LOS AMOS
El
susurro del viento
que vegeta sobre el bohío,
los aplausos de las castañas
sobre el tejado;
que vegeta sobre el bohío,
los aplausos de las castañas
sobre el tejado;
los amos se fueron a dormir.
Un futón semi inclinado,
frente a nosotros desfilan luciérnagas y grillos,
parece como una fiesta de colores
en el último peldaño del abismo;
los amos se fueron a dormir.
Allá donde se pierden las sombras
he divisado otras sombras,
salamanquesas atrapando mosquitos,
arañas tejiendo su muerte;
Un futón semi inclinado,
frente a nosotros desfilan luciérnagas y grillos,
parece como una fiesta de colores
en el último peldaño del abismo;
los amos se fueron a dormir.
Allá donde se pierden las sombras
he divisado otras sombras,
salamanquesas atrapando mosquitos,
arañas tejiendo su muerte;
los amos se fueron a dormir.
La noche en su delirio
vomita sincronizadas nebulosas,
en las madrigueras un sinfín
de mutaciones acorrala el mugir
de los fantasmas;
los amos se fueron a dormir.
DESPUÉS DEL RELÁMPAGO
Miro hacia el cañaveral, mas sombras no veo,
disparo a disparo se aglomeran los sueños
en la sangre, repiquetean en los tejados
las invisibles lluvias de Diciembre.
Un camino angosto que dilata en nuestras huellas,
que se posa en el eco de unos niños moribundos.
en la sangre, repiquetean en los tejados
las invisibles lluvias de Diciembre.
Un camino angosto que dilata en nuestras huellas,
que se posa en el eco de unos niños moribundos.
Siento el reír de los fantasmas,
andanadas de gritos trepando sobre el bohío
de grietas, los vientres se llenan,
de hojas, se visten las ninfas,
y vuelvo a mirar hacia el cañaveral
mientras los cuerpos se arremolinan,
se agigantan, sobre esta cruz de metal.
andanadas de gritos trepando sobre el bohío
de grietas, los vientres se llenan,
de hojas, se visten las ninfas,
y vuelvo a mirar hacia el cañaveral
mientras los cuerpos se arremolinan,
se agigantan, sobre esta cruz de metal.
Y si al mirar a los espejos,
hay grutas pardas y homicidas,
labios inundados de óbitos,
retenes de utopías sin flores.
Es que el tiempo, no es tiempo,
somos nosotros.
hay grutas pardas y homicidas,
labios inundados de óbitos,
retenes de utopías sin flores.
Es que el tiempo, no es tiempo,
somos nosotros.
Fausto Antonio Aybar
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