Entonces llegó el tembladeral de su voz
Sin tocarlo
reedito su sonido iracundo y tierno.
Corren gritando los niños
“la lluvia”, “mi lluvia”
¿es posible?
regresan sobre sus pies turistas mojados
y tu cuerpo
casi desconocido
se acobarda y espera
como una mujer cerca del mar.
Marcos Silber (Argentina)
1911
Lo veo.
Desde la borda del poema lo veo.
Catorce años tiene él que va a ser mi padre.
Viene en “Arlanza”. No me ve.
No tiene rostro la tierra que lo espera.
Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Helado trae el dibujo de la letra.
Oigo el naufragio de sus vapores de adentro
y su silencio me da garrotazos por la cabeza.
Grandotas tinieblas le bailan alrededor.
Duele el frío sobre la cubierta.
El muchachito no me ve pero me dicta:
“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,
y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.
Una palabra de lana vuela hasta su cuello,
otra de abrigo desciende sobre sus hombros.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Respira un verde aire de consuelo
cuando me sueña escribiendo
en su sueño de más felicidad.
Y se detiene el que será su forzado carro de labor
para dictarme: apunte, hijo,
la palabra “trabajo y “techo” y “cama” apunte
y también “sopa de pollo
con sus flotantes monedas de oro”.
Lo veo. No me ve.
Le oigo: “tome la mano, hijo,
guíela,
escribamos”.
Autorretrato
Pregunto cuándo se disparó la bengala del inicio,
pregunto qué proclama anunció la bacanal.
“Prolactinoma”, sentenció el mensajero del mal
y al oído me llegó el eco de un sismo remoto
un estallido en los socavones del cerebro.
Pregunto porqué el desorden éste
en el mobiliario de mis facciones.
Hubo diluvios de aguas salvajes responde,
descargas de ciego de una usina embriagada;
agitación y tumulto y demolición y saqueo
hubo en la constelación hormonal.
Pregunto qué mano enemiga
alteró el sentido de la corriente.
“Acromegalia”, agrega el mensajero del mal;
fuga de la tranquila gracia hubo,
el conocido rostro se alejó, regresa
como fantasma, y avanza el mascarón de proa.
Pregunto qué conjura decidió el asalto,
quién ordenó la inmolación?
Nada más pregunto.
Nada más me responde.
Fotos de antes se contemplan entre sí,
con reposada nostalgia,
con cierta piedad.
Beatriz Nanton (Argentina)
Este río mío
Este río mío
rápido como las nubes
persuasivo como las olas,
este río mío
que corre dentro del río,
soñado en su espejo.
¿Quién me despertará si no, este río?
Alborea el día
la orilla está cerca de mi ventana.
La abro a la mañana dulce,
a la vida y respiro,
mis párpados frescos,
mi piel mojada por el rocío,
el perfume de las lilas,
los reflejos en el agua azul del cielo
tiemblan en mis dedos con el agua dulce.
Si mi poema se pareciera
a este río amado,
dos soledades se abrazarían.
Las palabras Postergadas
Las palabras postergadas
como polvo que se levanta en el desierto
no llegan
se escapan del propio cuerpo
como agua ausente
como sequía de voces
como triste evidencia.
Salvador Verzi (Argentina)
Odabaires
Despierto cada día
con la alegría de saber
que voy a verte.
Ansioso por recorrer tu cuerpo
de punta a punta, de norte a sur,
mujer-ciudad-mujer.
Imagino el periplo diario, comenzar
por tu larga cabellera de río plata
que baña las costas de tus hombros.
Estacionar en tus ojos verde Lezama,
verde Rosedal, verde Saavedra,
y allí, remontarme tomado de la cola
de un barrilete dominguero
y observar desde arriba tu geografía
de altos edificios, parques, cortadas,
bares, teatros y casas bajas.
Un pelotazo de un picado
me hace colear, y caigo serpenteando
por las barrancas de Belgrano,
me inunda tu perfume agreste y leonino de río.
Por tus pómulos me dejo caer
y me estaciono en tus labios rojos,
rojo noche Palermo, Corrientes, Recoleta.
Doy una vuelta a la manzana de tu cuello
y me deslizo suave por las curvas
de tus calles, silueta laberíntica,
me pierdo en Parque Chas,
entonces me tomo fuerte de tu mano
y vuelo a cien por Libertador,
y a veinte por San Telmo y Madero.
Cayendo la tarde me gusta recorrerla
con Gardel por el Abasto,
mitad shoping, mitad conventillo,
mitad muzzarella, mitad anchoa.
Luego sentarme con Borges a leer poesías.
Entrada la noche, bife y tinto por medio
charlar con Piazzola del chiquilín que lustra.
Y terminar en la madrugada con vos,
encaramarme en la erección del obelisco
y penetrar tus ocultas catacumbas.
En síntesis,
y por si no te queda claro,
estoy perdidamente enamorado de vos
mi mujer-ciudad-mujer,
¡Qué iluso!. Ojalá fueses solo mía
pero te amo tanto
que me permito y te permito
compartirte con tantos otros locos
que como yo te aman y te desean
y sé que a vos, mujer al fin,
te gusta y te enloquece saberte tan amada.
Hoy me dijo la maestra que voy a pasar de grado.
Que seguro en Navidad voy a recibir regalos.
Lo dijo mientras sus manos acariciaban mis brazos.
Yo sé que me vio llorando en la esquinita del patio.
Lo que pasa es que los grandes, los del salón del costado,
Se burlan de mi uniforme y mis zapatos gastados.
Pero no lloro por eso, ellos son maleducados.
Lloro porque mi uniforme parece cuestión de estado.
Mamá dice que la ropa, lo mismo que los zapatos
Debe comprarlos mi padre. Ellos están divorciados.
Porque no se quieren más, porque se ha perdido el lazo.
No les importa que yo me sienta tan amargado.
Si ni se fijan que estoy escuchando a cada rato
Malas palabras a gritos, amenazas de abogados.
Parece que estoy de sobra, que molesto en todos lados.
Cuando llegue Navidad y revise los regalos,
Me gustaría encontrar junto al árbol adornado
Un tren que me lleve lejos, y padres… para estrenarlos
Jasmin Rosario Almonte (República Dominicana)
Templo del silencio
Párpados cerrados y ensordecidos mis oídos, un mundo incierto en el abismo nebuloso de dudas.
Mi alma se estremece de inmensos latidos y estoy cansada en la espera.
Paso por el fuego del infierno lastimando mis pies, y voy a mi interior enmudecida.
Ráfagas de luces celestiales, observo desvelando El portal y contemplo la Nada
Danza en la tarde
Me levanto despacio, en el movimiento de mis pies empezó la melodía.
En giros flotamos y el toque erizo mi cuerpo, así seguí sujeta al aire de tu piel.
No quiero abrir los ojos, pues mundos diferentes gravitan a mi alrededor.
Estoy unida a ti, danzando descalza para guardar en la noche estos recuerdos.
No me sueltes en esta oscuridad que me arropa,
pon a brillar las estrellas y mi alma seguirá tu Luz.
Nelson Cruz Rodriguez (República Dominicana)
LECTIO
En los salmos hay una fuerte soledad, que solo soporta el espíritu en su nobleza.
Presencia ignorada del ser, que en leve roce deposita sus alas de oro inmaculado.
Liturgia solitaria en el espacio donde se refugia el alma y escucha ecos de Dios.
Horas de presencia angelical, dónde el libro abierto es luz que desborda sabiduría de lo alto.
En el instante que todo lo colma, surge el Verbo y la llama es presencia sagrada.
Despertar de la crisálida
Una gota de cristal se desprende de la hoja que duerme en silencio atrapada en su red, viaja a través de sus sueños deseando con sus alas de seda acariciar el viento en sus ansias infinitas.
Mira más allá de los espejos y trasciende al dejar su envoltura en el vuelo que olvida con el tiempo, su cuerpo se va esfumando en espacios ignorados y en sus colores otros resplandores la habitan.
Tiempo oscuro es su cárcel, llega puntual la hora de liberarse y es irrepetible
mariposa que surca horizontes y espacios al despertar.
Cantar a pesar del dolor de los olivos
y el invierno constante.
Desandar la calle que lleva a tu frente.
Buscar la otra orilla, el cuenco,
los cuentos de la infancia,
el bosque ,
las puntas de tus lagrimales.
Cantar, con el pecho cerrado y los ojos abiertos.
Al amparo del rayo de luz que se prende y anida...
Cantar como una mandarina que estalla
y desgaja sus soles pétalos brillante
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_ Psigmore Luigi (México)
MADRUGADA E INSOMNIO
Esta madrugada es sorda
oscuros espejos la chispa anuncian inexistente;
Escudera luz matinal se destella en el párpado,
en el cabello alborotado del desvelo impertinente.
Silencio maduro dando el paso en falso,
respirando la pronta luz del
amanecer...
¿cómo tener tanta palabra
y poema no grabado?
¿Con qué carne el insomnio marcará la tez?
Esta madrugada está ciega;
se torna sin pudor tiniebla que oculta los versos,
las sílabas oran, por llegar hasta el poeta.
Por ser dichas, por ver el azul del cielo!
Y es rastro de añejado vino el aliento amargo
de la boca,
y el galardón de la mañana.
Así la luna concluirá los hastíos y mascaradas,
dejando un torso apenas
de las horas.
HIMNO A LA MUJER
Se va coreando tu crimen y tu justicia diamantina,
nevado misticismo, corona rutilante!
Asombro del hombre: ¡tu mitología!
Pinceles humanos admiran tus artes.
En el Génesis, te paseabas con tu irrisoria molicie,
Hechura de omnisciente en el entendimiento.
En las porfías y los deslices,
vas airosa prodigando mansedumbre y tormento!
Acacias en el pecho,
bailando al ecuador
emperatriz de los trópicos alterando el reloj
y las taquicardias del tiempo!
¡tu cóncavo latente
es como el verso en aguamiel
ahogando las estaciones y sus intemperies
1 comentario:
¡Qué linmdo el Blog María Gabriela mIcolaucich!!!!!!!!!!!!!!!
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