LLUVIA
Lluvia
Lluvia acida
susurro de un horizonte
agujereado, vasta uniformidad
de rosas adyacentes,
vertedero donde los fetos claman justicia,
plaga de una noche descuartizada.
Lluvia
Lluvia acida,
ciudad sobre nuestra ciudad,
infección de siglos porvenir,
sonambulismo en nuestra sangre,
esta falleciendo la naturaleza.
Lluvia
Lluvia acida,
sendero de excrementos,
oraciones mutiladas por el olvido,
hay playas de huesos,
profanaciones de sueños.
Lluvia
Lluvia acida,
siameses son los frutos,
de golpe nos llega la bravura del tiempo
enjambre liquido diluyendo fronteras y espejos,
del planeta las huellas,
del hombre sus miserias.
Fausto Aybar
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miércoles, 13 de julio de 2011
miércoles, 6 de julio de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
DISTANCIA (CONTRA PUNTO DE ETERNIDAD)
DISTANCIA (CONTRA PUNTO DE ETERNIDAD)
PURA LOSADA
Distancia, no te noto distancia,
sólo gendarmes se atrincheran
en esta frontera. Paso revista a
mi aliento, y tú, distancia; revienta
entre mis entrañas, desparrama iconos
en esté verbo donde los miserables
ahondan su soledad.
Vuelvo y miro hacia el horizonte,
y tú, distancia; navega entres mis
mejillas de hombre desolado, arrulla
el ángel que anida en mis sueños,
revolotea entre arcabuces y espejos.
Respira la noche, distancia; los duendes
emergen de las partituras de los dioses.
Hay sombras cóncavas; distancia.
Y yo pretendo llamarte desde este
lenguaje defectivo, quizás prehistóricamente
devorado por fantasmas, incisivos los labios,
llamen y no responda, porque tu distancia;
en la soledad del sepulcro, pretende dividir
los cuerpos, mas no las almas.
Dedicado a mi amiga Pura Losada,
de la cual aprendí, que escribir no es un trabajo,
es una vocación. Mil gracias por tus enseñanzas
Fausto Aybar
14/12/2010
PURA LOSADA
Distancia, no te noto distancia,
sólo gendarmes se atrincheran
en esta frontera. Paso revista a
mi aliento, y tú, distancia; revienta
entre mis entrañas, desparrama iconos
en esté verbo donde los miserables
ahondan su soledad.
Vuelvo y miro hacia el horizonte,
y tú, distancia; navega entres mis
mejillas de hombre desolado, arrulla
el ángel que anida en mis sueños,
revolotea entre arcabuces y espejos.
Respira la noche, distancia; los duendes
emergen de las partituras de los dioses.
Hay sombras cóncavas; distancia.
Y yo pretendo llamarte desde este
lenguaje defectivo, quizás prehistóricamente
devorado por fantasmas, incisivos los labios,
llamen y no responda, porque tu distancia;
en la soledad del sepulcro, pretende dividir
los cuerpos, mas no las almas.
Dedicado a mi amiga Pura Losada,
de la cual aprendí, que escribir no es un trabajo,
es una vocación. Mil gracias por tus enseñanzas
Fausto Aybar
14/12/2010
HABLAR DE VOZ, HUMILLACION DEL ALMA
HABLAR DE VOZ, HUMILLACION DEL ALMA
Dijo la voz;
Yo soy el tiempo,
soy el tragaluz que centellea en el horizonte,
soy de la gota de agua, la única resistencia de la muerte,
mas nosotros, nómadas de las noches, yacíamos en
las laderas del silicio.
Dijo la voz;
Yo soy la carne,
soy el dolor de las almas perdidas,
soy hambre divagando entre tus labios,
mas como reptiles inmundo, poco a poco
devorábamos el futuro
Dijo la voz;
Yo soy la vida,
soy quien germina aunque el aliento fallezca,
soy el árbol que la blasfemia no toca,
tan solo soy el sedero donde germinan las luciérnagas,
mas nosotros redimidos nunca, humillados siempre.
Dijo la voz;
Yo soy el hombre,
el tiempo, la carne, la vida,
soy el arco iris de los ángeles caídos,
el eclipse que ahuyenta los lagartos,
mas en nosotros reventaran las palabras,
como lanza de verbos por nacer.
Fausto Aybar
Dijo la voz;
Yo soy el tiempo,
soy el tragaluz que centellea en el horizonte,
soy de la gota de agua, la única resistencia de la muerte,
mas nosotros, nómadas de las noches, yacíamos en
las laderas del silicio.
Dijo la voz;
Yo soy la carne,
soy el dolor de las almas perdidas,
soy hambre divagando entre tus labios,
mas como reptiles inmundo, poco a poco
devorábamos el futuro
Dijo la voz;
Yo soy la vida,
soy quien germina aunque el aliento fallezca,
soy el árbol que la blasfemia no toca,
tan solo soy el sedero donde germinan las luciérnagas,
mas nosotros redimidos nunca, humillados siempre.
Dijo la voz;
Yo soy el hombre,
el tiempo, la carne, la vida,
soy el arco iris de los ángeles caídos,
el eclipse que ahuyenta los lagartos,
mas en nosotros reventaran las palabras,
como lanza de verbos por nacer.
Fausto Aybar
martes, 3 de mayo de 2011
EN EL REGAZO, UNA GOTA DE SANGRE
EN EL REGAZO, UNA GOTA DE SANGRE
Se abren las puertas, infinitas son las sombras,
las cadenas revientan de tanto dolor, y puedo
oler esa gota de sangre que los siglos indeleblemente
han guardado.
Se abren las puertas, hay cruces oxidadas,
y caemos hincados frente a ti, es largo el sendero,
reflexivamente las oraciones nos consumen, y al parecer
navegamos entre los colores invisibles de tu silencio
Se abre el costado, brotan de nuestras espaldas
los recónditos hematomas del tiempo, las lenguas
carcomidas, no vomitan ecos, y en el regazo, una
gota de sangre hace emerger el llanto.
Se abren las puertas, los traidores no vuelven
de las sacros santas palabras, caen a sus pies las horcas
del ruin, no hay canto mudo del animal noble, solo la gota
que paulatinamente recorre nuestras memorias.
Fausto Aybar
Se abren las puertas, infinitas son las sombras,
las cadenas revientan de tanto dolor, y puedo
oler esa gota de sangre que los siglos indeleblemente
han guardado.
Se abren las puertas, hay cruces oxidadas,
y caemos hincados frente a ti, es largo el sendero,
reflexivamente las oraciones nos consumen, y al parecer
navegamos entre los colores invisibles de tu silencio
Se abre el costado, brotan de nuestras espaldas
los recónditos hematomas del tiempo, las lenguas
carcomidas, no vomitan ecos, y en el regazo, una
gota de sangre hace emerger el llanto.
Se abren las puertas, los traidores no vuelven
de las sacros santas palabras, caen a sus pies las horcas
del ruin, no hay canto mudo del animal noble, solo la gota
que paulatinamente recorre nuestras memorias.
Fausto Aybar
jueves, 21 de abril de 2011
jueves, 17 de marzo de 2011
martes, 8 de marzo de 2011
SILENTE ORACIÓN (POEMA)
SILENTE ORACIÓN
Solo,
arrodillado, la madera no hiere mi llanto,
cuatro lunas de cristal, gotas de sangre que
traspasan la historia, ya no hay costillas que
pretendan estremecer el olvido.
Solo,
desnudo, las oraciones vuelven del sendero
inequívoco de estos labios nauseabundos, vuelvo
la mirada a mis sombras mas cercanas,
y puedo oler en la oquedad tu presencia.
Solo,
sin mas de dos silabas, ángeles
atrapados en el vitral, hostias diluidas
en las espesas lenguas de una noche sin final,
preámbulo de una lagrima, estación del amor.
Solo,
arrodillado, desnudo, cuantificando
plegarias, desenterrando dudas, crónicamente
el reloj duerme, los ademanes se confunden, y vuelvo
la mirada hacia el madero, y una luz me perfora el alma.
Fausto Antonio Aybar.
DIALOGO ETERNO ( HOMENAJE A DOÑA PURA ) DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
DIALOGO ETERNO
In memoria (Maria Purivina Rosario)
Doña Pura
Amiga por siempre.
Sabes vieja, misión cumplida,
no hay letargo que pueda atrofiar
las nobles quimeras de tus sueños,
sólo hay luz por el sendero donde
transitan las palabras.
Sabes vieja, el coche va partir,
y yo estoy sumergido en un
dialogo tan extenso como el amor,
tan profundo como Dios.
Sabes, están retoñando arco iris
en las tiernas planicies de tus manos,
un gotear de rocío besa la ternura
que brota entre tus labios.
Sabes vieja, los robles te llaman,
el corazón del tiempo palpita
entre las plegarias de un horizonte
repleto de sonrisas, y yo pretendo dialogar
eternamente contigo, mientras las nubes se abren,
y tú, a la distancia, me dice adiós.
Fausto Aybar
5/2/2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
miércoles, 29 de diciembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
DE LUZ Y DE AMOR
DE LUZ Y DE AMOR
Tierra de luz,
semilla redentora,
raíz revestida de bondad,
y tú, madre, tronco fuerte,
legado indeleble de mis sueños,
armazón que sostiene mis recuerdos,
vientre tocado por Dios.
Y yo, el fruto de tu amor,
la palabra esparcida entre los labios
de un tiempo perfecto.
Tierra de luz,
manos de Dios,
senderos de flores y mariposas.
Y tú madre, viento sutil,
viento que ahuyenta los temores,
viento que nos abriga de honor y humildad.
Y yo, la huella que se esparce entre tus ojos,
el eco que abunda entre tus labios.
y tú, madre, y yo, hijo,
y esté universo de estrellas y amor.
A la Memoria de Mamá Fica.
Que fue raíz, tronco y madre
2/11/2010
Fausto Aybar
Tierra de luz,
semilla redentora,
raíz revestida de bondad,
y tú, madre, tronco fuerte,
legado indeleble de mis sueños,
armazón que sostiene mis recuerdos,
vientre tocado por Dios.
Y yo, el fruto de tu amor,
la palabra esparcida entre los labios
de un tiempo perfecto.
Tierra de luz,
manos de Dios,
senderos de flores y mariposas.
Y tú madre, viento sutil,
viento que ahuyenta los temores,
viento que nos abriga de honor y humildad.
Y yo, la huella que se esparce entre tus ojos,
el eco que abunda entre tus labios.
y tú, madre, y yo, hijo,
y esté universo de estrellas y amor.
A la Memoria de Mamá Fica.
Que fue raíz, tronco y madre
2/11/2010
Fausto Aybar
sábado, 23 de octubre de 2010
OTRA VEZ, CIENFUEGOS
OTRA VEZ, CIENFUEGOS
Vuelven a revolcarse las ánimas aquí en Cienfuegos,
el siervo que era de Dios, ahora va rumbo al infierno, sus manos
han marchitados las primeras rosas de Abril, sus labios
han infectados de fantasmas las fantasías de los niños de Cienfuegos.
Corren despavoridas las oraciones, él se atrinchera en su larga e incisiva mentira,
Cienfuegos reclama justicia, el púlpito asombrado llora,
la carne desgarrada rebota como eco en el crucifijo dormido.
Hay unos barrotes hechos de gritos para el infractor, no hay más
condena que excomulgarlo. Es aquí Cienfuegos, tierra de nadie,
caverna llena de excrementos. El violador insinúa perdón, los niños
caminan despalda al sol; es tanta la inmoralidad, que los versículos
atónitos desfallecen, mas el siervo, emerge en su plumaje de cuervo.
Vuelve el dolor a las calles de Cienfuegos, vuelve Cienfuegos a la mudez
dilatada de las noches.
Fausto Aybar.
Vuelven a revolcarse las ánimas aquí en Cienfuegos,
el siervo que era de Dios, ahora va rumbo al infierno, sus manos
han marchitados las primeras rosas de Abril, sus labios
han infectados de fantasmas las fantasías de los niños de Cienfuegos.
Corren despavoridas las oraciones, él se atrinchera en su larga e incisiva mentira,
Cienfuegos reclama justicia, el púlpito asombrado llora,
la carne desgarrada rebota como eco en el crucifijo dormido.
Hay unos barrotes hechos de gritos para el infractor, no hay más
condena que excomulgarlo. Es aquí Cienfuegos, tierra de nadie,
caverna llena de excrementos. El violador insinúa perdón, los niños
caminan despalda al sol; es tanta la inmoralidad, que los versículos
atónitos desfallecen, mas el siervo, emerge en su plumaje de cuervo.
Vuelve el dolor a las calles de Cienfuegos, vuelve Cienfuegos a la mudez
dilatada de las noches.
Fausto Aybar.
ANGELITO
ANGELITO
Se rompe el silencio, la muchedumbre corre infaustamente,
de pólvora hay sueños infectados, la balacera es intensa, los narcos,
como los policías obvian las treguas. En sus oficinas de
estatuas de yesos, los burócratas siguen intentando llenar
el crucigrama de la equidad. Vuelven a rechinar las balas; rechinan en los
tejados, en los adoquines, en las almas agraviadas. Hay gritos
carcomiendo vorazmente la ciudad, mas esta impunidad ahoga
paulatinamente nuestros sueños.
Y corren los perros, se trepan los gatos, las calles vacías, un charco
de sangre, un cuerpo que yace de cara al sol. Sí, es tiernamente inocente,
es lagrima brotando de la virgen herida, es sonrisa desvaneciéndose
en el llanto. ¡Oh¡ es Angelito, niño querido,
quien ya sabía, leer y escribir.
En memoria a Ángel Ascencio Berroa
Que a sus 6 años nos deja la triste reflexión,
Somos caverna o sociedad.
Se rompe el silencio, la muchedumbre corre infaustamente,
de pólvora hay sueños infectados, la balacera es intensa, los narcos,
como los policías obvian las treguas. En sus oficinas de
estatuas de yesos, los burócratas siguen intentando llenar
el crucigrama de la equidad. Vuelven a rechinar las balas; rechinan en los
tejados, en los adoquines, en las almas agraviadas. Hay gritos
carcomiendo vorazmente la ciudad, mas esta impunidad ahoga
paulatinamente nuestros sueños.
Y corren los perros, se trepan los gatos, las calles vacías, un charco
de sangre, un cuerpo que yace de cara al sol. Sí, es tiernamente inocente,
es lagrima brotando de la virgen herida, es sonrisa desvaneciéndose
en el llanto. ¡Oh¡ es Angelito, niño querido,
quien ya sabía, leer y escribir.
En memoria a Ángel Ascencio Berroa
Que a sus 6 años nos deja la triste reflexión,
Somos caverna o sociedad.
ENTRE LLANTOS
ENTRE LLANTOS
Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron mas que fantasía, carne .
El canal vertía sueños, Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.
Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas,
mas Tito seguía flotando en este cementerio liquido, Cienfuegos ardía de
dolor, la madre en estado de transe, gritó; ¡oh diosito!, devuélvemelo, que
hace frío y esta desnudo.
Fausto Aybar
Nada humano me es ajeno. (Terencio)
Aquí en Cienfuegos, donde los niños corren descalzos, donde
las ratas son los amuletos de los indigentes, el tiempo parece estancarse
en las risas rancias de unos ángeles, que olvidaron el lenguaje de Dios, que fueron mas que fantasía, carne .
El canal vertía sueños, Tito buscaba mil excusas para enredarse en sus aguas,
iba y venia precozmente en sus olas mansas, pero de repente, el canal abrió su
boca y Cienfuegos quedaba inundado de llantos.
Las casas parecían cansadas, los caminos se vestían de polvo. La madre
inconsolable; gritaba al viento, las lágrimas brotaban de aquellas pupilas inéditas,
mas Tito seguía flotando en este cementerio liquido, Cienfuegos ardía de
dolor, la madre en estado de transe, gritó; ¡oh diosito!, devuélvemelo, que
hace frío y esta desnudo.
Fausto Aybar
Nada humano me es ajeno. (Terencio)
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