RUMBO A LA MAR.
Rumbo a la mar,
va el amigo pescador
Joan,
cabalgando sobre una
estela de sueños invisibles,
va rumbo hacia un
horizonte donde los misterios
dejaron varado sus
misterios.
Rumbo a la mar,
va el amigo pescador
Joan,
va rumbo a la última
batalla de las estrellas,
perpetuo vigía de la
insolada desolada vastedad,
réquiem de luciérnagas
desovando en el vientre de la utopía.
Rumbo a la mar,
como jinete desbocado, como quijote alado,
va el amigo pescador
Joan, peñasco de un amanecer
preñado de yodo y sal,
recodo del llanto insular.
Aliento bravío,
cardumen visceral del otrora varón del mar.
Va rumbo a la vida
o quizás a la muerte,
a la muerte buscando
la vida,
grita el mar su nombre
de héroe indómito,
cantan las sirenas al
verlo llegar.
Rumbo a la mar,
va nuestro amigo el
pescador Joan,
va tras el último
eslabón que permuta en la oscuridad,
tras el arcoíris que
hiere la liquidez del silencio,
va rumbo a la
resucitada paz.
De la cercenada noche,
vuelve, mi amigo el
pescador Joan,
vuelve del rumor de
las olas, a su cubil de escamas.
Vuelve del fluir de las
rosas saladas,
del aullido inmolado
de los dioses de la nada,
vuelve como polvo de ángel en busca del
olor de la tierra mojada.
Fausto Antonio Aybar Ureña.
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