QUE ESTRÉS, NI ESTRÉS.
Venia volando la esponja, no sé de qué latitud, se revienta contra el cristal; el detergente atrapa desenfrenadas palabras, las burbujas intentan contener toda esta explosión. Nadie se da por enterado. El calor pretende hacer volar el radiador, una pausa en la música, el semáforo que no cambia, el locutor informa: que el índice per-capital de vida está disminuyendo, que la enfermedad post- modernista, es el estrés.
¡…zo, No joda! el cristal esta rayado.
Venia volando la esponja, no sé de qué latitud, se revienta contra el cristal; el detergente atrapa desenfrenadas palabras, las burbujas intentan contener toda esta explosión. Nadie se da por enterado. El calor pretende hacer volar el radiador, una pausa en la música, el semáforo que no cambia, el locutor informa: que el índice per-capital de vida está disminuyendo, que la enfermedad post- modernista, es el estrés.
¡…zo, No joda! el cristal esta rayado.
click, click, bang, bang.
En el pavimento una sombra liquida se
diluye, toda la ciudad es consumida por el agitado tránsito, en el estrado se
dictamina medida de coerción a la esquizofrenia.
Pero lo cierto es, que no es
ciencia ficción, vaya usted a ver; es en vida real.
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