EL RECORRIDO II (MICRO-RELATO)
Tan larga, largamente amarilla, ya no son mis piernas
que la siguen,
son mis ojos, siento el respirar de ellos, tras de mí,
tras de ella,
un olor denota
ciertas incongruencias en mis axilas.
De curva en curva la
siento cercana, habitante endémica del asfalto.
Y de momento me a
guarezco entre los árboles.
Ella sigue ahí, mientras los demás duermen sus siestas,
recopilan dilema en contubernio con el estrés; no puedo para,
la sigo, veo entre sus porosidades mis dilatadas
memorias.
Y ellos, tal vez de tras, tal vez dormido, pero yo sigo
huyendo de la sombra
que me persigue, aquella, la cual habita en ellos.
Fausto Antonio Aybar.
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