Preámbulo
Ven tócame, pero despacio
porque hay llagas todavía
habitando en mi piel,
porque hay residuos de fantasmas
borbotando entre mis ojos.
Si, tócame, galopemos
como centauros más allá
de la divina placidez de los sueños.
Ven tócame, con la sutileza labradora
de algunas luciérnagas abofeteadas por
las noches, tócame despacio,
espera que el cíclope duerma, que
las lentejuelas ahuyenten los relámpagos,
pero ven, tócame, silbemos, cantemos
entre las cruces de estos cementerios
que aun ríen al tiempo.
Tócame, corróeme, habítame
Sí, hazlo, pero despacio, porque
no hay sueños preconcebidos que
alumbran la negritud del alma.
Ven tócame, llévame hacia ese
abismos donde se bifurca,
lo dialéctico, lo nostálgico,
pero ven vestida como ángel de alas rotas
Fausto Aybar
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jueves, 8 de julio de 2010
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