuestro miedo ancestral,
bombardeando enemigos invisibles en esta aldea global.

Surcando los cielos está el ángel del mal,
borrando las huellas de su crimen mortal.
palabras de un tiempo rumbo abortar. 

Surcando los cielos va el ángel del mal,
manadas de indigentes en busca de pan,
aullar de la noche en esta multitudinaria soledad.

surcando los cielos está, va el ángel del mal,
antropológico pecado de un despertar,
ruin fantasma que no nos deja en libertad. 

Fausto Antonio Aybar Ureña, 


viernes, 13 de marzo de 2020

EL DIA QUE LAS CAMPANAS LLORARON (RELATO)




La imagen puede contener: una persona, de pie y exterior



EL DIA QUE LAS CAMPANAS LLORARON 
A la memoria del limpiabotas del parque central de Puerto Plata (El Loro)

Cruzó las piernas, las gotas del rocío aun habitaban el banco del parque, el frío erizo su piel, faltaban 15 minutos para que las campanas con sus tonadas despertaran la mañana, y él aun no lo veía llegar, era extraño, 56 primaveras sin dejar de venir al parque, no lo detenía nada.  Siempre con su caja de limpiabotas a manos. Pero siguió esperándolo, debía lustrar sus zapatos. El sonar de las campanas despertaban la ciudad, las palomas salían a juguetear con algunos curiosos. Se levanto molesto, la espera fue más larga de lo acostumbrado, no entendía la tardanza.  A diez metros los parroquianos del parque murmuraban, “ha muerto, que pena, ha muerto”, él, lleno de dudas pregunto ¿quién ha muerto? Alguien desde su tristeza respondió “el limpiabotas, nuestro amigo el loro”. De súbito, Cayó de bruce sobre el banco, todos los parroquianos se les parecían a él, un silencio inundo la ciudad; una lágrima recorría suavemente toda su mejilla. Susurraba el viento a la distancia, mientras, una paloma se posó en su hombro.         

domingo, 8 de marzo de 2020

MICRORRELATO (ENCUENTRO CERCANO)



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ENCUENTRO CERCANO.

La noche estaba repleta de…. El silencio era tan asfixiante que a Sophia le molestaba su propia respiración,  de cierto es que la oscuridad la encerraba en recuerdos insospechados. La noche se percibía violenta, un nubarrón se asomaba por el oeste, y en un centellear del crepúsculo, lluvia, relámpagos y truenos se adueñaban de la casa. Sophia a ciega tanteaba en busca de cerillos, y entre los ruidos de la tormenta escuchaba algo inusual, no estaba distante el sonido, se ocultaba entre los truenos, ella con oído avizor lo sentía cada vez más cercano. Ese “ca,ca,ca” rebotaba en su cabeza, se preguntaba, qué será ese extraño sonido. Ella intentaba descubrir de dónde provenía, pero el “ca,ca,ca” se acercaba mas a ella, un temor irrumpió en su subconsciente, el cuerpo alertaba un final inesperado.  Y en el preciso momento que fue a tocar la pared, ahí  estaba el pequeño monstruo, huyendo también del violento encuentro, mientras Sophia veía absorta, como se iba alejando la Hemidactylus frenatus,  mientras que el canto retumbaba en toda la casa.  


domingo, 15 de diciembre de 2019

EL IMPOSTOR (MICROCUENTO)



Imagen relacionada




EL IMPOSTOR.


Lo cierto es que pasaron los minutos, yo estaba frente a él. Él me miraba fijamente, yo lo miraba, intente hacer algunos movimientos para evadirlo, él me imitó, cerré los ojos para no mirarlo, pero percibí que él aun me miraba. Era tan parecido a mí, que de súbito, un escalofrío invadió todo mi cuerpo, y  pude notar, que del otro lado de aquella superficie de mercurio, los vellos en su piel se erizaban. Intente gritar, pero un nudo amarraba mi garganta; mientras que él, expulso un eco tan fuerte que rompió el cristal, y yo, estupefacto, lo vi esfumarse entre los pedazos.

Fausto Antonio Aybar Ureña.

lunes, 11 de noviembre de 2019

POEMA (LABERINTOS I)






                                         Voz del escritor argentino Fernando Ramiro Silber.
                                     



LABERINTOS I



Y vuelvo a despertar entre ellos,
sumergido en la voraz imputación
de sus egos, albergando disociadas estrofas
de esta sinfónica mudez.

Porque son ellos,
los laberintos, esos que ahogan ecos,
que oxidan tarjas y murallas.

Laberintos, ya no de lagos de sangre,
Sino, de mares de huesos, moribundas
miradas resbalando en la porosidad del olvido.

Rayos de polvo surcando quebradas,
hiriendo momias, atizando odio,
masticando las heces del tiempo.

Y quisiera salir de este embrión
de gárgolas disecadas, emerger en la liquidez
de estos espejos que derrotaron fantasmas.

Y romper con esos laberintos que desterraron el sueño,
que hicieron de mi; el hombre imperfecto.

Fausto Antonio Aybar Ureña.


FLOR DE PUERTO PLATA "DOÑA ELENA ABREU"

        A la flor de Puerto Plata. Doña Elena Abreu. En la flor, su voz.   Anclada en la montaña, una flor, flor, oriunda del ...