HABLAR DE VOZ, HUMILLACION DEL ALMA
Dijo la voz;
Yo soy el tiempo,
soy el tragaluz que centellea en el horizonte,
soy de la gota de agua, la única resistencia de la muerte,
mas nosotros, nómadas de las noches, yacíamos en
las laderas del silicio.
Dijo la voz;
Yo soy la carne,
soy el dolor de las almas perdidas,
soy hambre divagando entre tus labios,
mas como reptiles inmundo, poco a poco
devorábamos el futuro
Dijo la voz;
Yo soy la vida,
soy quien germina aunque el aliento fallezca,
soy el árbol que la blasfemia no toca,
tan solo soy el sedero donde germinan las luciérnagas,
mas nosotros redimidos nunca, humillados siempre.
Dijo la voz;
Yo soy el hombre,
el tiempo, la carne, la vida,
soy el arco iris de los ángeles caídos,
el eclipse que ahuyenta los lagartos,
mas en nosotros reventaran las palabras,
como lanza de verbos por nacer.
Fausto Aybar
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