Cuando lo conceptual, estético, sensible, creativo y humano se conjuga en un poeta, podemos decir que la poesía como madre de todo lo creado ha dado a luz la palabra redentora, ha gestado la inmortalidad, por tal razón evoco a la poeta soviética Shainko al decir: "los poetas no mueren, se van" porque el poeta argentino Marcos Silber no ha muerto, su soplo de vida esta al lado del viento encarnando a los poetas de ayer, de hoy y mañana, encarnando el lenguaje de una humanidad que resiste a morir de asombro, encarnando una naturaleza que solo quiere ver en los ojos del hombre una fuente de bondad. Hurgar en el mundo poético de Marcos Silber es como nacer en la infinita sobriedad de un lenguaje que pide a grito un hombre nuevo, con un verbo nuevo, es como nacer en su humanidad. Pero para conocer al poeta hay que conocer sus textos. Por tal razón el blog Espejos y Sombras en memoria a su incólume trayectoria deja a todos sus lectores algunos poemas para degustar y reflexionar.
MARCOS SILBER POETA ARGENTINO (1934-2021)
1911
Lo veo.
Desde la borda del poema lo veo.
Catorce años tiene el que va a ser mi padre.
Viene en “Arlanza”. No me ve.
No tiene rostro la tierra que lo espera.
Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Helado trae el dibujo de la letra.
Oigo el naufragio de sus vapores de adentro
y su silencio me da garrotazos por la cabeza.
Grandotas tinieblas le bailan alrededor.
Duele el frío sobre la cubierta.
El muchachito no me ve pero me dicta:
“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,
y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.
Una palabra de lana vuela hasta su cuello,
otra de abrigo desciende sobre sus hombros.
No lee ni escribe el que va a ser mi padre.
Respira un verde aire de consuelo
cuando me sueña escribiendo
en su sueño de más felicidad.
Y se detiene el que será su forzado carro de labor
para dictarme: apunte, hijo,
la palabra “trabajo y “techo” y “cama” apunte
y también “sopa de pollo
con sus flotantes monedas de oro”.
Lo veo. No me ve.
Le oigo: “tome la mano, hijo,
guíela,
escribamos”.
MI GATA
Ama la poesía.
Acude al susurro de la pluma
y se echa lista para oírme.
Iza la cola si aprueba;
baja los párpados cuando no.
Ama la poesía la tierna putita
meretriz del burdel de los felinos.
La leo:
"es en vano,
no sobreviviré a ninguna de mis palabras;
la carroza del tiempo me cargará
y llevará lejos de ahora
para dejarme donde todo es nada y vacío."
Me mira
mi gata que ama la poesía.
Sólo me mira.
De sus ojos
bajan lágrimas de humano color.
Alegorías
Cuando escribo “ellos”
aparece el retrato de mi gente.
Si digo “derrota”
es porque nos cruzamos sin advertirnos.
Apunto “fuego”, para regresar
a la caverna donde recuperar mi sombra.
Copio “partidas” y se oye
el aullido negro de perros abandonados.
Subrayo “juego” y bajan colores
y más colores para batir a la niebla.
“Mesa” descubre un jardín de sublimes porcelanas.
“Sueño”, señala a la gigante bestia que baila feliz.
“Lilas”, se ofrecen para que las lleve al poema.
Cuando anoto “tranvía “acude el temblor
de una emoción de olas que no ceden.
“Abuelo” se presenta para que descubra
el desconocido rostro de su voz.
Y si dibujo el nombre de mi amada
será la rendición de los enemigos;
a saber: la soledad, la zozobra,
y la perversa lámpara
que me alumbra la puerta de salida.
Se van a quedar así, eternas en estante biblioteca
como desde un mirador a la nada?
(No se hagan las distraídas). Saben que
en la noche de algún día, la recaudadora de vida
va a llegar, me bajará del elenco
y cargará hasta el hoyo final.
Pan para la boca del recuerdo, cosas y cositas
(no se hagan las distraídas) lejanas, impasibles,
oyen el negro golpe de la llamada, y van a quedarse?
Así, muerto de aburrimiento el acero virgen
de cuchillos decorativos?
Así, el tiburón de jade que sueña
con la ballenita de los ojos de almendra?
Así, el trofeo- deportivo-
de cuando mi topadora corporal iba, sólo iba?
Así, las pipas de los humos que el viento se llevó?
La cajita -madera raíz de árbol memorioso-
guardiana del rizo dorado de?...
Así, la torrecita biznieta de la abuela Eiffel?
Cosas y cositas (no se hagan las distraídas)
se van a quedar así, sin una queja, un alboroto
de resistencia, un corte de ruta?
Así, desertoras, mirando para otro lado?
Y usted, Don Fernando Pessoa –mudado a retrato–
(marco de plata, qué menos).
Es posible, pregunto, ni una arruga de ceja suya,
ni un guiño para este pagano?
Este yo que lo veneró, este devoto de cada otro suyo.
Usted también Don Fernando?
Usted también?
No dejes de escribir
En la última carta me decía
no te arborices. Eso me decía,
no te disperses.
Enfila los soldaditos de tu factoría
en dirección del mar
hasta la boca de la ballena habladora.
No te distraigas me decía,
no te salgas de la inquietud, eso me decía
no te apartes del cuenco
donde se cocinan las perlas del mago
y la voz de tu amada.
No te duermas me decía,
no te alejes de la luz, eso me decía,
la que da en la frente de la sagrada palabra.
No abandones la marcha
la del felino que marca la cadencia.
Resulta tan escaso
el aire que resta en los pulmones…
Eso me decía.
El día la vida recién comienza.
También la muerte la noche.
La Pequeña Fraülin Martina
Abuelo Klaus jura:
No sé, no recuerdo, no vi.
Irresistible el cielo del azul de sus ojos
como el cielo de Baviera.
(Es azul el cielo de Baviera? )
Inevitable el azul de su mirar
como el aire de la mañana de Baviera.
(Es azul el aire de la mañana de Baviera?)
Fraülin Martina trae azules desde las fuentes
de aguas de azules Danubios
en los ojos de abuelo Klaus
con quietud de vacío de bosques azules
clamoroso de azules vocecitas
de niñitos azules con ojos de cielo de Baviera.
(Es azul el cielo de Baviera?)
Lleva mudo los ojos el abuelo Klaus
helado el azul de ver mieditos
y tinieblas azules
del otro lado de las alambradas
sobre la escena del ayer de atrás..
Fraülin Martina sonríe
y se ilumina su inocencia azul
como el azul del cielo de Baviera.
(El cielo de Baviera es azul?)