EL OLVIDO.
No sé qué pasa,
pero algo se me ha olvidado, comienzo a repasar desde que me desperté, tengo la
mala costumbre de tomarme el café antes de cepillarme, al parecer no fue eso
que se me olvido, o tal vez fue el zumo para combatir los parásitos, pero no
fue eso porque tengo el sabor a ajo en la boca todavía, tengo la certeza de que
algo se me ha olvidado, es posible que haya sido la pastilla para controlar la
presión arterial, o es posible que no. Bueno, comienzo a contar las pastillas del
estuche, la contabilidad no me cuadra, pienso, que desde el día 15 al 22 son
siete días, o cuidado sin son seis, pero si lo incluimos los dos puede ser que
sean ocho, lo que es seguro que a mi parecer no la he tomado, pero mi
subconsciente me arroja otra repuesta, estoy confundido, me detengo, hago un
análisis minucioso. ¡Por fin encuentro el camino para salir de este laberinto!
es el vaso de agua, porque cada pastilla debe ir acompañada de un vaso de agua,
entonces si no me he tomado el vaso de agua no he tomado la pastilla, pero si
se me olvido tomarme el vaso de agua al momento de tomarme la pastilla, pero
por Dios, porque joder tanto con la pastilla y el bendito vaso de agua. Lo
cierto es que, Esteban no acertaba con una repuesta lógica, y termino concluyendo
con algo que había leído de alguien que no recordaba, que decía más o menos;
que la gran virtud de la memoria es el olvido. Y volvió a preguntarse si se
había tomado la pastilla que olvido tomarse, que por cierto según él se la
había tomado, mientras se oían los ronquidos en toda la casa.
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