MICRO-RELATO.
ATRAPADO.
Y de repente, pude notar esa minúscula sombra detrás del cristal. En ella se conjugaban movimientos extraños, mis instintos percibían que se asfixiaba, que una explosión de agonía en ella habitaba. Y yo sin poder hacer nada, mientras ella en un grito mudo, clamaba libertad del otro lado del cristal, entonces el llanto de manera inusual emergió en mí, y en un parpadear del asombro, ella no estaba, partió vuelo hacia otras latitudes. Y fue cuando comprendí, que el cautivo, era yo.
Fausto Antonio Aybar Ureña.
Fausto Antonio Aybar Ureña.
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