Deby Mayol
LIMOSNA
"El silencio se afina como un hilo de plomo
escribe oscuridad
y con la misma tinta escribe hambre"
Laura Yasan
El silencio es como un martillo
ante el hambre
que perfora
y cae
en un saco hueco.
Dignidad fusilada,
el mendigo solo calla
solo sufre
solo implora.
Con los pies asperjados de barro,
su trémula mano extendida
y un semblante aciago
emula a Cristo
desde la puerta de la
iglesia.
Una niña rostro de eucaristía
ofrece un pedacito de pan
mientras sus pies de gacela
pintan el arco iris.
El silencio ahora se viste de gracia
y un mar de lágrimas
lo limpia de tanta indiferencia
de tanta hipocresía
mientras el santo de lejos, mira.
Sandra Gudiño
(Argentina)
Si fuera un árbol
me tiraría a la
sombra
por la siesta
con un libro que no aburra
o bajaría de la rama más alta
con maña de gato
el viento entre los dedos
en la boca una rata.
Si fuera una casa sería
ciega
el dolor es endémico en la vida.
Si fuera una puerta
verde
miraría al este no
tendría cerradura.
Pero si fuera una ventana
tendría la forma de una pupila
el mundo entraría a chorros
sin importar la hora.
Si fuera un verso
tendría la irreverencia
de cuatro palabras:
este poema no existe.
Me miro los pies
pienso en el siguiente paso
si fuera ese paso
avanzaría.
María
Palitachi (República Dominicana)
Es
niña
Desperté
con un grito a la vida
es
niña
anunció
la matrona
Me
transformaron en artesana
perdiendo
entre los escombros
las
imágenes de un pasado
Bajo
la seducción de la luna
la
reclaman de nuevo
es
mujer
diáfana
y cristalina
llena
de zumbidos e inquietudes
que
estallan en fragmentos
de un
pasado
Antes
de la niñez
era
una simple trovadora
desafiando
el infinito y
poblando
esqueletos de otras vida
Renazco
con las palabras
es
otra niña
donde
la muerte se evapora
y
reaparece con el llanto y grito
de lo
que fue
era
niña.
Mónica
Fazzini (Argentina)
Nieve
íntima
Vengo
del fuego
de un día feroz.
Saboreo, por fin,
el gusto a lo familiar:
el vendedor de flores,
el sobresalto del perro tras la reja,
los graffitis cifrados,
mi puerta.
Entro
y advierto
unas aves blancas en el patio.
Greta
no me recibe con sus maullidos,
es una esfinge de diosa egipcia.
Fija su vista en el tiempo suspendido.
Me incita a detenerme en medio del día.
Salgo
al patio,
me acaricia la levedad.
Abro las palmas al milagro.
No puedo dejar de sonreírle al cielo
y a esta nieve íntima que se me ofrece.
Maria
Cristina Chiama (Argentina)
Poemas
de bolsillo
A
veces sucede
que me
retienen
por descuido
ciertas
hamacas vencidas
no sé
tal vez
este
apego
al
borde de los nidos
a toda
posibilidad viajera
a veces
pasa
que las cosas
se
retraen en mis ojos
con un
olor
de tierra y agua
y
vuelvo a demorarme
entre
el mimbre gastado
y la
serenidad de la madera
yo sé
que por descuido
no
siempre
pero de tarde.
Veronica Ruscio
(Argentina)
RING
El
estadio es una hoguera.
Osvaldo Principi
De los fornidos cuerpos, caen las batas.
¡Señoras y señores, toca la campana!
Él en un rincón y ella en el otro.
Se miden, dan unos pasos, arman círculo.
Se han dicho tantas cosas en la semana.
Te voy a partir la cara el sábado.
Te voy a ver arrodillada pidiendo más.
La tensión está en el aire.
Los contrincantes se huelen y se acercan.
Ella alarga el brazo.
Él hace un juego de cintura
que ni Nicolino Locche.
No tienen ni un pelo de miedo los muchachos.
Se desafían igual que en la semana.
El silencio lo ha invadido todo.
Lo único que cuenta es este cuadrilátero.
Y, de un momento a otro,
comenzará el ataque.
Ella amaga ir a la boca, pero va al pecho.
Él aguanta el duro golpe y va girando.
Baja la mirada. Encuentra un punto flaco
y va con fuerza con la derecha.
Seguramente le valdrá unos buenos puntos.
Las piernas bailan
se entrecruzan, van y vienen.
Los músculos firmes se marcan en la lucha.
El cuerpo entero, bañado de sudor.
La respiración, agitada.
La carne de una choca
contra la del otro.
Los embates son cada vez más duros.
Qué gancho, por favor.
¡La sangre hierve!
Él mueve una vez más la cintura.
Entra y sale, sus descargas
no se detienen.
Ella se viene. ¿Podrá el morocho?
Pero qué golpe mortal, señores.
Miren las piernas de ella,
son tan fuertes.
Qué buena parada tiene la campeona.
¡Quema, quema, quema!
Pero atención, señores,
¡que ambos pugilistas han caído!
Han quedado tendidos en la lona.
El final es inminente.
Gran suspenso.
Pasan uno, cinco, ocho segundos.
¡Acaba, acaba!
¡Se termina!
¡Diez segundos! ¡Diez segundos!
Ninguno de los cuerpos ya se mueve.
¡Nocaut, señores, nocaut!
¡Nocaut doble!
¡Y qué magnífica pelea!
Sin luna
En las tinieblas vacías
de la soledad sin luna
el reflejo de mi
sombra
se trepo por tu nube
la cerrazón del sentir
se escondió bajo el crespúsculo
y el silencio navego
por las lagrimas de la aurora
en el centro de mi espíritu
sumergieron las punzadas
que pronunciaban
aullidos repetidos
entre lamentos
y una aurora remota
con chispazos prohibidos
afloraba en el umbral enigmático
de mis tormentos
oculte recuerdos anónimos
en el viento
y una pizca se asomo
sobre el futuro
camine sobre el
paisaje de tu memoria
sentí tu corazón tan
remoto, tan apartado
que mi presencia se
hizo fugaz en tu historia
resonaron tus ojos en
mi pecho
y flores secas cayeron
sobre mi ausencia
Flora Levi (Argentina)
Diarios viejos
La caña del baldío
el hilo del matahambre
Y de tu bolsa de
costura cinta para la cola
te acordás?
Le digo a la foto en
la mesa de luz
el silencio es azul y
llora.
8AM
Impune
atravesó la puerta
me tapo la boca
se sentó en la cama
me apunto y dijo
si gritas te mato
y yo grité
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